De abogado/a junior a líder: cómo afrontar el salto a la jefatura
Fernando J. Biurrun
Consultor Social Media. Fundador Lawandtrends.com
El salto de abogado o abogada junior a jefe exige pasar de la técnica jurídica a la gestión de personas, ganando autoridad con coherencia, comunicación y confianza
Un/a joven líder que combina humildad, firmeza y empatía puede transformar su equipo en una comunidad profesional cohesionada
Convertirse en jefe siendo todavía un abogado o abogada joven es uno de los retos más complejos dentro de la profesión. El paso de ejecutar tareas bajo supervisión a dirigir equipos implica un cambio de mentalidad, de habilidades y de responsabilidades. No basta con dominar la técnica jurídica: ahora se trata de gestionar personas, inspirar confianza y construir un estilo de liderazgo propio.
El cambio de rol: de técnico a referente
Un abogado junior suele destacar por su capacidad de análisis, su dedicación y su rapidez para aprender. Sin embargo, cuando pasa a ser jefe, esas cualidades deben complementarse con otras: visión estratégica, capacidad de delegar y habilidad para comunicar. El equipo ya no espera solo respuestas jurídicas, sinoorientación, claridad y apoyo en la toma de decisiones.
La autoridad se gana, no se impone
Uno de los mayores desafíos para un/a joven abogado/a convertido/a en jefe es la percepción de sus compañeros. Muchos pueden ser mayores o tener más experiencia, lo que genera dudas sobre su autoridad. La clave está en ganarse el respeto con coherencia y transparencia:
– Reconocer lo que se sabe y lo que aún se está aprendiendo.
– Escuchar activamente las aportaciones del equipo.
– Tomar decisiones firmes, pero explicadas con argumentos sólidos.
– La autoridad no se construye con imposiciones, sino con credibilidad.
Delegar y confiar
El error más común de un nuevo jefe es intentar hacerlo todo por sí mismo. Delegar no significa perder control, sino demostrar confianza en el equipo. Un buen líder distribuye tareas según las fortalezas de cada miembro, supervisa con criterio y reconoce los logros. Esta actitud no solo mejora la eficiencia, sino que fortalece la motivación colectiva.
Comunicación clara y constante
La transición de abogado/a junior a jefe exige dominar la comunicación. No basta con redactar informes impecables: ahora se trata de transmitir expectativas, dar feedback constructivo y mantener al equipo alineado. La comunicación clara evita malentendidos y reduce tensiones, mientras que la capacidad de escuchar convierte al líder en alguien cercano y accesible.
Aprender a gestionar conflictos
Todo equipo atraviesa momentos de fricción. El joven abogado o abogada que se convierte en jefe debe estar preparado para mediar, resolver desacuerdos y mantener la cohesión. La clave está en abordar los problemas de frente, sin dramatizar, y en buscar soluciones que equilibren justicia y pragmatismo.
Liderar con el ejemplo
Finalmente, el liderazgo se demuestra en el día a día. Puntualidad, compromiso, ética profesional y respeto hacia clientes y compañeros son valores que un jefe joven debe encarnar. El equipo observa y replica comportamientos: liderar con el ejemplo es la forma más efectiva de consolidar autoridad.
Conclusión
El salto de abogado o abogada junior a jefe no es sencillo, pero sí una oportunidad única para crecer. Requiere humildad para aprender, firmeza para decidir y empatía para guiar. Un/a joven líder que combina técnica jurídica con habilidades de gestión puede transformar un equipo en una verdadera comunidad profesional, capaz de afrontar retos con confianza y cohesión. ■