nº 971 - 25 de febrero de 2021
Cambio de paradigma
José María Alonso Puig. Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid
A corto y medio plazo, la necesidad de un asesoramiento legal profesional va a ser más acuciante que nunca, y ahí la Abogacía tiene que estar a la altura
Algo que ha puesto de manifiesto la pandemia es la imperiosa necesidad de acelerar la implementación de las nuevas tecnologías en el ámbito de la Administración de Justicia
Aunque deberán pasar años para poder realizar un análisis pormenorizado, la pandemia y la situación de crisis sanitaria han supuesto un cambio de paradigma radical, en todos los niveles, incluido como no podía ser de otra forma el ámbito jurídico. Incluso hay quien ya considera que marcará un cambio de era en nuestra historia. Es pronto para decirlo quizá, pero las huellas que está sembrando la COVID-19 en nuestra sociedad y nuestra forma de vida dejarán marca durante mucho tiempo aún.
El impacto en la economía y el mercado laboral también están siendo devastadores. Pero, precisamente por lo convulso del momento, se abre una oportunidad que la Abogacía no puede desaprovechar: el aumento de litigios, la necesidad de impulsar proyectos, de resolver relaciones contractuales, de buscar vías alternativas para resolver conflictos, de ayudar a las empresas a mantener su actividad y a los trabajadores a conservar su empleo… A corto y medio plazo, la necesidad de un asesoramiento legal profesional va a ser más acuciante que nunca, y ahí la Abogacía tiene que estar a la altura.
Proteger a la Abogacía joven
Y estar a la altura también pasa por lograr que no se quede atrás ningún colectivo profesional, en particular el de la Abogacía joven, al que hemos de proteger y tener muy presente para facilitar su ingreso y desempeño en la profesión, a través de la formación y de proyectos específicos de desarrollo profesional. Precisamente, desde el Colegio de Madrid estamos poniendo en marcha diversas iniciativas enfocadas, sobre todo, en los jóvenes, como el Programa de Coaching para ayudar a compañeros y compañeras en situación de desempleo –lamentablemente, muchos de ellos jóvenes– a incorporarse al mercado laboral y salir del bache emocional que a veces lleva asociado, o el Portal de Empleo del ICAM, a través del cual más de 80 profesionales menores de 35 años han encontrado trabajo.
Tengo la confianza de que, pese a todo lo que estamos viviendo, la joven Abogacía madrileña saldrá fortalecida. Los nuevos juristas aportarán grandes ideas en un contexto profesional cada vez más digitalizado, en el que su demostrada capacidad de resiliencia y adaptación al cambio serán clave para liderar la revolución tecnológica que ya está transformando el sector a través del conocido Legaltech, y lo harán consiguiendo tomar mejores decisiones, optimizando las formas de interactuar con el cliente y ofreciendo un servicio más especializado.
Transformación digital
Porque si ha habido un elemento especialmente dinamizador y responsable de las alteraciones más significativas, intensificado a causa de la pandemia, es sin duda el mundo digital: la industria, el comercio, los servicios y la forma de ofrecerlos, la propia Justicia… todo se ha visto afectado por la onda expansiva de las nuevas tecnologías. Y aquí, los jóvenes han de jugar con ventaja: estando más familiarizados con un nuevo lenguaje, entendiendo una nueva forma de comunicarse que también tiene su vertiente profesional; manejando y probablemente liderando una forma diferente de tratar con los clientes, con el resto de operadores de justicia, con los compañeros y en general con todo lo que rodea a nuestra profesión.
Precisamente, algo que ha puesto de manifiesto la pandemia es la imperiosa necesidad de acelerar la implementación de las nuevas tecnologías en el ámbito de la Administración de Justicia. Cada vez será más frecuente la celebración de actuaciones por vías telemáticas, un mundo nuevo que contribuirá a agilizar y descongestionar el sistema. El modelo tradicional ha cambiado y seguirá cambiando a pasos agigantados.
Por mi parte, lo que no cambiará es el empeño y la ilusión para apoyar a la Abogacía joven, que son, si cabe, más intensos que nunca. ■