nº 986 - 30 de junio de 2022
Lengua y economía: el valor del español
(Real Decreto 431/2022, de 7 de junio, para la creación del Observatorio Global del Español)
J&F
La Constitución Española establece en el artículo 3.1 que el castellano es la lengua española oficial del Estado, a lo que añade que todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. No es la única, a su lado se encuentran las demás lenguas españolas que serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos (como dispone el artículo 3.2 de la propia Constitución). El castellano no es la única lengua pero sí es la única oficial en todo el territorio del Estado.
Su importancia y su valor esta fuera de toda duda. Hay una Real Academia Española (fundada en 1713) que es «una institución con personalidad jurídica propia que tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico, según establece el artículo primero de sus actuales estatutos» (artículo 1 de sus estatutos). Hay un Instituto Cervantes (creado en 1991 por la Ley 7/1991, de 21 de marzo) como entidad de Derecho público para la promoción y difusión del Español (artículo 1) y que tiene como fines «promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español y fomentar cuantas medidas y acciones contribuyan a la difusión y la mejora de la calidad de estas actividades» y «contribuir a la difusión de la cultura en el exterior en coordinación con los demás órganos competentes de la Administración del Estado» (artículo 2).
Y también tenemos una Dirección General del Español en el Mundo, integrada en la Secretaría de Estado para Iberoamérica y el Caribe, y el Español en el Mundo, del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, que fue introducida en la estructura orgánica básica de los departamentos ministeriales (Real Decreto 139/2020, de 28 de enero) por el Real Decreto 808/2021 de 21 de septiembre. Dirección General del Español en el Mundo que tiene como objetivo asegurar lacoherencia de la acción del Estado en la proyección del idioma en el extranjero y optimizar todo el potencial que ofrece el español en el ámbito internacional.
El propio Ministerio de Asuntos Exteriores señala que, entre sus líneas de acción esta Dirección General del Español en el Mundo «está encargada de impulsar el papel del español como factor de crecimiento económico y competitividad internacional; de impulsar su expansión tanto en ámbitos tradicionales como en campos de la comunicación, la ciencia, la tecnología, la innovación y la accesibilidad, y de contribuir a la mayor cohesión de la comunidad hispanoparlante a nivel global» (como se puede comprobar en su propia página web).
Pero como nada es suficiente para impulsar y promover nuestra lengua oficial común (la de todos) desde el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática se ha impulsado el Real Decreto 431/2022, de 7 de junio, para la creación del Observatorio Global del Español (publicado en el Boletín Oficial del Estado de 8 de junio de 2022), órgano colegiado que se adscribe orgánicamente al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (artículo 1.1).
Observatorio Global del Español que tendrá como funciones, conforme a lo dispuesto en el artículo 3, las de:
a) Propuesta de estudios en torno a la situación del español en el mundo para la emisión de informes.
b) El seguimiento del papel del español en los ámbitos de la nueva economía digital.
c) El establecimiento de un espacio de diálogo, análisis y debate entre personas expertas en torno al español.
d) Actuar como órgano permanente de recogida y análisis e información en torno a la situación del español en diferentes ámbitos a escala internacional.
e) Promover la realización de estudios e informes técnicos de diagnóstico de la situación del español para fomentar el conocimiento y prestigio de la lengua y las culturas hispánicas.
f) Coordinar la actuación de otros observatorios del español ubicados en diferentes países.
g) Informar aquellos asuntos que sean sometidos a su criterio en materia de economía de la lengua.
h) Formular recomendaciones y propuestas de actuación en el ámbito de la nueva economía de la lengua.
i) Impulsar acciones para el fomento de la presencia de la lengua española en las nuevas tecnologías y la economía digital.
No estoy muy seguro de lo que se pretende con la creación de esta ventana indiscreta (eso, y no otras cosa, son los observatorios). El texto introductorio que antecede al propio articulado hace referencia al «acelerado proceso de digitalización está desarrollando una nueva economía basada en un conjunto de tecnologías, servicios y ecosistemas empresariales que tienen como uno de sus ejes principales el tratamiento del lenguaje natural» y a que «la lengua se convierte en un elemento clave para desarrollar todo el potencial de esta nueva economía». Ahora bien, no parece tan clara esa afirmación que se realiza (más o menos gratuita) de que «en relación con el principio de eficiencia, este real decreto es adecuado a dicho principio en tanto en cuanto no crea cargas administrativas ni afecta a las existentes y racionaliza en su aplicación la gestión de los recursos públicos».
Lo cierto es que todo resulta confuso. Nótese que entre las funciones está la de coordinar la actuación de otros observatorios del español ubicados en diferentes países cuando el Instituto Cervantes ya «está presente en 88 ciudades de 45 países, a través de sus centros, aulas y extensiones, por los cinco continentes» (como se pone de manifiesto en su propia página web).
Se sigue percibiendo una extraña esquizofrenia sobre nuestra lengua común. Castellano de puertas adentro, español de puertas afuera. Un indudable valor del español en el mundo que se pone en duda sin salir de nuestro propio país donde no somos capaces de valorar, y mucho menos defender, nuestro patrimonio lingüístico, integrado por el castellano y el resto de las lenguas españolas.
Y es que, aunque no resulta cierta la atribución que al más famoso personaje de quien da nombre al Instituto Cervantes se realiza de la frase «cosas veredes amigo Sancho, que faran hablar las piedras», sí que lo es que fue derrotado en Barcelona. ■