nº 1.014 - 30 de enero de 2025
La nueva obra de referencia en Derecho penal
Jesús-María Silva Sánchez. Catedrático de Derecho penal
El libro pretende colmar la laguna existente en cuanto a tratados de la parte general del Derecho penal dirigidos a profesionales del Derecho y a académicos
Contiene la exposición general más completa y actual acerca de la evolución y del estado actual de los problemas del Derecho penal, así como de las soluciones que se proponen
El debate doctrinal y jurisprudencial en materia de Derecho penal se caracteriza por la subsistencia de problemas clásicos a los que se une la aparición de nuevos supuestos problemáticos. Así, por ejemplo, se sigue discutiendo sobre la práctica de la reducción teleológica en los tipos de delito y en las eximentes, sobre la interpretación de las leyes conforme al Derecho europeo o a los tratados de derechos humanos, o sobre el tratamiento de los cambios jurisprudenciales desfavorables (e incluso de los favorables).
Igualmente, son ya clásicos los debates acerca de si la ignorancia deliberada debe tratarse como dolo, cómo calificar los casos de culpa por asunción, si la pasividad ante el delito que está cometiendo un tercero es una forma de cooperación con su conducta o de si el dominio de aparatos organizados de poder debe ser reputado una forma de autoría mediata. Al debate tradicional, pero no superado, pertenecen del mismo modo las cuestiones de si es lícito matar a otro en defensa de la propiedad o en casos de «tiranos domésticos», la de si el asesoramiento experto debe dar lugar a la invencibilidad del error del sujeto asesorado o, por poner dos ejemplos más, las relativas a la relevancia de la objeción de conciencia o a la extensión del objeto del consentimiento en los delitos sexuales.
Respuestas a cuestiones nuevas como la inteligencia artificial
A la vez, sin embargo, han ido apareciendo cuestiones nuevas. Algunas de ellas derivan del replanteamiento de problemas clásicos a la luz de nuevos conocimientos científicos o técnicos: así, las relativas a las nuevas doctrinas acerca de la causalidad, a la relevancia de los sesgos cognitivos y las dinámicas de grupo en delitos ordinarios, al consentimiento en contextos tecnológicos o, en fin, a la relevancia jurídico-penal de los algoritmos predictivos, prescriptivos y de recomendación (y, más en general, de la inteligencia artificial).
Otras novedades tienen que ver con los cambios sociales, culturales o económicos. Entre ellas se cuentan las relativas al tratamiento de la diversidad cultural, de las adicciones conductuales o de la protección de los animales. En este grupo deben situarse asimismo las repercusiones de las formas de organización (o desorganización) de la división del trabajo sobre la doctrina de las posiciones de garante. En fin, otras novedades se vinculan, por ejemplo, con la repercusión de la desprotección estatal, de las vulneraciones procesales, o incluso de las sanciones sociales, en la pena imponible al delincuente.
Sobre tales casos y todos los demás no mencionados, existen, claro está, numerosos artículos y monografías doctrinales, españoles y extranjeros, así como sentencias de los altos tribunales nacionales y supranacionales. Sin embargo, sin duda se hacía necesaria una exposición sistemática completa y adecuada a los tiempos de los problemas, clásicos y modernos, de la Parte General del Derecho penal. De lo contrario, es posible que, como afirma el dicho popular, «los árboles no dejen ver el bosque». Por lo demás, en el panorama nacional se advierten múltiples lecciones de Derecho penal, dirigidas a los estudiantes de grado. Sin embargo, hace años (o décadas) que no existe en la literatura jurídico-penal española una obra de parte general dirigida a jueces, fiscales y abogados penalistas, así como a estudiantes de posgrado, doctorandos y profesores universitarios. El libro pretende colmar la laguna existente en cuanto a tratados de la parte general del Derecho penal dirigidos a profesionales del Derecho y a académicos.
La obra parte de la consideración de la doctrina y de la jurisprudencia españolas de los últimos años, así como de la jurisprudencia de los tribunales supranacionales que afectan a España. Además, tiene en cuenta muy ampliamente a la doctrina alemana, a la iberoamericana y, en menor medida, a la italiana. En este punto, la novedad fundamental, por lo que hace a las obras generales españolas de Derecho penal, es que también abre un amplio diálogo con las doctrinas angloamericanas. Así, cabe afirmar que contiene la exposición general más completa y actual acerca de la evolución y del estado actual de los problemas del Derecho penal, así como de las soluciones que se proponen.
Estructura de la obra
A lo largo de sus capítulos se exponen, en primer lugar, los fundamentos antropológicos, filosóficos y políticos del Derecho penal, los criterios de criminalización y las doctrinas de la pena. A continuación, se desarrollan las garantías constitucionales y legales del Derecho penal, así como los presupuestos de una teoría de la interpretación y aplicación judicial de las leyes. El núcleo de la obra viene dado por la exposición sistemática de los problemas de la realización de los tipos de delito, de las causas de justificación, de las causas de exclusión de la culpabilidad y de exculpación y, en fin, de las causas de exclusión de la punibilidad. La obra concluye con el desarrollo de un método para la individualización judicial de la pena, que será de gran utilidad a los profesionales.
La perspectiva adoptada en la obra hace posible reconducir las soluciones que se proponen para los diversos problemas prácticos a las premisas generales del Derecho penal. Estas se reconducen a la necesidad de orientar el Derecho penal a la consecución de la paz pública, como presupuesto del bien común. Ahora bien, se muestra que para ello es necesaria la adopción de la verdad y la justicia como puntos de partida del enjuiciamiento, que, sin embargo, deben ser modulados a través de la reducción del impacto punitivo a lo estrictamente necesario.
A lo largo de sus capítulos el libro pone de relieve que los argumentos en materia de teoría del delito no pueden ceñirse a lo meramente literal-exegético, ni tampoco a lo estrictamente conceptual o lo difusamente normativo-valorativo. Por el contrario, es necesario integrar las tres clases de argumentos en apoyo de cada solución propuesta. Por lo demás, la obra tiene un especial empeño en distinguir entre cuestiones de derecho —que deben resolverse con los argumentos propios de la dogmática jurídico-penal— y cuestiones de hecho, que tienen que ser abordadas con las reglas procesales relativas a la prueba. Por ello, aun tratándose de una obra de Derecho penal sustantivo, puede afirmarse que contiene los esbozos de una doctrina de la prueba de los hechos que subyacen a los conceptos de la parte general. Ello tiene lugar de modo singular a propósito de los conceptos de causalidad, de dolo y de imputabilidad. ■