nº 981 - 27 de enero de 2022
Jueces en redes sociales: tu pasado digital también cuenta
Fernando J. Biurrun. Consultor Social Media. Fundador Lawandtrends.com
Las intervenciones en redes sociales deben ajustarse al concepto de neutralidad política que impregna los principios de imparcialidad, independencia e integridad.
Es necesario mantener la confianza de la población en el Poder Judicial, el derecho a un juicio justo, así como la imparcialidad, integridad e independencia del sistema judicial en su conjunto
Son varios los jueces y fiscales que usan las redes sociales como una herramienta más de comunicación. La mayoría de los que sigo emplean las plataformas sociales como un tablón de comunicación, ágil y original, para difundir sus opiniones doctrinales. Es más, algunos de ellos tienen tanto éxito en los hilos que publican en Twitter, que diversas publicaciones jurídicas se hacen eco de sus opiniones. Un formato fresco, con mensajes claros, limitados en el espacio que permiten una comunicación cercana con el resto de los profesionales jurídicos. Podríamos decir que este tipo de actividad se está convirtiendo en un caso de éxito en la comunicación jurídica.
Hace unas semanas se entregaron los despachos de nuevos jueces y juezas. Leyendo mi time line, una de las afortunadas celebraba con sus seguidores y seguidoras el momento dulce que suponía su acceso a la judicatura. Una de los cientos de cuentas que sigo, pero que no la tenía del todo identificada. Así, que, picado por la curiosidad, me puse a revisar su TL de Twitter.
Esto es algo que cualquier cargo público o incluso cualquier candidato a nuevo trabajo va a tener que soportar, algo que van a hacer los medios e, incluso, los empleadores. En un principio sus tweets eran los normales de una joven opositora que había vivido encerrada con los tochos, los códigos y todo el material propio de una opositora. Pero sin profundizar mucho me encontré con una serie de tweets en la que la opositora manifestaba su opinión política con un manifiesto sesgo a un determinado partido político. Suficiente para que si algún día en el futuro tuviera que juzgar a algún miembro de dicho partido político o tuviera que conocer de un asunto en el que el partido político fuera parte, fuera recusada.
Me surgió la duda de si esta nueva jueza era consciente de lo que suponía su pasado digital para su nuevo futuro profesional. Es evidente que las normas deontológicas de la judicatura sobre el uso de las redes sociales por jueces y magistrados le afectarán de ahora en adelante, pero, como comentaba antes, la hemeroteca y el acervo digital no es solo algo que se usa contra los políticos, sino que todo cargo público en general. Un buen momento para que nuestros futuros jueces hagan una revisión crítica de su pasado digital y, también, lo adapten a una de las recomendaciones de la Comisión de Ética Judicial, que en su dictamen de 14 de enero de 2021 recomendaba que «Las intervenciones de los jueces y juezas en entrevistas, coloquios, participaciones públicas y redes sociales deben ajustarse al concepto de neutralidad política que impregna los principios de imparcialidad, independencia e integridad».
«Prudencia y moderación son las dos actitudes sobre las que pivota la libertad de expresión del juez o magistrada» señala la Comisión de Ética Judicial en su dictamen. En este mismo sentido las Directrices no vinculantes sobre el uso de las redes sociales por parte de los jueces, aprobadas en noviembre de 2018 en el marco de Naciones Unidas, señalan lo siguiente: «Es importante que los jueces, tanto como ciudadanos, como en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales, se involucren en las comunidades en las que sirven. En una era en que dicha participación incluye cada vez más actividades en línea, no se debe prohibir la participación adecuada de los jueces en las redes sociales. Sin embargo, el beneficio público de dicho involucramiento y participación virtual debe estar en equilibrio con la necesidad de mantener la confianza de la población en el Poder Judicial, el derecho a un juicio justo, así como la imparcialidad, integridad e independencia del sistema judicial en su conjunto».
Y mientras preparaba la redacción de esta columna, nada más práctico que la realidad misma. El nacional.cat publicaba cómo un magistrado de un Juzgado de los Social de Barcelona era investigado por su cuenta de Twitter @Estadocharnego en la que se «tuiteaba contra el independentismo y los políticos catalanes», según señala el medio. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) decidió, a petición de la consellera de Justicia, Lourdes Ciuró, enviar el caso de este juez al Promotor de la Acción Disciplinaria, y el magistrado cerró la cuenta, por lo que si se consulta en la actualidad nos encontraremos con el mensaje de que la cuenta no existe.
Además, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha aceptado la tramitación de una recusación presentada por Pilar Rahola, en el caso de su despido por La Vanguardia, contra el magistrado en cuestión al cuestionarse su imparcialidad ante su actividad en Twitter.
Cada cual tiene que responder con su presente digital, pero no obviemos nuestro pasado digital, y si no que se lo pregunten a las consultoras americanas, que cada año son contratadas por miles de estudiantes universitarios estadounidenses para «limpiar» su pasado digital y presentarse como candidatos óptimos en su búsqueda de empleo. Más de un político debería aprender de esto y, tal vez, algún que otro juez. ■