nº 999 - 28 de septiembre de 2023
Premios legales ¿son todos de fiar?
Fernando J. Biurrun. Consultor Social Media. Fundador Lawandtrends.com
En la mayoría de las ocasiones, que aceptar la nominación supone también aceptar el pago de una cantidad de euros o dólares
Surgen unas cuantas preguntas ¿me estoy comprando un premio legal?, ¿será una estafa?, ¿cómo puede afectar a mi reputación?
Comienza el nuevo curso jurídico y, como cada año, llega a mi correo la notificación de una nominación de un premio jurídico, en mi caso, a la mejor publicación jurídica. Premio que forma parte de un elenco de premios legales de las diferentes disciplinas a nivel internacional.
Aparentemente la nominación a un premio en un sector tan competitivo como es la abogacía y, en nuestro caso, el de las publicaciones legales, puede parecer una ventana a una publicidad dentro del sector, a una mejora de la reputación y a una mayor difusión de la marca. Un premio que, aparentemente te entrega el sector, es, además, un reconocimiento al trabajo y al esfuerzo diario.
El problema de este tipo de nominaciones es que la agencia o la empresa que comunica este tipo de noticias incluye en su notificación, prácticamente en la mayoría de las ocasiones, que aceptar la nominación supone también aceptar el pago de una cantidad de euros o dólares para sufragar, normalmente, la difusión del evento en algún medio especializado o generalista de amplia tirada o con gran reconocimiento.
Así que cuando se llega a este punto, es cuando surgen unas cuantas preguntas ¿me estoy comprando un premio legal? ¿será una estafa? ¿cómo puede afectar a mi reputación?
Si investigamos un poco la entidad que organiza los premios nos podemos llevar muchas sorpresas. En ocasiones quien esta detrás de esta organización es un medio del sector editorial especializado en el mundo jurídico, en otras ocasiones, nos encontramos a una agencia de comunicación o, incluso, nos podemos encontrar a empresas que solo se dedican a organizar premios empresariales, entre los que incluyen a la abogacía, como única actividad comercial.
En la mayoría de los casos, seleccionan como nominados a profesionales que dedican recursos al marketing y a la difusión y notoriedad de marca y que pueden «entender» que el premio puede ser una herramienta más de notoriedad en el sector. Más cuando se tiene acceso a los premiados de ediciones anteriores y vemos a profesionales conocidos dentro del sector y que pueden transmitir una cierta confianza en que el proceso puede ser fiable.
Los premios, con mayor o menor difusión, se organizan y se entregan en actos pomposos en el que los participantes se llevan su trofeo, sus fotos y su reconocimiento, por lo que no estaríamos hablando de una estafa, pero por su proceso de selección y de concesión no puedo negar que se generan muchas dudas.
¿Es oro todo lo que reluce?
Pues hay de todo. En muchas ocasiones se ha puesto en contacto compañeros que también han sido nominados a algunos de estos premios legales consultando sobre la fiabilidad de los mismos. A todos les parecía «sospechoso» el procedimiento y la aportación económica que es obligatoria hacer. Todos estos compañeros abogados coinciden en tener blogs reconocidos en el sector, realizar colaboraciones en medios o ser despachos de cabecera en determinadas provincias y, por lo tanto, ser conocidos y accesibles por los organizadores. Lo que en nuestra conversación alimentaba mucho más la sospecha de que las nominaciones buscaban a un público susceptible de aceptar las nominaciones.
Que te concedan un premio «al mejor abogado en… «sin que se conozca el proceso de selección y con una entidad que tampoco es reconocida en el sector, por muy llamativo que sea su nombre, puede colar entre los clientes y en cierta parte del mercado. Pero, en la profesión son muchos los abogados que no dan credibilidad a este tipo de reconocimientos, y esto puede, en alguna medida, repercutir de forma contraria en la reputación del abogado.
En suma, siempre es conveniente, ante una notificación de una nominación de un premio jurídico, investigar un poco, ver la fiabilidad de la entidad que concede el premio y la credibilidad del mismo, su proceso de selección, y de votación y, sobre todo, valorar si pagar por el premio puede merecer la pena. Por que en esto de los premios legales no es oro todo lo que reluce. ■