nº 992 - 26 de enero de 2023
Pon la tecnología de tu parte
Andrés Pascual. Abogado y escritor
La mayoría de los abogados dedican la mitad de su tiempo a tareas que podrían ser realizadas por un robot
Buena parte de la información que absorbemos no aporta valor ni a tu vida ni a tu trabajo en el despacho
El Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) y la asociación Women in a Legal World suscribieron un informe titulado El sector legal cree en la tecnología para analizar cómo se están implementando los diferentes sistemas y herramientas digitales en el ejercicio de la profesión. La conclusión: la mayoría de los abogados dedican la mitad de su tiempo a tareas que podrían ser realizadas por un robot; un porcentaje que, en el caso de los in house, se eleva hasta el 80 %. Esto es así porque una buena parte de nuestro trabajo son tareas donde el criterio aplicable no depende de un ser humano, sino de un proceso establecido por la ley.
Ante este panorama, tenemos dos opciones. 1: Me desespero y me acurruco en el sofá de la sala de espera bajo un edredón de frustración, pensando que en cuatro días seré un profesional caducado sin cabida en el mercado. 2: Celebro que el nuevo escenario liberará parte de mi tiempo, que podré dedicar a tareas de mayor valor y que solo yo (y ningún maldito robot) puede hacer.
Asume que el mundo es cambiante
El mundo avanza a tal velocidad que, posiblemente, solo el 15 % de lo que sabemos hoy será relevante en cinco años. ¡Y ni siquiera sabemos qué 15 %! Nuestra primera reacción es enfrentarnos a esta situación. Error. De lo que se trata es de abrazar las nuevas opciones con serenidad; y, desde una actitud de eternos novatos, lanzarnos a explorar, movilizar la experiencia ajena, sacar el ingenio ante la imposibilidad de saberlo todo…
Como explican desde LegalShelter (la primera incubadora de LegalTech de España), en la actualidad podemos encontrar tres categorías de herramientas con vocación facilitadora:
1.–Tecnologías habilitadoras, que se ocupan de la digitalización de los datos jurídicos y tienen como objetivo facilitar la digitalización de la información, de los recursos y de los procesos. Entre estas se encuentran las soluciones de almacenamiento en la nube, de ciberseguridad y de conectividad.
2.–Tecnologías que apoyan la mejora de procesos, incluyendo soluciones para el trabajo administrativo, la contabilidad, el desarrollo empresarial, los recursos humanos, la gestión de casos y la gestión de documentos que aumentan la eficiencia de los procesos.
3.–Tecnología de derecho sustantivo, referida, más allá de las cuestiones administrativas, a soluciones que automatizan la redacción de contratos simples, el análisis de documentos, el análisis predictivo de los juicios…
Como explica el físico Michio Kaku, «La potencia de los ordenadores se dobla cada 18 meses. Hoy tu teléfono ya es más potente que el ordenador de la NASA que llevó al hombre a la luna». ¿Imaginas lo que podríamos lograr si utilizásemos con cabeza ese poder? Y resalto esta última frase porque la necesaria transición de los despachos hacia el nuevo escenario tecnológico ha de comenzar por fiscalizar las funciones de ese pedazo de hierro que llevamos en el bolsillo, para que nos ayude en el proceso en lugar de robarnos nuestra esencia.
Consejos para que el móvil no sea tu peor enemigo
Antes de nada, has de tomar conciencia de cómo usas el móvil. Para ello dispones de apps de control que te muestran cuánto tiempo pasas dentro de aplicaciones específicas.
Como explica Cristina Benito en su libro Time Mindfulness, la mayoría de las ocasiones que acudimos al móvil lo hacemos de forma automática, sin prestarle atención alguna. En España lo hacemos de media cada 10 minutos. Es lo primero que miramos al levantarnos y lo último al acostarnos, también a mitad de noche cuando estamos desvelados… y, cómo no, mientras estamos trabajando. Y no solo eso. Una vez dentro, de forma igualmente inconsciente nos quedamos por tiempo indefinido.
Pare evitar esto, puedes empezar por escribir como fondo de pantalla el siguiente mantra de tres preguntas:
1.–¿De verdad quiero abrir esta aplicación?
2.–¿Para qué lo estoy haciendo?
3.–¿Tengo tiempo para esto?
La primera pregunta te hará ver si la decisión de coger el móvil ha sido o no consciente. La segunda te alertará acerca de si estás huyendo de algo (tal vez dejar de pensar en ese asunto que se ha torcido y que no sabes cómo encauzar). En cuanto a la tercera, si decides que sí, acuérdate de no pasarte.
Aquí van otras dos propuestas igual de sencillas, y no por ello menos efectivas:
Crea tu «espacio tecnología cero». Hay quien tiene una habitación del pánico, completamente sellada e infranqueable para resguardarse cuando le entran ladrones en casa. ¿Por qué no hacer lo mismo contra este ladrón de atención? Escoge un rincón fuera de tu despacho para dejar no solo el teléfono, sino toda herramienta tecnológica que no precises en este instante.
Se exigente y selectivo. Los expertos recomiendan no tener más de cuatro canales de comunicación entre todas los que existen: correo electrónico, mensajes de texto, mensajes de Facebook, Twitter, Instagram, llamadas telefónicas… Pon límites al contenido que consumes, ya que buena parte de la información que absorbes no aporta valor ni a tu vida ni a tu trabajo en el despacho. ¿Acaso leerías sobre un tema que no te llama en absoluto?
Antes de terminar, un último consejo: bloquea las notificaciones. Ya. Por favor. No hay nada tan urgente como ser el dueño de tu tiempo. ■