nº 1.016 - 27 de marzo de 2025
«La relación entre las dos generaciones del despacho se basa en la generosidad y el respeto mutuo»
Antonio Pérez Marín. Fundador del bufete Pérez Marín
A sus 90 años, Antonio Pérez Marín no es solo un nombre emblemático en el campo del Derecho administrativo en España, sino también un testimonio viviente de dedicación y pasión inquebrantable por su profesión. Fundador de Bufete Pérez Marín en 1960, Antonio ha visto evolucionar y crecer su despacho desde sus orígenes modestos hasta convertirse en una marca de referencia en el ámbito jurídico. Con una carrera que abarca más de cinco décadas, su experiencia se ha forjado tanto dentro del ejercicio profesional de la abogacía como en el desempeño de funciones directivas en la Administración General del Estado y la Administración Local. Esta doble perspectiva le ha permitido dirigir su bufete, con sedes en Sevilla y Málaga, con una visión integral y un profundo entendimiento de las complejidades del Derecho administrativo, especialmente en áreas como el urbanismo, las expropiaciones, el agua, las minas, la función pública y la administración local.
A pesar de estar jubilado, Antonio sigue acudiendo diariamente a su despacho, una rutina que mantiene no solo por pasión, sino también para seguir aportando su sabiduría y experiencia a las nuevas generaciones de abogados que conforman su equipo. En esta entrevista, buscamos no solo conocer su trayectoria y logros, sino también explorar sus reflexiones sobre la evolución del Derecho, los desafíos contemporáneos y el impacto de las nuevas tecnologías en la práctica jurídica.
«La abogacia es la profesión más bella del mundo» (atribuida a voltaire)
«Mi retiro del ejercicio de la abogacía lo marcará la salud o el mercado»
Nos gustaría conocer los detalles del proceso de fundar un bufete en la década de 1960 y cuáles fueron los mayores desafíos iniciales
Responder a esta pregunta me resulta muy difícil; primeramente, hay que adquirir un conocimiento profundo de la Ciencia del Derecho. Se parte, equivocadamente a mi juicio, de que ese conocimiento se adquiere en la carrera. Yo creo que no es así, o no es suficiente. Además, juegan otras circunstancias familiares, sociales y económicas, sobre todo. Como regla general en aquellos años, una vez colegiado, se aprendía el ejercicio de la abogacía a través del magisterio de un compañero veterano, que te acogiera en su despacho como pasante. Además, no hay que olvidar que las perspectivas de ver el Derecho son distintas: En efecto, la de un abogado, buscar las quiebras del ordenamiento jurídico en defensa de su cliente y aplicar aquella que más le pueda favorecer; la de notarios y registradores, asegurar la seguridad jurídica; la de un fiscal respetar el principio de legalidad; y la más compleja es la de un juez, porque es el señor del proceso.
Pero centrándonos en mi caso, yo fui un autodidacta. Estudié por libre la carrera por razones que no vienen al caso adelantar, preparé primero judicatura, pero no pude presentarme después de dedicarle casi tres años a la preparación por el fallecimiento de mi padre, teniendo que afrontar de prisa y corriendo el programa de las oposiciones convocadas al Cuerpo Técnico de la Administración Civil del Estado. Me fabriqué los temas y con la ayuda del secretario del Ayuntamiento de Priego de Córdoba que me los revisó, saqué las oposiciones con buen número permitiéndome elegir plaza en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en Sevilla.
La preparación de las dos oposiciones me dieron un conocimiento profundo de la Ciencia del Derecho. El calificativo de autodidacta que he empleado me lo adjudicó el llorado profesor y maestro D. Manuel Clavero Arévalo, que lo expuso públicamente en estos términos:
«D. Antonio Pérez Marín es un andaluz que nace en ese bonito pueblo cordobés que es Carcabuey, y es un hombre que se ha hecho a sí mismo. A los 7 años sus padres lo envían a Cádiz, donde tiene un familiar, para que pueda estudiar el bachillerato, en aquellos difíciles años en los que solo ve a sus padres en verano y de ellos recibe la gran lección del valor que daban a los estudios de su hijo. Su carácter modesto, intimista, y ausente de protagonismo se debe quizás a esos años tan duros que marcaron su vida. Terminado con éxito y sacrificio el bachillerato, estudia por libre la carrera de Derecho en la Universidad Hispalense durante los cursos académicos 1953-53 a 1956-57, porque la economía familiar no permitía los gastos de estancia en Sevilla».
Pedida la excedencia como TAC en la Confederación hidrográfica del Guadalquivir, me instalo en un apartamento de un compañero y amigo compartiéndolo, en la calle Asunción nº 2, facilitado por el padre de mi compañero, que era su dueño. Tuve la fortuna de conocer en mi etapa en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir a los grandes maestros de la abogacía sevillana de la época, que fueron mis primeros clientes, ya que en sus despachos no abordaban los casos incipientes de Derecho Administrativo pero, sobre todo, de Derecho Urbanístico, como consecuencia de la promulgación de la Ley del Suelo de 16 de Mayo de 1956 de un gran contenido técnico no jurídico y me remitían estos asuntos. Así empecé y gracias al plus de conocimientos técnicos adquiridos en la CHG pude hacer frente a estos asuntos. Por las mismas razones, los derivados del Dominio Público Hidráulico.
¿Cómo describiría la relación y el trabajo en equipo entre las dos generaciones de abogados en el bufete?
Generosidad y respeto mutuo porque ambas se retroalimentan, y un denominador común sin el cual sería imposible: «crecer para compartir, no para acaparar», que es el ADN de Pérez Marin Abogados. También unas relaciones humanas en el que nadie es más que nadie y todos estamos al servicio de «la casa».
¿Qué le da motivación e impulso para seguir desarrollándose en su profesión incluso después de jubilarse?
La atención a mis clientes, ser un eslabón para mis hijos y demás compañeros y tratar de serles útil en el estudio de la legislación motorizada que ya empezamos a padecer y seguimos padeciendo con mucha más intensidad.
A mayor abundamiento, articular después de la Constitución de 1978 y la aprobación de los Estatutos de Autonomía, así como el ingreso en la Unión Europea, exigen el manejo de los principios de competencia y de jerarquía, a los que hay que sumar los de supremacía de la Constitución Española y primacía del Derecho Humanitario y Comunitario para obtener acceso con solvencia a los Tribunales Supranacionales, como son el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Penal Internacional. Todo ello supone la consagración del nuevo Derecho Procesal Europeo, así lo llamo yo, que no ha sido debidamente estudiado en las etapas formativas previas al ejercicio profesional.
¿Cómo han influido las reformas legislativas y la jurisprudencia en la práctica diaria del bufete?
Convertirme en exclusiva por razones de edad y de experiencia en consultor del despacho, llevando el control de calidad.
Nuestro Bufete denuncia el «corta y pega» y ha instalado medidas de formación continua, como por ejemplo:
– Celebración de seminarios impartidos por juristas de reconocido prestigio externos, y también por el que suscribe con carácter mensual, en los que se analizan las novedades legislativas y las corrientes dominantes de la jurisprudencia.
– Apertura de una sección de publicaciones, de libros y monografías sobre Urbanismo, Dominio Público Hidráulico y otras materias conexas.
– Asistencia y/o redacción de ponencias, así como la Dirección de Jornadas que el Ilte. Colegio de Abogados de Sevilla, me ha confiado y la Fundación Justicia en el Mundo de la Unión Internacional de Magistrados me encomendada, dada mi condición de Patrono de esta Fundación hasta su reciente disolución.
– Inversión en una biblioteca selecta de las materias que son el santo y seña del Bufete Pérez Marín, y suscripción a la Revista de Administración Pública, de Urbanismo y Edificación, de Urbanismo y Medioambiente, y de El Cronista del Estado Social y Democrático de Derecho.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes abogados que inician su carrera en un entorno legal en constante cambio?
Trabajar sin descanso, estudiar, y tener como estímulo que la perseverancia, la agudeza, la perspicacia y la ciencia de un abogado han hecho posible que aquellas utopías de justicia, aquellas esperanzas de libertad, aquellas ansias de paz, están más cerca y pueden ser realidad, porque las utopías con el tiempo se cumplen.
¿Cómo ve la incorporación de nuevas tecnologías en la práctica de la abogacía y en qué medida cree que han transformado el trabajo en BUFETE PÉREZ MARÍN?
Esta respuesta no la puedo dar porque yo soy un analfabeto de las nuevas tecnologías, pero me sirvo de ellas a través de mi secretaria de toda la vida, Lola León Ramos, y de mis hijos y compañeros. Indudablemente el Bufete Pérez Marín cuenta con estas herramientas de las nuevas tecnologías.
¿Qué impacto están teniendo las herramientas tecnológicas en la comunicación y gestión de relaciones con los clientes?
Por lo que me dicen mis hijos, compañeros y Lola, son bastante aceptables. La página web del despacho es visitada con frecuencia. Que esto es así, está permitiendo que mi tiempo también lo dedique a consolidar la aventura de la sociedad 4 Pro Abogados y Economistas; sociedad que tiene la novedad de independencia de los cuatro despachos asociados pero se nutren mutuamente de las sinergias entre ellos. Y en los 3 o 4 años de vida que tiene, apuntan alto. Para mí resulta una gran satisfacción poder aportar mi experiencia acumulada a esta aventura que espero sea un éxito. Yo creo que ya lo está teniendo. ■