¿Necesitas escribir un libro para dejar huella?
Paula Fernández-Ochoa
Consultora & Speaker en entornos de alta competición. Socia de MoreThanLaw+ y VivircorRiendo. Docente y escritora. Miembro de la Junta Directiva y Responsable del área Mujer y Nieve de la Real Federación Española de Deportes de Invierno. Miembro del Patronato de la Fundación BePro y de la Fundació Ajuda i Esperança
En un entorno profesional cada vez más competitivo, muchos abogados, directivos y líderes sienten la tentación –o la presión– de escribir un libro
En la era de la inmediatez y de la democratización de la comunicación, donde todos publican y pocos trascienden, escribir un libro debe ser un acto de estrategia y/o de profundidad
En el sector jurídico y empresarial, parece que escribir un libro se ha convertido en una especie de rito de validación profesional. Pero la pregunta clave no es si puedes escribirlo, sino si realmente debes hacerlo. ¿Es imprescindible para tu marca personal? ¿Qué aporta y qué puede restar? Cada marca es un traje a medida y cada contexto un patrón distinto: no hay fórmula válida para todos.
Tras más de veinticinco años trabajando en la abogacía de los negocios y asesorando a líderes, directivos y despachos, he comprobado que el libro puede ser un magnífico aliado o una trampa de vanidad. Escribir no te convierte en referente; te convierte en alguien que reflexiona, estructura y comparte contenido. El libro no da autoridad: la amplifica si ya la tienes y la pone en entredicho si solo la finges.
Y conviene no perder de vista un matiz: el ecosistema editorial ha cambiado tanto como la propia comunicación. Hoy publicar un libro es casi tan accesible como abrir un perfil en LinkedIn. ¿Toda editorial ejerce de filtro riguroso? ¿Y qué lugar ocupa la autoedición, tan denostada por unos y tan liberadora o rentable para otros? Es otro debate, pero invita a la reflexión. La democratización de la palabra tiene su encanto y su riesgo: cualquiera puede hablar, pero no todos tienen algo que decir. Lo vemos en la prensa, en los blogs y, por supuesto, en los estantes de novedades.
Coherente con tu marca personal
Un libro debería ser el espejo coherente de tu marca personal: reflejar quién eres, qué sabes y por qué haces lo que haces. Si detrás no hay propósito, si solo responde al deseo de visibilidad, suena hueco.
Un buen libro no se escribe para demostrar, sino para compartir. Obliga a ordenar ideas, a revisar certezas y a enfrentarse a la honestidad intelectual. Te concede algo escaso en la era de las redes: profundidad. Mientras el contenido digital se consume en segundos, lo escrito permanece, y con ello también tu pensamiento.
Los beneficios son múltiples. Un libro consolida la credibilidad, abre puertas a colaboraciones, conferencias o docencia y, sobre todo, te obliga a sintetizar tu método. Pero también exige humildad: cada página desnuda incoherencias y te confronta con tus propias contradicciones.
¿Y qué tipo de libro? Técnicos o narrativos, ambos pueden funcionar si son auténticos. El primero demuestra conocimiento; el segundo transmite experiencia y emoción. Hoy, los lectores buscan aprender y/o sentirse acompañados. El equilibrio entre razón y emoción es, precisamente, lo que distingue a las marcas personales memorables.
En mi caso, además de la coherencia con mi trayectoria y la exigencia profesional de quien trabaja ayudando a otros a construir su marca, sentí la ilusión de abrirme en canal y compartir un método probado para liderar con propósito. Así nació mi libro «VIVIRCORRIENDO: 10 pasos para liderar tu marca personal desde la autenticidad y hacia el legado». Es un recorrido estratégico y vital hecho de conquistas, cicatrices y aprendizajes que nace de un legado olímpico –por mi padre, Paco Fernández Ochoa– y se forja en procesos de reinvención y resiliencia. Combino herramientas prácticas, reflexiones, canciones y testimonios de referentes como Jorge Valdano, Toni Segarra, Andy Stalman, Antonio Garrigues, Cristina Cabañas, Enrique Tomás, Edurne Pasaban, Isabel Martínez-Cosentino o Pedro Delgado. No quería escribir sólo un manual, sino abrir una conversación, demostrar que la estrategia también puede latir y cómo la autenticidad también es una forma de excelencia.
Si te planteas escribir, hazte tres preguntas:
¿Aportará valor?
¿Es coherente con tu trayectoria?
¿Estás dispuesto a dedicarle el tiempo y la honestidad que merece?
Si la respuesta es sí, adelante. Escribir un libro es un acto de coherencia y de legado. Pero si lo haces solo «porque toca», espera. Un libro vacío no construye marca: la erosiona.
En un entorno hiperconectado, donde todo es inmediato, escribir sigue siendo un acto de pausa y profundidad. No es imprescindible para tener una buena marca personal, pero puede convertirse en la expresión más honesta de ella. Porque las redes te dan visibilidad; las palabras impresas, trascendencia.
Y al final, lo importante no es publicar, sino dejar huella.
Porque el papel no mide el tamaño del ego, sino el del propósito. ■