nº 990 - 24 de noviembre de 2022
Reseña de la obra ‘Lady Susan’, de Jane Austen (1871)
Natalia López-Cano Cucalón. Estudiante de 4º curso del doble grado de ADE + Derecho (Universidad de Deusto – Bilbao)
Esta novela breve de Jane Austen tiene un formato epistolar, mediante 41 cartas que narran la historia de intrigas tejida por Lady Susan. Al contrario de otras novelas de la escritora inglesa, en esta la protagonista es una viuda bella que, con artimañas y sin escrúpulos, maneja a los hombres a su antojo. A través de la correspondencia mantenida entre Lady Susan y Alicia, amiga de esta, vemos las intrigas que teje, la primera para asegurar el futuro de su hija y de ella misma. En la época en que está ubicada, el siglo XIX, asegurar un buen matrimonio no resultaba deleznable, incluso aprovechándose de la bondad y el carácter noble de algunos hombres, tal y como Jane Austen resaltó en otras de sus obras. La escritora, describe a los hombres como personas cultivadas, con intereses ilustrados y con una renta digna, mientras que las mujeres necesitan casarse para asegurar su futuro mientras conviven con sus ilusiones. En este caso, en cambio, la protagonista desecha de tal manera las sensibilidades de los hombres y las mujeres que resulta evidente cómo simplemente vela por su propio bien sin pensar siquiera en el de su hija. Por otro lado, la señora Vernon nuera de Lady Susan y suspicaz en relación con sus planes, mantiene correspondencia con su madre Lady De Courcy. A través de su correspondencia, apreciamos la atención que dispensa a su hermano, Reginald, y a su sobrina, los cuales se encuentran en manos de la caprichosa voluntad de Lady Susan.
Desde la perspectiva de Derecho, esta novela refleja las normas morales y las reglas de trato social de la época. Las primeras, se ubican en el plano interno del individuo cuya sanción es subjetiva, ya que se basa en la autonomía personal y una misma situación tiene diferente valoración para diferentes sujetos, especialmente en el caso de hombres y mujeres. En este caso, en lo relativo a Lady Susan, a través de las páginas podemos contemplar la falta de remordimiento que tiene y cómo la misma señora Vernon intenta desentrañar sus actos, pero sin éxito, de forma que «la maestra del engaño, sin embargo, parecía perfectamente despreocupada».
Por otro lado, respecto a las reglas del trato social la sanción es indeterminada y aleatoria por el colectivo. Su coercibilidad está determinada por diferentes grados de presión según la posición social en la que se enmarque. En este caso, Lady Susan sale escaldada ya que, a pesar de que intenta mantener su reputación, los demás personajes son conscientes de sus malas artes. Lady Susan, a pesar de sus artimañas, quiere aparentar ser víctima de las malas lenguas y después de la pelea con Reginald ella expresa que «no quería dejar mi reputación en manos de un hombre tan violento y resentido. La habría puesto en peligro si le hubiera permitido partir con una impresión tan desfavorable de mí». No obstante, Lady Susan queda desenmascarada, ya desde el principio de la novela, donde se la percibe como artera y, como bien concluye Reginald, «me veo en la obligación de afirmar que los relatos sobre su comportamiento maligno, (…) han sido demostrados como ciertos». ■