nº 975 - 24 de junio de 2021
«Abogados y jueces están participando en programas de educación para aprender sobre la anatomía del cerebro, resonancias magnéticas y electroencefalogramas»
Fernando J. Biurrun. Consultor Social Media. Fundador Lawandtrends.com
Los penalistas argumentan que una afección cerebral puede mitigar la responsabilidad de su cliente
Si vamos a defender a nuestros clientes, tendremos que conectarnos a la neurociencia para tratar de encontrar la manera de contextualizar su comportamiento
Una de las cosas buenas que nos han aportado las redes sociales es conocer gente interesante. Este es el caso de Juan Carlos Moncada, abogado colombiano que dirige el despacho Moncada Abogados y que tuve la suerte de conocer a través de Twitter hace varios años, gracias a los comentarios que hacía de la Legal Week a la que estaba asistiendo en Nueva York.
Abogado, con el que he colaborado desde aquel momento, muy interesado en temas de innovación y tecnología aplicada al sector legal y promotor de jornadas formativas en su país y con alcance global. Juan Carlos me sorprendía esta semana con un evento que organiza su despacho sobre neuroderecho.
Los avances científicos y tecnológicos nos transportan a una nueva dimensión que ya se ha denominado neurociencia. A partir de neuroimplantes, escáneres cerebrales, neuroimágenes y resonancias magnéticas, «parece posible ya leer mentes usando ultrasonido, o decodificar imágenes mentales, registrar pensamientos, manipular lo que otra persona ve u oye, y registrar ideas», nos comenta Juan Carlos Moncada.
Recientemente, la empresa Neuralink participaba haber creado electrodos que permitirían a las personas interactuar fácilmente con computadoras usando sus mentes. La neurotecnología se podrá aplica para la cura de enfermedades, como el alzhéimer, interactuar con personas en estado vegetativo o estudiar conductas y comportamientos humanos. Pero ¿cómo afecta todo esto al derecho? «Si conocemos las raíces físicas de enfermedades neurológicas, podríamos predecir enfermedades, lo que tiene consecuencias en los seguros, el empleo, la educación, los beneficios que recibe o se deniegan a una persona. Los abogados que trabajan en casos civiles anexan ya imágenes cerebrales de manera cada vez más rutinaria para probar o desacreditar el alcance de una herida. Por su parte, los penalistas argumentan que una afección cerebral puede mitigar la responsabilidad de su cliente», responde el abogado colombiano.
Además, Moncada nos concreta cómo jueces y abogados de algunos países están participando en programas de educación para aprender sobre la anatomía del cerebro, resonancias magnéticas y electroencefalogramas.»En Australia existe incluso una base de datos pública de jurisprudencia penal y civil de casos en que se utilizaron pruebas de neurociencia y que se propone debatir si alguien debería ser declarado culpable de un delito teniendo esa persona una lesión cerebral que contribuyó a sus acciones delictivas», comenta nuestro experto.
¿Podemos hablar, pues, del neuroderecho o neurolaw como de una nueva área del derecho?
Estamos en un nuevo escenario en el que se pueden plantear infinidad de supuestos y se plantean grandes incógnitas. «Se supone que las personas tienen libre albedrío, y son por ello responsables; pero si la neurociencia abre la “caja negra” del cerebro y revela los procesos mecanicistas que determinan el comportamiento humano, ¿en qué quedaríamos con el castigo? Las personas quizá no serían responsables de sus malas acciones o quizá la cárcel no sería ya la alternativa», sugiere Juan Carlos Moncada. «Todo indica que vamos a poder medir la confiabilidad de un testigo ocular y los expertos se preguntan si podremos, asimismo, distinguir estados mentales dolosos de estados mentales culposos o negligentes», concluye el abogado.
Desde esta perspectiva, jueces, abogados y autoridades regulatorias se van a ver afectados por lo avances de la neurociencia. «Si vamos a defender a nuestros clientes, tendremos que conectarnos a la neurociencia para tratar de encontrar la manera de contextualizar su comportamiento, lo que exige estar listos para el uso de pruebas neurocientíficas en los procesos y procedimientos que permitan determinar el estado mental y proponer discusiones frente al castigo», reflexiona Juan Carlos.
También implica a los jueces, así Moncada nos cuenta cómo en EEUU se ha invocado la resonancia magnética como prueba de que no se tuvo la intención de defraudar; algunas otras evidencias relacionadas con anomalías de la función cerebral de acusados de homicidio han sido decisivas para evitar sentencias de muerte.
Y los mismo para las autoridades regulatorias, hoy ya tienen encima de la mesa cómo abordar la protección del consumidor en temas de neuromarketing y protección de datos. «Hoy en día se eluden las regulaciones de datos con enorme facilidad: ¿Ocurrirá lo mismo con la data mental y la intimidad? El sistema regulatorio está completamente comprometido en este asunto» concluye Juan Carlos Moncada.
Tal vez, estemos con el «neuroderecho» en el momento donde plantear más preguntas que respuestas, pero en todo lo nuevo, lo innovador es el momento de pensar, de imaginar y, es evidente, que el derecho tiene que estar a la par, para establecer garantías y proteges a las personas. ■