nº 1.013 - 27 de diciembre de 2024
Las acciones fantasma o ‘phantom shares’
Pedro Ferreras. Socio de Corporate/M&A en CMS Albiñana & Suárez de Lezo
Las phantom shares, a diferencia de otros incentivos como las stock options, otorgan derechos económicos, pero no políticos, por lo que sus beneficiarios no adquieren en ningún momento la condición de socio o accionista y evitan ser diluidos en la estructura de capital social de la sociedad
La existencia a de este tipo de incentivos tendrá un impacto relevante al negociar el precio por participación en futuras rondas de financiación
No cabe duda de que la retribución variable de administradores, directivos y empleados ligada al valor de las acciones o participaciones sociales de la compañía se ha consolidado como un método habitual para alinear los intereses de la propiedad con los gestores de la empresa.
Dentro de estos incentivos, las denominadas phantom shares o «acciones fantasma» se han convertido, en los últimos años, en la herramienta estratégica más utilizada por las empresas (especialmente, las startups) para atraer, retribuir y retener a los empleados clave de la compañía. La razón principal es que las phantom shares, a diferencia de otros incentivos como la concesión de acciones o participaciones o la concesión de opciones sobre acciones/participaciones («stock options»), otorgan solo derechos. La denominación lleva a engaño, pues no son acciones o participaciones, sino el mero reconocimiento, a favor de empleados clave, de derechos económicos equivalentes a los de los socios o accionistas de la sociedad, incentivando así su permanencia en la compañía.
Precisamente porque no son acciones ni participaciones, los beneficiarios no adquieren en ningún momento la condición de socio o accionista y, en consecuencia, evitan el riesgo de dilución futura en la estructura de capital social de la sociedad. Otra de las ventajas que ha colocado a este tipo de incentivos entre los más utilizados en los últimos años, es que no existirá la necesidad de que el beneficiario realice un desembolso previo (a diferencia del caso de las stock options, donde normalmente el ejercicio de la opción estará sujeto al pago del precio al que se concedió la opción); y tampoco existirá la necesidad de que la compañía se dote previamente de acciones para atender al ejercicio del derecho, mediante la compra de autocartera o mediante una operación de aumento de capital.
Concesión de una retribución variable
El incentivo de las phantom shares radica en la concesión de una retribución variable o bonus basado en la revalorización que pueden tener esas participaciones o acciones fantasma, con el transcurso del tiempo. Así, transcurrido un plazo determinado, o cumplida una determinada condición (el evento de liquidez), la sociedad entregará al beneficiario el importe de revalorización de las phantom shares que le hubiese otorgado (esto es, la diferencia entre el valor inicial de las phantom shares en el momento de su concesión y el valor en el momento de su ejecución), como si ostentara un porcentaje determinado en el capital social.
El evento de liquidez al que se vinculan las phantom shares suele ser habitualmente la venta, total o parcial, de la sociedad, pero también puede vincularse a otras circunstancias, como el cambio de control, el reparto de dividendos o la consecución de determinados resultados que, normalmente, vendrán fijados sobre la base de una cifra o al incremento del ebitda de la compañía.
Igual que sucede con otros incentivos, resulta de vital importancia regular ciertos compromisos de consolidación (denominados como vesting), dado que la finalidad de las phantom shares es fomentar el sentimiento de pertenencia a una compañía y, con ello, evitar que determinados empleados clave abandonen la misma al poco tiempo de recibir tales incentivos.
Mediante la figura del vesting, los empleados no consolidan sus phantom shares en el momento en que se les asignan, sino que lo irán haciendo de forma escalonada, a medida que transcurra un período de tiempo determinado (normalmente hasta cuatro años) o se vayan cumpliendo determinados hitos.
Asimismo, en la mayoría de los planes de incentivos que regulan phantom shares es habitual un período de carencia o Cliff. Se trata del período de tiempo mínimo (normalmente un año) que deberá transcurrir para que el empleado clave empiece a consolidar sus phantom shares. El abandono de la compañía antes del Cliff conduce a la pérdida de las phantom shares asignadas. Si el empleado abandona después del Cliff, pero antes de completar el vesting, solo podrá ejercer las opciones que ya han vencido. Las opciones no devengadas (aquellas que todavía no han alcanzado el punto de vesting) se perderán.
La existencia de este tipo de incentivos tendrá un impacto relevante a la hora de determinar el precio por participación cuando se negocien futuras rondas de financiación para la sociedad. Para proteger su participación, el potencial inversor no sólo tomará en cuenta las participaciones sociales en que se divide el capital social, sino que normalmente exigirá que el precio por participación se determine sobre la base del capital social fully diluted. Así, la valoración de la compañía se realizará asumiendo la conversión de opciones o cualquier instrumento que otorgue el derecho a adquirir, o sea convertibles en participaciones sociales (como los préstamos convertibles) o que den derecho a una remuneración en caso de venta de la compañía (como las phantom shares).
Por último, conviene apuntar que varias sentencias recientes han calificado las phantom shares como una retribución variable de carácter laboral. Por otra parte, desde la perspectiva fiscal, los beneficios percibidos por las phantom shares se consideran rendimientos del trabajo, por lo que, en la declaración de la renta, se deberán declarar como parte de tales ingresos. Además, si entre el momento de la concesión y la recepción del beneficio procedente de las phantom shares hay un período «de generación» superior a dos años, y el beneficio se recibe en un único ejercicio, podría aplicarse la reducción del 30% siempre que cumpla con las condiciones fiscales de periodicidad y excepcionalidad. ■