nº 988 - 6 de octubre de 2022
Una reflexión antes de la adquisición de servicios Legaltech
Fernando J. Biurrun. Consultor Social Media. Fundador Lawandtrends.com
La elección de un proveedor de servicios legales no es está exenta de riesgos. La mayoría de las empresas del sector Legaltech son startups que viven más de las rondas de financiación que generan las expectativas de la solución que proponen que de sus propios clientes
Cuando un despacho va a invertir su tiempo y su dinero en la adquisición de una nueva tecnología debe valorar no solo los beneficios que le va a reportar la nueva utilidad, sino también la estabilidad del proveedor de servicios
El surgimiento de la industria Legaltech facilita un gran número de soluciones y propuestas para que los despachos de abogados puedan integrar la tecnología en el día-día, acelerar procesos de cambio, mejorar su eficiencia con el cliente, ser más productivos. En suma, un gran número de ventajas que pueden ayudar a los despachos y a la abogacía a ser más competitiva.
No obstante, la elección de un proveedor de servicios legales no es está exenta de riesgos. La mayoría de las empresas del sector Legaltech son startups que viven más de las rondas de financiación que generan las expectativas de la solución que proponen que de sus propios clientes. Evidentemente, muchas de ellas nacen de una idea brillante que necesita ser testada en el mercado. Además, necesitan convencer en su implantación a un mercado que, aparentemente, ha recurrido a la tecnología casi más por obligación que por verla como una utilidad práctica y necesaria.
En los medios de comunicación legal, cada vez más, vemos la publicación de noticias de Legaltech que cuentan cómo van consolidando su negocio, el crecimiento en clientes y facturación, además de apoyo que puedan seguir teniendo de sus inversores. Consolidar un negocio en la industria legal no es fácil, más cuando hablamos de mercados tan pequeños como puede ser el español a diferencia de industrias muchos más grandes como son el mercado americano y el anglosajón.
Beneficio y estabilidad
Cuando un despacho va a invertir su tiempo y su dinero en la adquisición de una nueva tecnología debe valorar no solo los beneficios que le va a reportar la nueva utilidad, sino también la estabilidad del proveedor de servicios. Su capacidad tecnológica y humana como proyecto de futuro, más cuando la solución que se quiera adquirir no tenga un carácter de uso puntual, sino que se integre en la infraestructura del funcionamiento del despacho y/o pueda afectar a la relación con sus clientes, a su imagen o comunicación.
Recuerdo que en los 90 en nuestro país surgieron los primeros desarrolladores de los programas de gestión de despachos; en casi todas las provincias había un desarrollador que había creado una solución para un abogado y que trataba de «vender» su solución a otros. Era algo mucho más embrionario de lo que hoy conocemos como las startups, más bien eran promotores o emprendedore con mucha vocación y muy poca financiación. Pasaron muchos años hasta que muy pocos de esos emprendedores consolidaran sus negocios y algunos de ellos terminaron abrazando el soporte estructural y financiero de las grandes editoriales. Pero, ¿cuántos despachos se vieron frustrados con las aplicaciones que compraron? Los sistemas se caían con frecuencia, no contemplaban todas las posibilidades de los procesos judiciales, eran herramientas poco flexibles e intuitivas, incluso, me atrevería a decir que en algún caso resultaba más costoso la carga de los datos. Las agendas no siempre funcionaban correctamente y cuando se solicitaba soporte al desarrollador éste no era ágil en su respuesta. Y, en muchas ocasiones, cuando ya se tenían todos los expedientes en un sistema, el desarrollador abandonaba su proyecto. Migrar toda la información a un sistema nuevo no resultaba nada fácil.
Garantías de futuro del proveedor
No quiero ahondar en este comentario en las soluciones actuales, pero puede servir este ejemplo del pasado para abrir una reflexión. No es lo mismo adquirir una solución puntual como puede ser comprar un formulario inteligente, darse de alta temporalmente en un Marketplace para ver si nos da resultado, que tener que realizar un cambio en la infraestructura de nuestro despacho, lo que puede suponer tiempo y dinero. Esto requiere de garantías de futuro del proveedor, de ser ágil en la respuesta, de tener un buen servicio de atención al cliente y, sobre todo, de estabilidad financiera. Por eso, no basta que la solución sea óptima. En un mundo tan convulso como el actual, también se requiere la fiabilidad del proveedor y, más, en empresas o startups que dependen en una gran medida de sus inversores. ■