nº 978 - 21 de octubre de 2021
¡Tienes 7 segundos!
Paula Fernández-Ochoa Socia de +MoreThanLaw y VivircorRiendo. Consultora & Speaker en Marketing Jurídico y Marca Personal en entornos de alta competición
Desde hace años, en la actual era de la información esa primera impresión puede ser no sólo física sino también digital
En la era digital todo ha cambiado tanto que la gente sabe de ti antes de conocerte.
Estoy en mi despacho, preparando una reunión virtual con una profesional que no conozco. El contenido lo tengo controlado y sé el nombre y cargo de esta persona, pero ¿cómo es? Directamente hago dos búsquedas, en Google y LinkedIn, para ver si aparece y de qué manera. Y en tan sólo 7 segundos me he creado una primera impresión de ella. En este caso muy mala y sí, me condiciona negativamente el talante con el que empezaré la reunión.
Y es que según un estudio elaborado por neurocientíficos de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Harvard, en un plazo de 7 segundos hacemos un juicio de valor en base a cuanto «adivinamos» de su nivel económico, educativo, competencia, confianza y credibilidad, sofisticación, grado de éxito, religión e ideas políticas y, en definitiva, de su apariencia y atractivo (¡o no!) social y profesional.
Hace años, esta primera impresión era siempre física. Sabíamos que era clave ir a un evento o a una cita cuidando nuestra imagen y teniendo un determinado comportamiento. Éramos conscientes de que lo que transmitiésemos en esos primeros instantes de conocer a alguien con nuestra comunicación verbal y no verbal podía abrir puertas o cerrarlas, sin más posibilidades de tener otra oportunidad.
Al respecto, hay una gran frase de Oscar Wilde que no debemos olvidar: «Nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión».
Primera impresión digital
Pero, además y desde hace años, en la actual era de la información esa primera impresión puede ser no sólo física sino también digital. Como me ocurrió a la hora de prepararme la reunión que os explicaba. Como os ocurre a todos cuando lo hacéis o lo hacen con nosotros. ¿Eres consciente de ello, de lo que transmites con tu perfil de redes sociales y tu huella digital en las búsquedas de Google? De la misma manera que cuidamos nuestra imagen para esa primera impresión presencial con un interlocutor, ¿gestionas tu perfil y contenido online para brillar en esos 7 segundos?
Además de los canales on y off line, lo que también hay que tener claro es que todo comunica, para bien o para mal, que no es algo neutro. Teníamos muy interiorizado que nuestra imagen y presentación en un cara a cara era básico. Pero ¿acaso no lo es igual cuando miramos el perfil de alguien y sacamos conclusiones con tan solo su foto y forma de describir su cargo o puesto de trabajo? ¿Crees que, a estas alturas de la era digital, ver un avatar como imagen de perfil de LinkedIn no te perjudica? O tu whastapp, sin ir más lejos. Imagina que me recomiendan un abogado muy bueno para una operación corporativa relevante en mi negocio, me dan su teléfono y al no poder contactar con él le voy a escribir un whastapp y veo una imagen de un caniche con un estado que pone «la vida son dos días, ¡fiesta!», ¿qué crees que pienso? Es un caso real y no os diré exactamente lo que pensé pero, sin duda, nada bueno.
En el mundo de Internet, un primer contacto puede producirse por la impresión que generan tu perfil, la forma de expresarte, el diseño del canal o las personas que forman la red de tus contactos. Y esa impresión, para la que tan solo bastan 7 segundos, es determinante para que decidamos contratar a alguien, hacer negocios o entablar una relación. En el mundo empresarial también hay cortejo, feeling, atracción, ¡flechazos! En Japón, existe una bonita expresión para referirse a esta emoción: «Koi No Yokan», definida como «la sensación al conocer a alguien de que inevitablemente te enamorarás de él o ella».
El mercado está tan competitivo y saturado que no podemos descuidar todos los canales e información que llevar a causar una primera impresión en alguien, en base a la cual la relación tomará sin duda un rumbo u otro, y, a veces, sin opción de cambiarlo.
Mostrarnos con nuestra mejor versión
Esa suposición o juicio que hacemos de alguien a quien no conocemos obedece a nuestra forma de estructurar el mundo de una forma simple para llegar a una conclusión rápida. Nuestro cerebro reconoce rasgos que asocia a recuerdos del pasado y eso hace que prejuzguemos, generando atracción o rechazo. Es un proceso que funciona de manera automática, por el que se infieren características psicológicas a partir de la conducta de las personas que se organizan después en una determinada impresión.
Por tanto, ante dicho comportamiento inconsciente e inevitable de quien nos ve y juzga, lo que por nuestra parte debemos hacer es ser y mostrarnos con nuestra mejor versión en imagen, información y sensaciones que provoquemos. Y eso pasa por hacer algo sumamente determinante de lo que ya me habréis leído o escuchado en innumerables ocasiones: gestionar nuestra marca personal.
Estás cometiendo un craso error si eres de los que tiene su perfil a medias, de los que no creen en las redes o de los que piensan que si les interesas ya se pondrán en contacto contigo. En la era digital todo ha cambiado tanto que la gente sabe de ti antes de conocerte. ¡Tienes 7 segundos! ■