nº 1.010 - 26 de septiembre de 2024
‘Rebranding’ en despachos de abogados: Estrategia, no marketing cosmético
Paula Fernández-Ochoa. Consultora & Speaker en entornos de alta competición. Socia de MoreThanLaw+ y VivircorRiendo. Miembro de la Junta Directiva y Responsable del área Mujer y Nieve de la Real Federación Española de Deportes de Invierno. Miembro de la Comisión de Igualdad del Comité Olímpico Español. Docente y escritora
El éxito del rebranding no depende sólo de un buen diseño, requiere una reflexión profunda sobre el modelo de negocio y la estrategia de marca
Renovar la marca es reinventar la forma en que el despacho conecta con el mercado
¿Estáis pensando en transformar vuestro despacho?
El rebranding no es simplemente un ejercicio estético o un cambio de nombre. Es un proceso integral y estratégico que implica revisar el posicionamiento de la firma, redefinir su identidad y replantear cómo conectar con su target. Un buen rebranding puede ser un catalizador de la evolución de la firma, permitiendo que se adapte a una nueva realidad, crezca y se diferencie de la competencia.
¿Por qué hacer un rebranding?
La decisión debe basarse en razones estratégicas. No es sólo una cuestión estética, sino una respuesta proactiva a los cambios del despacho, entorno y mercado. Algunas razones clave:
1. Evolución o crecimiento. Si vuestro despacho ha crecido, es posible que la marca no refleje su nueva dimensión y alcance. Un rebranding asegura que vuestra identidad crezca coherentemente y al mismo ritmo.
2. Fusiones y alianzas. Estas operaciones requieren la creación de una identidad que represente adecuadamente la unión, que refleje la cultura y valores compartidos y proyecte una imagen de cohesión con un mensaje claro: «somos más fuertes juntos». Aquí, el rebranding no sólo es deseable, sino obligatorio.
3. Nuevas áreas. Si habéis incorporado nuevos servicios o especializaciones, la marca debe actualizarse para atraer a vuestro público objetivo y comunicar eficazmente la propuesta de valor.
4. Cambios en la estructura. Cuando se producen cambios importantes en el liderazgo o la propiedad, como la incorporación de nuevos socios, la salida de fundadores o una transición generacional, es posible que los valores y la visión del despacho cambien. El liderazgo marca la dirección de una firma y, si esa dirección cambia, vuestra marca también debería hacerlo.
5. Fortalecimiento de la imagen. Si ésta queda obsoleta o desalineada con las expectativas del mercado, el rebranding permite modernizar la identidad y mejorar la percepción del despacho, haciéndolo más atractivo y competitivo.
6. Crisis de reputación. Un rebranding puede ayudar a superar problemas de reputación, estableciendo una nueva narrativa y proyectando una imagen más transparente y confiable con la que reposicionarse.
7. Diferenciación. El sector legal está saturado de firmas que parecen clónicas. Si no os diferenciáis, no sólo sois uno más, sino que sois uno menos. El rebranding os ayudará a destacar.
8. Expansión geográfica. Si os estáis expandiendo, la marca debe adaptarse a nuevas culturas y mercados.
Reflexiones Estratégicas antes de un rebranding
Antes de embarcaros en un rebranding, es fundamental plantearos una serie de reflexiones estratégicas:
– ¿Por qué ahora?, qué ha cambiado en el despacho o en el mercado que lo hace necesario?
– ¿Para qué?, ¿cuáles son los objetivos concretos que se buscan?
– ¿Cómo tangibilizarlo? Un rebranding es una estrategia integral que requiere actualización de la política de recursos humanos, cultura interna, marketing y comunicación.
Partir del modelo de negocio y la estrategia de marca
El éxito de un proyecto de rebranding depende de vuestra capacidad para alinear la nueva identidad con el modelo de negocio y estrategia de marca. Reflexionad sobre quiénes sois y qué queréis ser.
– Modelo de negocio. Definid cómo generáis valor, atraéis clientes y prestáis servicios, cómo os diferenciáis de la competencia y aseguráis vuestra rentabilidad, cuál es la propuesta de valor, el posicionamiento y a qué nicho os dirigís.
– Estrategia de marca. Es vuestro activo más valioso, lo que queda en la mente de los clientes, equipo y mercado. ¿Cómo queréis ser percibidos y qué huella queréis dejar?
Sólo tras analizar estos aspectos, estaréis en una posición sólida para el rebranding.
De la estrategia a la identidad corporativa
La identidad corporativa es la manifestación tangible de la esencia de la firma. El rebranding debe reflejar vuestro ADN y consolidar la propuesta de valor. Algunos elementos clave incluyen:
– Nombre: ¿Personalista, descriptivo, con siglas, de fantasía? Y debe estar alineado con la personalidad y objetivos de la firma
– Logo: Más que un símbolo, debe contar una historia y ser coherente con los valores.
– Cromática y tipografía: Los colores y fuentes generan emociones. Por ejemplo, los tonos sobrios como el azul o el gris comunican confianza y seriedad, mientras que colores más vibrantes pueden sugerir innovación y modernidad. Y una fuente clásica transmite tradición, mientras que una fuente moderna puede proyectar vanguardia.
– Slogan: ¿Necesitáis un eslogan que refuerce el mensaje?
– Materiales y perfiles corporativos: Toda la comunicación digital y física debe estar alineada con la nueva identidad.
Conclusión: El rebranding no es sólo estética, es estrategia
El rebranding es mucho más que un simple cambio de imagen. Es una oportunidad para reposicionar el despacho, reflejar su evolución, destacar y conectar mejor con vuestros clientes. Su éxito no depende solo del diseño, sino de una reflexión profunda sobre el modelo de negocio y la estrategia de marca. Un buen rebranding no sólo transforma la imagen, sino que impulsa el negocio hacia una nueva dimensión.
¿Estáis listos para dar el salto? ■