Reseña de la obra «Hijos de la medianoche» de Salman Rushdie (1981)
Sofía de los Ángeles Jiménez Martínez
Estudiante de segundo curso del Grado de Derecho + Relaciones Laborales (Universidad de Deusto. Bilbao)
Salman Rushdie, en su obra «Hijos de la medianoche», nos sumerge en un relato que refleja los dilemas jurídicos y políticos que han marcado la historia de la India. A través del protagonista, Saleem Sinai, el autor une la historia personal con los acontecimientos históricos y presenta un análisis de la evolución legal y política del país en su proceso de descolonización y formación estatal. Esta obra, que combina aspectos de realismo mágico, ofrece numerosos puntos de análisis desde el punto de vista jurídico, pues el trasfondo político y legislativo de la región en los momentos históricos narrados desempeña un papel fundamental en la obra.
La India, como muchas otras naciones que fueron colonias, en este caso colonia inglesa, tuvo que afrontar el desafío de redefinir sus instituciones legales tras su independencia en 1947. La novela refleja cómo el colonialismo dejó una herencia política y unas estructuras legales que influenciaron la construcción del nuevo Estado. En este sentido, «Hijos de la medianoche» permite cuestionar la eficacia de un ordenamiento jurídico con un alto sesgo de colonialismo en la administración de un país que buscaba una identidad propia.
Uno de los episodios más críticos en la historia de la India es la partición de 1947, que llevó a la creación de Pakistán. Este evento supuso retos legales en cuanto a la regulación de las fronteras, los derechos de propiedad y la nacionalidad. La novela expone cómo las decisiones políticas afectan directamente a la vida de los ciudadanos, evidenciando la fragilidad de los derechos individuales en un contexto de reconfiguración estatal.
A lo largo de la obra, Rushdie nos confronta con el concepto de identidad en relación con el derecho. En una nación diversa como la India, donde conviven distintas etnias, lenguas y religiones, el sistema jurídico juega un papel crucial en la garantía de derechos y en la construcción de una sociedad. La novela plantea cómo las leyes pueden tanto fortalecer como fragmentar la identidad nacional, dependiendo de su aplicación y equidad.
La generación de los «Hijos de la medianoche» encarna la promesa normativa de la independencia: una ciudadanía igualitaria capaz de superar las fisuras de la religión, la casta, la lengua y la región. Rushdie contrasta esa promesa con la «letra pequeña» de la vida constitucional y muestra cómo la ciudadanía formal coexiste con jerarquías sociales que condicionan el acceso real a los derechos.
La novela sugiere, sin didacticismo, que la identidad legal no neutraliza, sino que reconfigura la pertenencia, y que la igualdad formal es insuficiente sin garantías materiales y mecanismos efectivos de inclusión.
Las políticas urbanas y sanitarias que atraviesan la historia de Saleem –demoliciones de barrios, «racionalización» de poblaciones, esterilizaciones– plasman la lógica de un desarrollo que trata el cuerpo y el territorio como variables de ingeniería social. Desde un prisma jurídico, la novela denuncia la ausencia de consentimiento, la desproporción y la discriminación indirecta en la aplicación de medidas que impactan en los más vulnerables. Es, además, una crítica de la tecnocracia cuando opera desconectada de los controles democráticos.
En definitiva, «Hijos de la medianoche» revela la facilidad con la que una democracia puede deslizarse hacia la excepción cuando el constitucionalismo funciona bajo la presión de los acontecimientos históricos. ■