nº 971 - 25 de febrero de 2021
Una cuestión ‘de peso’
Álvaro Pérez Lluna. Abogado y socio de Demarks
Lo que resulta de la patente es que Vorwerk estimaba ventajoso poder pesar con la jarra destapada y el motor parado, sin riesgos de seguridad
La sentencia es recurrible en apelación, por lo que habrá que esperar para conocer el desenlace definitivo de esta controversia
El 19 de enero de 2021 el Juzgado Mercantil Nº 5 de Barcelona (consulta la resolución) ha dictado sentencia en el mediático caso que enfrentaba a la empresa Vorwerk & Co. Interholding Gmbh (que comercializa el conocido robot de cocina Thermomix), con Lidl Supermercados, S.A., cuyo objeto era la posible infracción de una patente de la primera a causa de la comercialización por parte de esta última de otro robot de cocina, denominado Monsieur Cuisine.
¿Qué patentó Vorwerk?
En esencia y por lo que se refiere a este procedimiento, Vorwerk patentó hace ya casi 20 años algo que según afirmaba, suponía una ventaja frente a las máquinas de procesado de alimentos conocidas hasta entonces, en las que si la maquina recibía corriente eléctrica todas las funciones estaban operativas, y si no, ninguna funcionaba.
Esto implicaba según la patente que, si por ejemplo el usuario quería pesar alimentos en el robot al ir introduciéndolos en la jarra estando destapada, existía el riesgo de que el motor se pudiera activar accidentalmente porque también tenía corriente.
La ventaja que aportaba la invención era permitir una función de pesaje que fuera independiente de que el motor no recibiera corriente, de manera que fuera seguro interactuar con la jarra del robot destapada introduciendo alimentos en ella para pesarlos.
La solución técnica que reivindicaron en la patente fue hacer independiente el circuito de la báscula, de un interruptor que cortaba o liberaba la alimentación de corriente eléctrica al circuito del motor.
La ventaja imprevista
Un efecto de esta configuración, no previsto ni descrito en la patente, es que teóricamente, al ser independiente el circuito de la báscula –y esta poder operar tanto si el motor está en situación de funcionar como si no–, se puede pesar al mismo tiempo que el motor está en marcha (con la tapa puesta y bloqueada sobre la jarra).
De hecho, el perito de Vorwerk ha sostenido en el procedimiento la tesis de que esa era una ventaja esencial, y el tribunal ha remarcado este extremo de forma literal cuando afirma que «En definitiva, la ventaja consiste en que en el estado inicial se llena el vaso de agitación sin la tapa, pero una vez puesta la tapa y ya funcionando el mecanismo agitador, pueden pesarse alimentos con la tapa puesta. Insistimos: funcionando el mecanismo agitador pueden pesarse alimentos con la tapa puesta». (el subrayado es del propio tribunal en su sentencia).
Sin embargo, lo que la patente describía cuando fue redactada hace casi 20 años, era precisamente lo contrario, pues no solo ni menciona que se pueda pesar mientras el motor está en marcha –ni tampoco apunta que esa fuera una ventaja de la invención ni un problema técnico preexistente–, sino que se refiere a la situación inversa.
En la memoria descriptiva de la patente se hace referencia expresa a que, por lo general, el llenado de la jarra con alimentos tiene lugar al encontrarse destapada, y se explica que existía la necesidad de imposibilitar toda intervención del usuario dentro de la jarra durante el funcionamiento del motor (algo que haría desaconsejable ponerse a intentar pesar alimentos e introducirlos en la jarra con la tapa puesta y el motor en marcha, a través además de una incómoda y pequeña embocadura desde la que por otra parte, podría salpicar y quemar al usuario el contenido que habría en movimiento dentro de la jarra).
Lo que resulta de la patente es que Vorwerk estimaba ventajoso poder pesar con la jarra destapada y el motor parado, sin riesgos de seguridad. Poder pesar mientras el motor estaba en marcha sería un efecto imprevisto y, tan es así, que ni se menciona a lo largo de toda la patente.
La posible nulidad de la patente
De hecho esa ventaja práctica teórica, más propia de una interpretación realizada a la luz de lo que dos décadas después puede parecer, y no de lo que en la fecha de su solicitud cabía deducir que era la intención del inventor –habida cuenta que ni lo había previsto ni lo mencionó–, se ha utilizado como argumento para sostener la validez de la patente frente a un antecedente en el que había independencia de funciones de báscula y motor, pero no se podía pesar con el motor en marcha.
En la sentencia se afirma que en la patente preexistente alegada por Lidl «NO pueden pesarse alimentos funcionando el mecanismo agitador.», y por esta razón se le resta relevancia para invalidar la patente. Pero eso no es lo que describe ni lo que reivindica la patente objeto del procedimiento.
Esa interpretación y motivación sobre la validez de la patente estaría centrando la atención en un resultado, efecto o supuesta ventaja (ni siquiera insinuada en toda la patente), y no es la técnica más depurada interpretar la infracción ni la validez de las patentes comparando los resultados prácticos que se derivan de su puesta en práctica, amparando una intencionalidad presunta del inventor, en lugar de los concretos medios que este decidió reivindicar.
Hay que tener en cuenta que con una patente no se monopolizan resultados y ventajas en sí mismas, sino que se reivindican realizaciones técnicas concretas, pretendidamente ventajosas sí, pero no es la ventaja ni el resultado lo protegido, sino los medios por los que estos se alcanzan.
¿Por qué se condena a Lidl?
De acuerdo con lo que en la propia sentencia se hace constar, Lidl admitió y reconoció en el procedimiento que su robot Monsieur Cuisine coincide en las características relativas a la báscula con la patente.
Las únicas diferencias alegadas llevaron a discusiones bizantinas sobre si para que el motor del robot se detenga, primero hay que cortar la corriente al motor y después se puede desbloquear la tapa de la jarra, o si era posible desbloquear la tapa con el motor en marcha y este último se paraba después. Todo ello carecía de especial relevancia puesto que esa cuestión no era lo caracterizador de la patente. Y al haberse desestimado la nulidad de la patente, necesariamente se declara la infracción y se condena a Lidl.
Pero esta sentencia es recurrible en apelación, por lo que habrá que esperar para conocer el desenlace definitivo de esta controversia si se interpone recurso, pues hay muchos aspectos susceptibles de ser discutidos todavía. ■