nº 1.008 - 27 de junio de 2024
«La Asesoría Jurídica tiene que contar con la flexibilidad y la capacidad de respuesta necesarias para atender numerosos requerimientos de muy diversa índole y complejidad»
Francisco de Borja Rodríguez García. Director Corporativo de Asesoría Jurídica de Grupo Azvi
Francisco de Borja Rodríguez García es Director Corporativo de Asesoría Jurídica de Grupo Azvi, grupo centenario y andaluz de empresas, especializado en la promoción, construcción, explotación y mantenimiento de infraestructuras y servicios públicos, con más de 6.800 empleados y presente en más de diez jurisdicciones en todo el mundo. Especialista en Derecho Mercantil, destaca su experiencia en el ámbito de financiaciones corporativas y de proyectos, fusiones y adquisiciones y gobierno corporativo. Ostenta además la condición de Vicesecretario No-Consejero de la sociedad matriz de Grupo Azvi.
«Las públicas obras son, en muchas ocasiones, proyectos muy complejos técnicamente, sujetos a grandes incertidumbres hasta el momento en el que la obra se empieza a ejecutar»
«La Inteligencia Artificial constituirá una herramienta relevante para el abogado en todo lo que se refiere a análisis de grandes cantidades de datos e información contractual»
¿Cuál ha sido su trayectoria profesional hasta llegar a ser Director Corporativo de Asesoría Jurídica de Grupo Azvi?
Finalizada mi doble licenciatura en Derecho y Administración de Empresas por la Universidad Antonio de Nebrija, me incorporé en 2010 a Garrigues, concretamente al Departamento Mercantil de la oficina de Sevilla, donde, sin perjuicio de proyectos de carácter transversal y general en materia de Derecho Mercantil, fue en derecho financiero y bancario, capital-riesgo, fusiones y adquisiciones y gobierno corporativo donde acumulé mayor experiencia, teniendo la oportunidad de participar en proyectos relevantes y retadores. En 2018, tras ocho años de trayectoria profesional, decido dar el salto a la asesoría jurídica de empresa, incorporándome al Departamento de Asesoría Jurídica de Grupo Azvi, prestando apoyo especialmente a la división concesionaria del Grupo en importantes proyectos internacionales. A partir de dicho momento, y en un lapso de seis años, se produce mi promoción interna en sucesivas posiciones dentro del Departamento, hasta ser nombrado Director Corporativo el 1 de enero de 2024.
Los grupos empresariales tienen unas particularidades y complejidad que los diferencian del resto de entidades mercantiles. ¿Qué retos conlleva para la asesoría jurídica y cómo los afrontan?
Los grupos empresariales implican la concentración, bajo una misma unidad de decisión, de un gran número de actividades y objetos sociales, algunos más conexos y relacionados y otros más dispares. En el caso de Grupo Azvi, tenemos por un lado a la división de construcción (en su muy diversa dimensión, como proyectos ferroviarios, obra civil o edificación), la división concesional (tanto de infraestructuras como de servicios educativos, logísticos, urbanos y medioambientales), así como empresas de transporte y mantenimiento ferroviario, entre otras; y todas las referidas actividades, a su vez, en múltiples jurisdicciones.
En el contexto descrito, el Departamento de Asesoría Jurídica tiene que contar con la flexibilidad y la capacidad de respuesta necesarias para atender numerosos requerimientos de muy diversa índole y complejidad. Para ello, hemos llevado a cabo unproceso de diversificación interno, buscando igualmente la especialización dentro de nuestros equipos jurídicos, tanto por materia como por jurisdicción, acompañando a los equipos de negocio cada vez más desde la génesis de los proyectos.
A lo anterior se suman las características propias de su core bussines, en este caso el sector ferroviario. ¿Cuáles son las principales casuísticas de los expedientes que tramita su departamento?
Dejando a parte los procesos de análisis de riesgos y revisión de contratos previos a su formalización, a nivel de expedientes durante la ejecución de los proyectos destacan los procesos administrativos asociados a modificados de obra, solicitud de suspensiones, solicitud de reequilibrios y revisiones de precios (últimamente asociados al incremento extraordinario de precios de las materias primas) y, asimismo, una vez finalizados los contratos, es habitual las reclamaciones por los sobrecostes experimentados durante la obra por retrasos no imputables al constructor, así como la reclamación de intereses de demora por retraso en el cobro de certificaciones y facturas.
Dada la interconexión clara entre los ámbitos técnico y jurídico en sectores como en los que Grupo Azvi opera, nuestra división constructora cuenta igualmente con un Departamento de Riesgos y Gestión Contractual, compuesto por ingenieros con amplio bagaje en materia contractual, que sirve de correa de transmisión entre tales planos, y con el que Asesoría Jurídica trabaja estrechamente para asegurar una cobertura integral de cada expediente.
Otra característica de Azvi es su dimensión internacional. Entre otros muchos ejemplos podemos citar que está presente en importantes proyectos ferroviarios, como los tramos 3 y 5 del Tren Maya, el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec o el Tren Interurbano México-Toluca, en México, las remodelaciones de túneles ferroviarios en Bergen, Noruega, o el contrato para el transporte ferroviario de mercancías en Uruguay. Son evidentes retos técnicos, pero también jurídicos ¿no?
Absolutamente. La exigencia jurídica en los ejemplos que cita está a la altura de los retos que, en el resto de planos, han supuesto tales proyectos, habiéndose superado hasta la fecha todos ellos de forma satisfactoria. Ha de tenerse en cuenta que en cada uno de esos proyectos debe coordinarse los intereses de un gran número de agentes intervinientes, desde el cliente (público o privado), pasando por los socios del proyecto, los subcontratistas, financiadores y otros grupos de interés. Cada uno de ellos requiere de su correspondiente relación contractual, íntimamente ligada y correlacionada con los demás operadores que intervienen en el proyecto. Y a ello se le une la componente internacional, toda vez que una parte muy significativa de nuestros proyectos estructurados se ejecutan hoy día en el extranjero.
Un cliente importante de Grupo Azvi es el sector público en general. ¿Qué opina de la normativa de contratación pública?
La normativa de contratación pública se basa en una serie de principios tales como la libertad de acceso a licitaciones, publicidad y transparencia en los procedimientos, no discriminación e igualdad de trato entre los licitadores, libre competencia y selección de la oferta económicamente más ventajosa. Sin embargo, tales principios, que son muy loables, deben a su vez coordinarse con las necesidades específicas de los proyectos que al amparo de dicha normativa pública se ejecutan, tales como los contratos de obra. La realidad es que las obras son, en muchas ocasiones, proyectos muy complejos técnicamente, sujetos a grandes incertidumbres hasta el momento en el que la obra se empieza a ejecutar, y ello obliga continuamente a efectuar reprogramaciones, modificaciones, cambios de métodos constructivos, etc. Esa dinámica exigida por la obra no muchas veces se encuentra acompañada por el contrato y por la normativa a la que el mismo se encuentra afecto, recayendo gran parte de la carga derivada de dichos desfases sobre el constructor, que se ve obligado a financiar sobrecostes de forma anticipada hasta que la Administración, en el mejor de los casos, o la Justicia, en el peor, se los reconoce, si es que finalmente lo hace.
En este sentido, es de destacar que el flujo de caja es uno de los grandes caballos de batalla de las obras, pudiendo los referidos desfases generar tensiones relevantes de tesorería en las compañías constructoras, muy especialmente en proyectos grandes que mueven importantísimos volúmenes de inversión. Conscientes de esta problemática, otros países tratan de mitigar estos riesgos del constructor, siquiera parcialmente, por la vía de los anticipos, pero es un mecanismo que, en España, con carácter general, no se contempla en la obra pública. Deben producirse avances normativos en este sentido para garantizar la supervivencia y competitividad de un sector clave de la economía, generador de valor añadido y puestos de trabajo y que permite la creación de la infraestructura pública de un país.
La Inteligencia Artificial está cada vez más en boga y se anuncian sus futuras habilidades en muchas profesiones. ¿Cuál es su visión a este respecto?
Ciertamente la Inteligencia Artificial es un desarrollo que ha venido para quedarse y no puede ser obviado, so pena de sufrir desventajas competitivas frente a otros operadores que sí la integren en sus procesos. Personalmente he tenido ocasión de observar ciertas inteligencias artificiales especializadas ya en el ámbito del Derecho, y sus resultados son muy interesantes. Creo que la Inteligencia Artificial constituirá una herramienta relevante para el abogado en todo lo que se refiere a análisis de grandes cantidades de datos e información contractual, para poder identificar rápidamente aspectos críticos sobre los que el abogado pueda a continuación centrar su ojo experto.
Piénsese por ejemplo en el ingente volumen de información que se genera en una licitación pública, con unos pliegos de cientos de páginas. Aquí la Inteligencia Artificial permitirá efectuar un barrido rápido de las previsiones contractuales en base a las premisas sobre las que el abogado le traslade que debe centrar su búsqueda, pudiendo igualmente efectuar análisis e informes preliminares sobre los que el abogado podrá trabajar. Seguramente ahorrará mucho tiempo en tareas de menor valor añadido en términos jurídicos, siendo el tiempo precisamente el recurso más escaso en una Asesoría Jurídica.
No obstante todo lo anterior, las inteligencias artificiales no dejan de ser algoritmos que operan con probabilidades, que adolecen de diversos elementos de juicio presentes en la mente humana y en el modo de razonar de esta última y que, en mi opinión, al menos por lo visto hasta el momento, no son comparables; siempre, claro está, que los humanos no caigamos en la tentación de delegar, por comodidad, en la Inteligencia Artificial, aspectos clave y de valor añadido en los que el ser humano, hoy por hoy, creo que es insustituible. ■