nº 986 - 30 de junio de 2022
El creciente interés alrededor del euro digital
Jose Luis Lorente. Socio Bird & Bird
La fragmentación del mercado de redes permisionadas ha puesto de manifiesto las limitaciones inherentes de dichas redes en cuanto a su escalabilidad
Ante los problemas de escalabilidad y tendencia a la fragmentación de las criptomonedas se vaticina en los próximos años un auge de las denominadas stablecoins
El objetivo de las primeras redes de blockchain en su planteamiento más genuino fue la creación de un sistema monetario alternativo que reemplazara al dinero de curso legal. No obstante, la reciente proliferación de proyectos de criptomonedas en redes permisionadas asentadas sobre los intereses (particulares) de unos pocos nodos validadores, ha puesto de manifiesto la tendencia a la fragmentación del mercado, motivado en parte por el incremento de costes estructurales de este tipo de redes privadas y, en consecuencia, la dificultad y limitaciones inherentes de dichas redes en cuanto a su escalabilidad, expansión y aceptación generalizada, y por ende, para el desempeño de la función social del dinero.
Recordemos que la RAE define el dinero como el instrumento aceptado como unidad de cuenta, medida de valor o de pago generalmente aceptada.
En este contexto, el boletín publicado el 7 de junio de 2022 por el reputado organismo internacional Bank for International Settlements («BIS») bajo el título Blockchain scalability and the fragmentation of crypto destaca dicho problema de escalabilidad y tendencia a la fragmentación del mercado de las redes permisionadas, situación ante la cual dicha institución controlada por los bancos centrales vaticina un creciente protagonismo de las denominadas stablecoins, y dentro de estas muy particularmente las divisas digitales respaldadas por bancos centrales.
El mes pasado Christine Lagrade, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) hizo unas polémicas declaraciones en la televisión holandesa sobre las criptomonedas, las cuales en su opinión no valen nada porque no se basan en nada ni tienen ningún activo subyacente que actúe como ancla de seguridad. Por el contrario, la presidenta del BCE se mostró optimista respecto del euro digital del BCE, un proyecto que espera se concrete en los próximos cuatro años.
Ya en febrero de 2020, la Sra. Lagrade se mostró favorable a que el organismo que preside estudiara la posibilidad de emitir moneda digital como respuesta al interés generado alrededor de los denominados stablecoin o divisas digitales referenciadas a monedas de curso legal, estudios de dieron comienzo a finales de ese mismo año.
Divisas públicas digitales
Lo cierto es que, ante la fragmentación y volatilidad de los mercados de criptomonedas, el auge de las stablecoins y el uso decreciente del efectivo, muchos bancos centrales están comenzando a desarrollar sus divisas públicas digitales. Estas se conocen como Central Bank Digital Currency o «CBDC». Así, China, lanzó en 2021 un piloto del e-yuan, el Reino Unido ha creado su propia task force e incluso Rusia ha dado un especial impulso al proyecto del rublo digital con la invasión de Ucrania y las posteriores sanciones.
¿Y qué son estas monedas virtuales? No es otra cosa que la aplicación del modelo desintermediado de transferencias característico de la tecnología de bloques al sistema monetario tradicional, de manera que las unidades de cuenta o tokens son representativas –y canjeables– por dinero de curso legal. Como resultado, se produce lo que se ha venido a denominar acertadamente la «tokenización del dinero fiat» o una forma electrónica de representar el dinero de curso legal para facilitar su circulación, liquidación y compensación.
Para entender este concepto, cabe hacer una distinción básica entre las nuevas criptomonedas o unidades de valor autorreferencial que se crean y ponen en circulación al amparo de una plataforma blockchain (caso del Bitcoin) y los stablecoins, que representan activos del mundo real off-chain al tener como colateral una determinada moneda de curso legal.
Desde un punto de vista regulatorio, los CBDC –y por tanto el euro digital– deberán ser dotados de una regulación específica ya que quedan expresamente excluidos del ámbito de aplicación de la Propuesta de Reglamento del Parlamento y del Consejo relativo a los mercados de criptoactivos –conocida como MiCA por sus siglas en inglés de Market in Crypto Assets.
En este particular, la Comisión ha desvelado su propuesta de empleo del reglamento comunitario como técnica legislativa en el contexto de la consulta abierta hasta el 14 de junio de 2022, destinada a recabar las opiniones de operadores y usuarios del sector de los pagos para evaluar los efectos y consecuencias de la introducción de un euro digital. Dicha consulta de la Comisión complementa la consulta previa del BCE en octubre de 2020 cuando inició una «fase de investigación» de dos años para avanzar una propuesta que, de ser aceptada, se espera implementar en los tres años siguientes. ■