nº 986 - 30 de junio de 2022
«Ya no somos meros asesores jurídicos del negocio, sino que nos hemos convertido en sus socios y compartimos sus principales retos»
Justo Garzón Ortega. Director de Planificación y Gobierno Corporativo en los SSJJ de Iberdrola
Justo Garzón Ortega es licenciado en derecho (ICADE E-1) con master en derecho empresarial por la Fundaçao Getulio Vargas de Brasil y Diplomado en Responsabilidad Social Empresarial por la Universidad Adolfo Ibañez de Chile. Se incorporó a Iberdrola en 2011 tras haber desarrollado su carrera profesional en el sector bancario, que inició en el Banco Hispano Americano y la finalizó en Banco Santander. Desde su incorporación a Iberdrola ha sido director de los SSJJ en Brasil hasta su regreso a España en 2016, donde fue responsable del asesoramiento jurídico a la Unidad de Cumplimiento y del gobierno corporativo de las filiales del Grupo Iberdrola. En 2019 le encomendaron poner en marcha el Proyecto Darwin para la evolución y transformación de los SSJJ y desde entonces es director de planificación en los SSJJ.
«Con el Proyecto Darwin hemos unido a la excelencia jurídica la excelencia operativa»
«Desde el principio nos dimos cuenta de que la transformación digital era mucho más que comprar herramientas digitales y empezar a utilizarlas sin un objetivo claro»
¿Cómo valora la evolución de Iberdrola y de sus SSJJ desde su incorporación en 2011?
La verdad es que Iberdrola es un grupo que nunca deja de evolucionar y crecer y en los Servicios Jurídicos somos muy conscientes de que si queremos contribuir a los constantes restos del grupo también tenemos que estar en continua evolución. Y creo que lo estamos consiguiendo, ya no somos meros asesores jurídicos del negocio, sino que nos hemos convertido en sus socios y compartimos sus principales retos: crecer en resultados, la excelencia operativa, poner al cliente en el centro de la estrategia y optimizar el capital. Por tanto, la valoración es muy positiva. En un grupo líder como Iberdrola, los SSJJ tienen que llevar el liderazgo jurídico en el sector energético para poder acompañar al negocio.
Usted ha liderado el Proyecto Darwin, mediante el que han logrado reducir un 15 % los costos de los servicios jurídicos de Iberdrola. ¿En qué ha consistido?
Bueno, el Proyecto Darwin ha ido mucho más allá de una reducción de costos. Darwin nació como un proyecto integral de evolución y transformación de los SSJJ. Queríamos aprovechar las posibilidades que trae la era de la transformación digital para ser más eficientes, optimizar nuestros recursos y crear más valor para el grupo, todo ello manteniendo el nivel de excelencia jurídica que ya teníamos. Para ello lo primero que hicimos fue la foto de los SSJJ, un análisis muy detallado de toda nuestra actividad, para saber dónde teníamos que actuar y, a partir de ahí detectamos cinco áreas de actuación en las que hemos desarrollado 23 planes de acción que han traído importantes eficiencias económicas y operativas. Yo creo que las claves del éxito del Proyecto Darwin han sido: primero poner el foco en las personas, todos teníamos que prepararnos para el cambio, ha sido un proyecto global e internacional en el que todos los miembros de los SSJJ han participado. La segunda clave era ir obteniendo resultados tangibles desde el inicio, pequeños logros que enseguida poníamos en valor: por ejemplo, el 15 % de reducción de costos, la reducción de las tarifas de los despachos externos mediante un plan de procesos competitivos de contratación, o eficiencias operativas, como la reducción del tiempo en la gestión societaria o los procesos de facturación. Y finalmente, la comunicación, contar bien lo que estábamos haciendo y con la participación de todos… Por ejemplo, presentamos los resultados del proyecto con vídeos donde participábamos todos y ha sido un éxito.
¿Qué papel ha tenido la tecnología aplicada al derecho en la consecución de estos logros?
Pues ha sido fundamental. La transformación digital fue uno de los principios inspiradores del Proyecto Darwin, pero desde el principio nos dimos cuenta de que la transformación digital era mucho más que comprar herramientas digitales y empezar a utilizarlas sin un objetivo claro. Por eso una de las áreas de actuación ha sido específicamente la de transformación digital y vimos en qué tareas o actividades podíamos obtener eficiencias digitalizando, automatizando o aplicando inteligencia artificial. Analizamos el mercado, vimos qué posibilidades había, analizamos también qué era más conveniente, si adquirir tecnología externa o realizar desarrollos externos. Todo ello lleva tiempo, porque hay que tener muy claro qué problema tenemos y cómo la tecnología nos lo va a solucionar… Por eso no fue hasta el segundo año del proyecto cuando empezamos a incorporar nuevas tecnologías. A veces montamos programas piloto en un país o en un área concreta para estar seguros de que la tecnología que aplicábamos era la adecuada.
¿Qué supone para Iberdrola la nominación a los Premios Expansión, precisamente por el Proyecto Darwin?
La hemos recibido con mucha ilusión pues es un reconocimiento muy importante. Vernos junto a los grandes despachos de España, con los que además trabajamos habitualmente y que conocen muy bien el Proyecto Darwin, es el reconocimiento de que hemos cumplido nuestros objetivos. Hemos unido a la excelencia jurídica la excelencia operativa, que hoy en día es tan importante como la jurídica. Además, es un incentivo para continuar afrontando los retos del futuro. El Proyecto Darwin nos ha transformado y preparado para ser más eficientes, pero esto no puede acabar aquí y ya estamos pensando en cómo va a continuar.
Vivimos en un momento de crisis energética debido a la guerra en Ucrania, entre otros factores, con precios de la electricidad que día a día batían récords. ¿En qué medida está repercutiendo en el trabajo del Departamento que dirige?
En los momentos de crisis evidentemente el trabajo se incrementa y hay que adaptarse nuevas circunstancias, muchas totalmente inesperadas y desconocidas: una pandemia, una guerra…y para esto hay que estar preparado. A esto también nos ayudó el Proyecto Darwin, que cambió nuestra mentalidad. Ya no somo meros asesores, sino verdaderos socios del negocio; participamos en los proyectos y en la definición de estrategias ante la crisis desde el minuto uno y eso para el negocio es muy importante, se obtienen los mejores resultados… Los abogados de Iberdrola entienden el negocio y están preparados para afrontar estos retos. Con Darwin reforzamos nuestra formación estratégica enfocándola en temas de negocio, por ejemplo, lo primero que hicimos fue certificar a nuestros abogados en Legal Project Management, para que trabajen con conceptos de negocio.
¿Qué objetivos tienen actualmente para seguir siendo referentes en innovación, eficiencia y digitalización?
Tenemos nuevos objetivos. Ya estamos en la era post-Darwin y nos consideramos preparados para seguir afrontando retos en innovación, eficiencia y digitalización. Para eso hemos creado el Centro de Innovación Legal, que es la continuación del Proyecto Darwin, pero ya con idea de permanencia. Es un centro de pensamiento en innovación legal basado en los mismos principios de Darwin: global, transversal y en el que podamos participar todos. Con él queremos continuar a la vanguardia de la innovación legal, seguir evolucionando y siendo más eficientes. Ya hay nuevos planes de acción en marcha como digitalización de poderes, ticketing para consultas, automatización de requerimientos de información o el Plan ESG Despachos, con el que queremos concienciar a nuestros despachos colaboradores en la aplicación de critérios ESG.
Un proyecto tan ambicioso como Darwin habrá tenido una inversión importante en nuevas tecnologías. ¿cómo lo han conseguido?
Uno de los principales logros de Darwin es que se ha autofinanciado. No hemos solicitado una partida presupuestaria adicional para llevarlo a cabo. Cómo comprenderá, es uno de los aspectos más valorados por el negocio. En primer lugar, decidimos hacerlo sin consultores externos, pues pensamos que éramos quienes mejor nos conocíamos… Fueron muchas horas de trabajo adicional a nuestra actividad jurídica diaria, pero valió la pena. Por otro lado, la inversión en nuevas herramientas digitales la obtuvimos con partes de las eficiencias económicas que comenzamos a conseguir desde el principio con nuevas técnicas de gestión presupuestaria y nuestro plan de procesos competitivos de contratación. Por eso, ese 15 % de reducción de costos que conseguimos es mucho más, pues ya incluye la inversión en nuevas tecnologías. Teníamos muy claro que si buscábamos eficiencias teníamos que empezar por hacer el propio proyecto eficiente. ■