nº 998 - 27 de julio de 2023
La urgente necesidad de sanar a la Justicia
Eugenio Ribón. Decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid
Es momento, por tanto, de acabar con las irresponsabilidades que han llevado a la Justicia a una suerte de coma inducido por el que ahora nos toca remar
Nadie, ningún Gobierno, con independencia de su color político, ha querido enfrentarse a los graves problemas estructurales y funcionales de nuestro sistema
Desde hace meses, venimos denunciando que la Administración de Justicia está gravemente enferma. Una enfermedad que se materializa en una situación de colapso y paralización y que choca frontalmente con el derecho que tiene todo ciudadano a ejercer su legítimo derecho de defensa y acceso a la justicia.
Nadie, ningún Gobierno, con independencia de su color político, ha querido enfrentarse a los graves problemas estructurales y funcionales de nuestro sistema. La abogacía lo hizo, por ejemplo, el pasado 27 de abril, para reclamar una dignificación urgente del Turno de Oficio, que pasa por mejorar los aspectos económicos, sí, pero también por recibir una atención institucional que, desgraciadamente, nunca ha tenido.
Pero no solo la abogacía de oficio ha sufrido el desdén de las diferentes administraciones, sino que la Justicia, en general, como pilar fundamental del Estado, ha sido ignorada. No debe ser de extrañar, por tanto, que la ciudadanía tenga una mala concepción de la Justicia y sus diferentes órganos. Y este es otro de los problemas: la confianza ciudadana en la Administración de Justicia, es una condición sine qua non para el correcto mantenimiento y funcionamiento de un Estado de Derecho, el respeto al ordenamiento jurídico y la convivencia ciudadana.
Todo ello nos ha abocado a una situación dramática e insostenible para la que hacen falta soluciones urgentes. En este escenario, en el que se celebrarán pronto unas nuevas elecciones generales, lo que cabe esperar y desear es que esta sea la legislatura del compromiso con la Justicia, entendiendo ese compromiso tanto con los medios con la que se dota, sus trabajadores, los diferentes operadores jurídicos y, por encima de todo, con la ciudadanía. Es a ella a quien sirve la Justicia y a quienes servimos los profesionales de la abogacía. Si no fuera así, sepa ya el Legislativo que lo exigiremos, como venimos haciendo desde hace muchísimos años en las diferentes responsabilidades y posiciones que hemos ocupado.
Implicación pública, negociación y contar con la abogacía
Por eso es urgente sanar a la Justicia. Y para ello hace falta, en primer lugar, la absoluta implicación de las Administraciones públicas, tanto a nivel nacional como a nivel autonómico. En segundo lugar, hace falta negociación y acuerdos, que permitan mejorar los medios de la Administración de Justicia, mejorar las condiciones económicas en los casos necesarios, como el Turno de Oficio, y poner fin a los conflictos laborales en el seno de la Justicia. En tercer lugar, y como decano del Colegio profesional mayor de Europa, cuestión que considero de primer nivel, contar con la abogacía en el proceso de recuperación de la Justicia.
La abogacía es fundamental para el Estado de Derecho. Es quien vela por los derechos fundamentales de los justiciables y por un proceso que cumpla con todas las garantías. Y estoy convencido de que, junto a la abogacía, se sumarán para este proceso todos los operadores jurídicos: judicatura, fiscalía, procura… Todos sin excepción, porque todos compartimos el mismo horizonte: alcanzar una Justicia de calidad y al servicio de la ciudadanía.
Es momento, por tanto, de acabar con las irresponsabilidades que han llevado a la Justicia a una suerte de coma inducido por el que ahora nos toca remar. Solo así lograremos una Justicia que acabe con la falta de medios materiales y humanos, con las dilaciones en las respuestas, con la incertidumbre ciudadana, que mejore la confianza social en el funcionamiento de la Administración de Justicia, que la abogacía tenga reconocido el derecho a la conciliación o que el Turno de Oficio ejerza en condiciones dignas.
Es urgente sanar nuestra Justicia. Solo trabajando entre todos, y con el ciudadano como último destinatario, lo conseguiremos. ■