La titulización como alternativa de financiación
Jaime Juan Rodríguez Lozano
Abogado en Cuatrecasas
La titulización conecta el ahorro institucional con la economía real, liberando capacidad de crédito sin renunciar a la protección del inversor
Tal vez el ejemplo más nítido de esta alternativa aplicada a la economía real sea la titulización de facturas
La titulización ha pasado de ser un instrumento sofisticado reservado a grandes emisores a consolidarse como una palanca estructural para ampliar el crédito y gestionar balance en España. Tras un ciclo prolongado de desapalancamiento bancario y creciente demanda de financiación a largo plazo, el mercado se ha reactivado con un ecosistema en el que bancos, y, cada vez más, entidades no bancarias, encuentran en la titulización un canal eficiente para transformar activos ilíquidos en financiación competitiva.
De los fondos de titulización al estándar europeo
España cuenta con una tradición singular de fondos de titulización (FT) y de un régimen jurídico específico que, desde la Ley 5/2015 y su desarrollo reglamentario, sistematizó su gestión bajo la supervisión de la CNMV. Este armazón doméstico, compatible con la estandarización europea, ha permitido sostener la titulización en segmentos como hipotecas residenciales de alta calidad, préstamos a pymes, y créditos al consumo.
La gran convergencia, no obstante, se articula con el Reglamento (UE) 2017/2402, que instauró el «marco único» europeo de titulización. Esta normativa fijó obligaciones de diligencia debida, retención de riesgo, transparencia y la etiqueta STS (simple, transparente y estandarizado). España ha ido alineando su operativa a estos parámetros, de modo que el fondo de titulización puede estructurarse para cumplir STS cuando el activo, la estructuración y la divulgación lo permiten, con el consiguiente reconocimiento regulatorio y una mejor recepción inversora.
Últimas novedades legislativas y regulatorias
La agenda regulatoria reciente ha reforzado tres vectores. Primero, la mejora de algunos parámetros importantes, como el requisito de retención de riesgo mediante la actualización de las modalidades del mismo. Segundo, la ampliación del perímetro STS con su extensión a las titulizaciones sintéticas. Tercero, la continuidad en la estandarización de la transparencia, con plantillas de información armonizadas y obligaciones de reporte que facilitan la labor de análisis del inversor y de las agencias de calificación crediticia, a la vez que mitigan asimetrías informativas.
En España, estas reformas europeas han convivido con ajustes en la normativa reguladora del mercado de valores y el refuerzo de las facultades supervisoras, encajando la práctica de registro de FT, la publicidad de emisiones y la coherencia entre el folleto, la documentación de la operación y los informes periódicos. El resultado práctico ha sido un proceso de estructuración más predecible y una mejora del «time-to-market», especialmente en programas repetitivos y titulizaciones privadas para inversores cualificados.
Tres fricciones que la titulización resuelve
El primer problema es el capital. La banca española debe absorber crecimiento en hipotecas, pymes y transición energética bajo un marco prudencial exigente. La titulización, bien diseñada, permite movilizar carteras maduras y de buen rendimiento, liberar capacidad de originación y estabilizar el perfil de riesgo sin sacrificar relación con el cliente. El segundo es la financiación a plazo. Emisores corporativos medianos y originadores no bancarios encuentran en la titulización un complemento de líneas bancarias con un coste competitivo y plazos alineados a la vida de los activos, limitando descalces. El tercero es la diversificación de inversores. Al abrir el acceso a aseguradoras y fondos de pensiones, se reduce la dependencia del ciclo bancario y se distribuye el riesgo allí donde mejor se gestione.
En el terreno, esto se traduce en un mayor uso de titulizaciones de préstamos al consumo y auto, carteras hipotecarias de alta calidad, y carteras de pymes. En paralelo, las carteras hipotecarias de créditos «NPL» han encontrado cauces de desinversión graduales y transparentes, con incentivos alineados entre vendedores y compradores.
La titulización de facturas
En el contexto económico actual, la titulización de facturas está cobrando cada vez mayor relevancia para las empresas. La posibilidad de convertir activos ilíquidos en valores negociables proporciona a las empresas una opción adicional para obtener capital, especialmente en situaciones donde las fuentes convencionales de financiación pueden ser más costosas.
Este tipo de operaciones se suele instrumentar a través de fondos privados, cotizados o no en un mercado alternativo, y donde el número de inversores suele ser reducido. Asimismo, y dada la naturaleza de activos a corto plazo de las facturas, suelen ser fondos abiertos por el activo que cuentan con un periodo renovable (revolving), donde los ingresos que el fondo va recibiendo de las facturas que se van venciendo se reinvierten en la adquisición de nuevas facturas que cumplen con los criterios de elegibilidad pactados, prolongando así la vida útil del FT unos años.
Calidad de la originación
La regulación europea ha sido deliberadamente exigente con la diligencia debida, la retención de riesgo y la transparencia, porque la estabilidad del producto depende menos del artilugio jurídico y más de la calidad del activo y de los incentivos. Para el originador, esto significa comités de crédito robustos, datos históricos con granularidad suficiente, políticas de coberturas prudentes y separación efectiva de funciones entre gestor del fondo y el administrador.
En España, la figura del FT –patrimonio separado, sin personalidad jurídica–, administrado por una sociedad gestora especializada y bajo la órbita de la CNMV, favorece una disciplina documental y operativa que el inversor valora. La práctica del mercado, además, ha ido consolidando cláusulas estándar sobre sustitución de activos, palancas (triggers) de incumplimiento, y supuestos de amortización, que reducen fricciones en la ejecución.
Una pieza sistémica para el crédito del futuro
La titulización no es un fin en sí mismo, sino un multiplexor del crédito bien originado. El marco europeo revisado, la madurez de los FT españoles y la evolución de la demanda inversora han colocado al mercado en una posición de nueva normalidad: operaciones más simples, mejor explicadas y con incentivos alineados.
En un entorno en el que la economía real precisa inversión en vivienda asequible, pymes y transición climática, la titulización se perfila como una pieza sistémica, capaz de transformar carteras en financiación estable, preservar la disciplina de originación y conectar, de manera transparente, el ahorro a largo plazo con las necesidades productivas del país. ■