nº 997 - 29 de junio de 2023
Diseña tu despacho y multiplica la productividad
Andrés Pascual. Abogado y escritor
El diseño de los despachos influye sobre nuestras emociones y, por ende, sobre nuestro comportamiento
Favorece el bienestar de quienes trabajan contigo y estarás multiplicando su productividad
Hace unas semanas grabé una charla sobre gestión emocional en las oficinas de Castellana de uno de los grandes despachos de nuestro país. Desde el momento en el que entré al bufete, quería quedarme a vivir allí. La decoración invitaba a bajar a un Zara a por un pijama y recostarte en la sala de espera. Envidiaba a aquellos que tenían un gran problema en su negocio y se veían obligados a acudir allí muchos días para que se lo arreglasen.
La forma en la que están diseñados los despachos influye sobre nuestras emociones y, por ende, sobre nuestro comportamiento. Los centros comerciales buscan que los clientes, además de comprar lo que necesitan, vivan una experiencia, una propuesta que persigue vender más. Y al igual que la experiencia del consumidor, la del socio o empleado también se ve condicionada por el diseño de los espacios. No podemos construir una playa frente a la ventana en una calle de Madrid, pero sí podemos generar entornos que remuevan las emociones de nuestros equipos en el mismo sentido, reduciendo nuestros niveles de estrés y haciendo que dejemos de sentir la oficina como un lugar hostil, aumentando así la productividad.
Tu bienestar no precisa de un gran presupuesto
La certificación Well Building Standard (creada en 2014 por el International Well Building Institute) es un sistema de puntuación que permite identificar, medir y monitorizar cómo los espacios influyen en la salud y el bienestar de sus ocupantes. Si aún te parece que es un tema residual, has de saber que la última versión de su programa tiene doscientas dieciocho páginas. Con la calidad de vida de los trabajadores en el punto de mira, los auditores evalúan el cumplimiento de más de cien medidas de diseño, uso y rendimiento. Más de cien. ¿No te parece que es una buena idea asomarte a este nuevo mundo para no quedarte atrás?
Lo mejor de todo es que esta iniciativa no tiene por qué precisar un gran presupuesto. En ocasiones basta con escoger adecuadamente el tono de las luces o el color de las paredes. Los colores suaves y neutros como el azul pálido aportan relajación, simulando un lienzo en el que todo cabe (también las nuevas ideas). Un blanco que tienda hacia el amarillo simboliza la luz e incita al intercambio de información, por lo que es adecuado para salas de reuniones. El verde y marrón son colores habituales en los despachos que persiguen un estilo clásico, pero has de saber que aportan algo más: por su conexión con la naturaleza, abren la mente al crecimiento y al pensamiento abstracto, por lo que funcionan bien en puestos individuales. Por su parte, el uso de colores más saturados convierte a los espacios en centros de impulso y acción, por lo que mejor deben reservarse a empresas con una cultura corporativa sofisticada.
En lo que se refiere a la iluminación, el acceso a la luz natural y a las vistas de la naturaleza (o en su defecto de espacios verdes interiores) reduce los niveles de cortisol, contribuye a un mayor estado de alerta durante todo el día y fomenta hábitos de sueño saludables. Debemos procurar el acceso igualitario a la luz natural y controlar la intensidad y la temperatura del color de la luz interior a través de sistemas de iluminación circadianos, siguiendo los ciclos naturales del día.
Diseño biofílico
Cierra los ojos e imagina un espacio en el que sientas relajación, calma, paz. ¿Adónde te ha llevado la mente? Apuesto a que en esa fotografía hay agua, árboles, cielo azul, hierba, montes lejanos... La conexión con la naturaleza es una fuente de bienestar. Por ello ha de estar presente en los entornos de trabajo.
Lo saben bien en el australiano Royal Children’s Hospital, donde han demostrado cómo los enfermos cuyas habitaciones tienen vistas a la naturaleza se recuperan mucho antes que los demás; o en su vecino National Australia Bank, donde experimentaron una reducción del absentismo del 10 % desde la integración de estrategias de diseño biofílico.
Cuidar estos aspectos no sirve solo a una pretensión estética, y por fortuna hay múltiples formas de trabajarlo. El amor a la vida y a lo vivo –que diría el escritor naturalista Edward O. Wilson– puede experimentarse con un jardín vertical, pero también a través de olores, sonidos, con el simple aire fresco... y con el abrazo a los ciclos vitales. No imaginas la conexión biológica que puedes forjar tan solo introduciendo en tu despacho plantas autóctonas que crezcan o mueran según la estación del año.
Si no puedes traerte la naturaleza al bufete, siempre te queda simular. Un pavimento que represente las olas del mar, o elementos hechos de lana, cuero o piedra pueden generar una experiencia igualmente positiva para el bienestar de los trabajadores y el tuyo propio. Hace ya un siglo que el biomorfismo se convirtió en tendencia. Servirse de formas orgánicas de la biología en el diseño de espacios ayuda a canalizar el tremendo poder de la naturaleza sobre el ser humano.
Piénsalo, por pura rentabilidad. Favorece el bienestar de las personas que trabajáis en el bufete y estarás multiplicando su productividad. ■