nº 977 - 23 de septiembre de 2021
No son los medios, es la ‘triple C’
Paula Álvarez García de Vicuña. People Consultant
En el último año y medio el teletrabajo ha sido nuestro velero, un bergantín improvisado que ha garantizado la pervivencia de un sinnúmero de negocios
Tal vez la clave sea cambiar el foco y observar el teletrabajo no como un modelo alternativo, sino como un medio nuevo para acceder a mejores oportunidades
Comenzamos a vislumbrar en la arena los vestigios de la marea pandémica, y en la orilla descubierta emergen ya los victoriosos, los supervivientes y los muchos damnificados. Como el mar, las personas y las empresas también fluimos en las corrientes de la vida, y a su compás intentamos cobijarnos y recuperar el pulso frente a la marea batida.
En el último año y medio el teletrabajo ha sido nuestro velero, un bergantín improvisado que ha garantizado la pervivencia de un sinnúmero de negocios. Con todo, en España empezamos a entrever que, si bien el trabajo en remoto fue una necesidad y tal vez hoy sea virtud, tampoco será la panacea con la que superar las vicisitudes sociales, tecnológicas, gubernamentales y económicas que surgirán a nuestro paso.
Del mismo modo que para doblegar a la pandemia fue necesaria la vacuna, las empresas necesitaremos de la adaptabilidad y el compromiso del equipo para sortear los riesgos y las incertidumbres consustanciales al día a día y solo a partir de ellas, rediseñar el tipo de empresa en que queremos convertirnos.
Tras la publicación de la Ley 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia y como si de un Barça-Madrid se tratara, en los últimos meses hemos asistido a debates enconados en los medios entre los partidarios de generalizar el teletrabajo y los adeptos a la presencia continua en la oficina.
Sin embargo, de acuerdo con el II Estudio sobre la seguridad en la vuelta al puesto de Trabajo en España realizado desde Almas Industries B+SAFE, en el que participaron más de 2.100 trabajadores de distintos sectores y perfiles profesionales, se apreció que el 62,2% de los encuestados valoró positivamente la implantación de un modelo híbrido y adaptado a las necesidades reales de cada trabajador.
Un debate bronco pero alejado de la realidad laboral en España si nos atenemos al estudio Condiciones de trabajo y salud tras un año de pandemia, de CC.OO., que alerta de que solo el 17,2% de las empresas e instituciones participantes mantienen el teletrabajo como opción real laboral para sus empleados.
Son las personas y no los medios los catalizadores del cambio
Una vez cubierta la necesidad, tal vez la clave para resolver este debate sea cambiar el foco y observar el teletrabajo no como un modelo alternativo, sino como un medio nuevo para acceder a mejores oportunidades para empresas, profesionales y ciudadanos. Porque la virtualización del entorno podrá ampliar el alcance, pero no necesariamente se traducirá en mayor rapidez y eficacia; tampoco resolverá por sí misma los problemas de comunicación habituales entre áreas, ni convertirá a equipos hasta ahora toscos en ejemplares ágiles.
Comenzábamos la columna aludiendo al mar y la referencia –lejos de ser poética– sintetiza la nueva realidad: un entorno líquido en el que el conocimiento fluya y los equipos sean capaces de remar en una misma dirección.
Porque el viento solo es dirección y propósito cuando hay cooperación, colaboración y coevolución. ■