nº 985 - 26 de mayo de 2022
Reseña de la obra ‘Padres e hijos’, de Ivan S. Turguénev (1862)
Aida Mazas Velasco. Estudiante de 3º curso del doble grado ADE + Derecho (Universidad de Deusto. Bilbao)
Turguénev sitúa su novela en la Rusia de los zares del siglo XIX, donde la sociedad aún se regía por un fuerte feudalismo. La obra se centra en la descripción de la relación entre padres e hijos, dominada por un claro conflicto generacional, en lo relativo a los padres como representación de la defensa de la tradición y los hijos como representantes del deseo del cambio y modernidad. Este conflicto queda claramente reflejado en las discusiones que representan Pável, militar retirado, y Bazárov, el joven nihilista. A su vez, la corriente filosófica nihilista rebosa en la totalidad de la obra, sobre todo en los debates que pronuncian los personajes, siendo escena clave el reto en el que participan ambos personajes, Pável y Bazárov. Tras observar Pável el beso entre Fienechka, su amor secreto, y Bazárov, le propone al último batirse en reto. Bazárov, al contrario de lo que se podría pensar, en lugar de preguntarle a Pável la razón de su ofensa, acepta su futuro sin cuestionar nada más que el procedimiento a seguir.
La ruptura con la forma tradicional de actuar se ve reflejada desde el inicio de la obra, cuando Nikolai se muestra inquieto al confesarle a su hijo Arkadi que ha tenido un bebé con Fieniechka, la joven sirvienta, presintiendo una absoluta desaprobación por parte de su hijo y, al contrario, Arkadi recibe la noticia con absoluta serenidad, sin encontrar hecho inadecuado alguno, lo cual sorprende a Nikolai, pero le relaja al mismo tiempo. Esto también se refleja en las conversaciones que mantienen los protagonistas, Arkadi y Bazárov, con Kukshiná sobre feminismo y la imperativa necesidad de emancipación de la mujer.
Padres e Hijos constituye una de las obras cumbre del realismo ruso. A través de la misma es más sencillo comprender la realidad de la sociedad rusa en el siglo XIX, antes de la Revolución Bolchevique. Se adentra en los temas de la época, como la cuestión eslava, el conflicto del campesinado, el feminismo…
Sin embargo, pese a la amplitud de temas de discusión a lo largo de la obra, el autor no logra profundizar en demasía en ninguno de ellos. El relato es muy lineal, con acontecimientos y conflictos muy planos que, como se ha mencionado anteriormente, sirven para comprender mejor la descripción del entorno, pero no para obtener un conocimiento más profundo de los temas en cuestión.
En lo respectivo al significado de la obra, pareciera que el autor critica a quienes se mantienen firmes en sus convicciones ideológicas, pudiéndose apreciar la misma en el fatal final de Bazárov, quien se mantiene firme a sus convicciones, al contrario que el de Arkadi, quien abandona sus ideas con objeto de ser feliz y de autorrealizarse como individuo, formando una familia en su caso.
No es un libro para todos los públicos, pues es un tanto denso y lento, difícil para un público de masas. No obstante, sí que estaría dirigida a un público más maduro, que comprenda el contexto de la obra y la complejidad de los temas tratados. ■