nº 989 - 27 de octubre de 2022
«La formación continua es quizá el aval más importante con el que cuenta un abogado»
José Emilio Cutillas-Schamann. Director de la Escuela ICALPA
«Ha sido crucial el acuerdo entre el ICALPA y Thomson Reuters Aranzadi para llevar a cabo la realización de un Curso de Mediación Civil y Mercantil online»
«No se puede imponer a un profesional que ame su profesión»
José Emilio Cutillas-Schamann es el director de la Escuela de Práctica Jurídica de Las Palmas y del Aula de Formación del Iltre. Colegio de Abogados de Las Palmas, y miembro de la Comisión Académica del Master de Acceso al Ejercicio de la Abogacía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria desde septiembre de 2018 hasta la actualidad.
Usted afirmó en una entrevista en LegalToday que «quien no se preocupa por su formación continua, realmente no ama su profesión».
Así es, efectivamente. El ejercicio de la abogacía, el asesoramiento y la defensa jurídica de los intereses ajenos, como cualquier otra profesión vocacional, no solo precisa de la experiencia que otorga siempre todo quehacer diario que nos va puliendo y perfeccionando, sino que además requiere un continuo y constante reciclaje formativo, máxime en una profesión cuyo ejercicio muta y debe adaptarse a los constantes cambios legislativos y jurisprudenciales que se producen. Nos resulta estresante la constante cascada de leyes que nacen o que modifican otras anteriores, así como los cambios jurisprudenciales que se suceden, pero es que realmente el Derecho debe estar en continuo movimiento como resultado de los cambios que van experimentándose en una sociedad moderna. Vivimos en un entorno social que evoluciona en todos los aspectos y que, como consecuencia de ello, precisa de nuevas regulaciones o adaptaciones del sistema jurídico. En este sentido, me viene a la memoria aquella reflexión del economista John Maynard Keynes que dice: «Cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?» Hace unos años el uso de la tecnología informática e Internet carecían de reconocimiento en el ordenamiento jurídico, al igual que la inteligencia artificial. Hoy en día estas nuevas formas precisan de regulaciones en varios campos del Derecho. Ese maridaje entre experiencia y formación continua es el que va perfilando al abogado en su verdadera y auténtica dimensión.
La formación continua es quizá el aval más importante con el que cuenta un abogado, al dotarle de garantía, solidez y solvencia en el ejercicio de su profesión. Abogado no es solo el que se colegia y así permanece hasta el día de su definitivo retiro. Abogado es el que se forja diariamente con la experiencia y la formación continua. En este sentido, el filósofo griego Aristóteles sentenció, con total acierto, que «Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito».
Al hilo de su interés por la formación continua, la Escuela ICALPA y Thomson Reuters Aranzadi van a centrar sus esfuerzos en el aprendizaje en mediación, tanto Civil-Mercantil como Familiar. ¿En qué van a consistir?
El Proyecto de Ley de Eficiencia Procesal del Servicio Público de Justicia introduce los denominados «Medios Adecuados de Solución de Conflictos», los conocidos como MASC, y que junto a la Ley de Eficiencia Organizativa del Servicio Público de Justicia y la Ley de Eficiencia Digital, constituyen los pilares normativos del Plan de Justicia 2030 diseñado desde el Ministerio de Justicia.
A la vista de este horizonte legislativo, desde la Escuela de Práctica Jurídica de Las Palmas y el Aula de Formación del Iltre. Colegio de Abogados de Las Palmas, con el total apoyo de sus Comisiones de Formación y de Mediación, hemos decidido no cruzarnos de brazos y mantenernos a la espera, sino que hemos apostado por mantener una actitud proactiva y preparar a nuestros colegiados para lo que parece una realidad jurídico-social palpable a la que los abogados debemos adaptarnos. Y en esa adaptación resulta una pieza clave la formación que se imparte en los Colegios de Abogados.
Ya desde febrero del pasado año 2021 comenzamos, en el Aula de Formación del ICALPA, a analizar la Ley de Medidas de Eficiencia Procesal del Servicio Público de Justicia cuando era anteproyecto, y muy concretamente una de las figuras más novedosas que conforman los MASC, como es el «experto independiente», dando a conocer a nuestros colegiados esta nueva actividad profesional.
Del mismo modo, hemos decidido potenciar la formación en materia de Mediación como una actividad laboral en la que los abogados podemos desarrollar otra faceta profesional muy interesante.
Y a tal efecto, ha sido crucial el acuerdo entre el ICALPA y Thomson Reuters Aranzadi para llevar a cabo la realización de un Curso de Mediación Civil y Mercantil online, en condiciones económicas inmejorables y que ha tenido una magnifica respuesta por parte de los colegiados hasta el punto de impartirlo en varias ediciones dada la demanda producida.
Pero, por si esto fuera poco, hemos considerado necesario en el ICALPA centrar la formación en la Mediación Familiar, que, sin duda, recupera su protagonismo en el proyecto de Ley de Eficiencia Procesal del Servicio Público de Justicia.
Dadas las particularidades normativas que en este ámbito de la Mediación Familiar se exigen en cada Comunidad Autónoma para la obtención del título de especialista en Mediación Familiar, hemos convenido con Thomson Reuters Aranzadi la confección de un Curso hecho a medida que responda a las exigencias normativas de la Comunidad Autónoma de Canarias para la obtención del título que habilite para actuar como tal dentro de nuestra demarcación territorial.
Y en este sentido, creo que hemos dado un paso pionero en materia de formación online de la mano de Thomson Reuters Aranzadi, al adaptar el Curso de Mediación a los dictados recogidos en la Ley Canaria 15/2003, de 8 de abril, de la Mediación Familiar y al Decreto 144/2007, de 24 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Canaria de Mediación Familiar. Un Curso ad hoc que cuenta con un determinado número de horas, una temática concreta y un porcentaje de prácticas docentes conforme todo ello a la normativa canaria.
Pero, por si fuera poco lo anterior, como novedad en el actual Curso de Mediación Familiar, se va a incluir un servicio de sesiones en directo para los alumnos inscritos. Estas sesiones se producirán una vez al mes durante los 4 meses que dura el Curso, y será una forma de tener contacto directo con la directora académica, pudiendo planteársele preguntas por escrito para mayor control y orden de las sesiones. Consideramos que esta novedad eleva el nivel y calidad del Curso de Mediación Familiar al permitir no solo contactar directamente con la tutora, sino que además posibilita la interactuación entre los propios alumnos inscritos.
Soy de los que piensan que el camino se demuestra andando, de modo que considero como una obligación que, como responsable de formación del ICALPA, predique con el ejemplo, motivo por el que fui un alumno en el Curso de Mediación Civil y Mercantil que proyectamos con Thomson Reuters Aranzadi, obteniendo el título de especialista en Mediación Civil y Mercantil, y actualmente lo estoy en el Curso de Mediación Familiar con la ilusión puesta en la obtención de este nuevo título. Reconozco que el formato de los dos cursos que se han diseñado ha vuelto a despertar en mí la pasión estudiantil que sentía en tiempos ya pretéritos.
Cuando soplan tiempos de contienda judicial, existe una predisposición un tanto beligerante. ¿Es la mediación el contrapeso a esa tendencia?
Sin duda alguna. Cuando alguien acude al Juzgado para resolver un conflicto es porque, en la mayoría de los casos, se ha ido produciendo una escalada de hostilidad cuya solución no se ha sabido gestionar y que, finalmente, desemboca en una acción judicial. Los abogados presumimos mucho de haber hecho de mediadores en múltiples ocasiones para evitar un pleito, pero ello es cierto en parte, puesto que un mediador debe desproveerse de ese ropaje jurídico que tenemos los abogados y limitarse a canalizar las soluciones que aportan las propias partes en conflicto y no predisponerlos en un sentido o en otro. Como abogados solemos forzar a las partes a una solución amistosa, pero en la mediación son las propias partes las que deben llegar a esa solución desde el convencimiento mutuo que será la más adecuada para sus respectivos intereses. Esa delgada y sutil línea entre hacer de abogado de ambas partes y ejercer como mediador existe y a veces es complicada de diferenciar en la realidad, pero para eso está, precisamente, la formación del mediador que le permite conocer y desarrollar con la habilidad necesaria esa técnica.
Recuerdo una entrevista periodística que en su día le hicieron al magistrado de la Audiencia Provincial de Las Palmas Don Pedro Herrera Puentes, en ese momento viceconsejero de Presidencia del Gobierno de Canarias, convencido defensor del sistema de mediación, en la que, a mi juicio acertadamente, comentaba cómo la mediación potencia que la comunicación sea bidireccional, no unidireccional, y entre las dos partes se gestiona el conflicto y se trata de solucionarlo, razón por la que no vale la idea de que mejor un mal arreglo que un buen pleito, ya que lo que hace falta –según el referido magistrado– es un buen acuerdo para evitar un pleito. Me parece necesario que lleguemos al convencimiento de este razonamiento para ir cambiando nuestra mentalidad, dada nuestra cultura, más predispuesta a adoptar actitudes beligerantes.
¿Qué otras iniciativas van a llevar a cabo desde ICALPA para con sus colegiados?
Desde el punto de vista de la formación, que es mi competencia, me gustaría desarrollar un proyecto, que ya ha sido implementado en algún Colegio, dirigido a los estudiantes del Master de acceso a la Abogacía y a los abogados con menos de cinco años de ejercicio para que puedan asistir en directo y de forma online a las vistas y demás señalamientos judiciales de diferentes temáticas que se ventilan en las diversas jurisdicciones. Para llevarlo a cabo requiere de la implicación de jueces y magistrados, así como de la Universidad. La capacidad de rodaje y experiencia en juicios o en cualquier otra actuación procesal de un juez o un fiscal es muy rápida si la comparamos con la de un abogado; aquéllos tienen actuaciones casi a diario, mientras que éstos, en la mayoría de los casos, lo hacen de forma espaciada en el tiempo. Familiarizarse cuanto antes con las actuaciones y el entorno judicial puede ayudar a encontrarse más cómodo y seguro en el ejercicio de la profesión con todo lo que ello implica.
Por otro lado, tenemos un extraordinario Salón de Actos, además de un Aula, desde los que proyectar no sólo formación presencial, sino online, lo que requiere una inversión en equipos de sonido, imagen, etc., más modernos de los que disponemos actualmente. Contamos con un magnífico personal técnico en el Colegio que se encuentra a la altura de cualquier tecnología punta.
Los profesionales del Derecho gozan de agendas imposibles. ¿Cómo se les ha de sensibilizar para que sean conscientes de la necesidad de formarse de manera continua?
Primero hay que partir de la base de que la necesidad de formarse de manera continua tiene que salir de cada cual, va en el propio carácter, en la propia personalidad, en el sentido que se tienen de la propia responsabilidad y la forma de ver la profesión, esto es, si sólo se ve como una máquina de hacer dinero simplemente, o, además, de crecer como profesional, de mantener un prestigio de nivel y prestar un servicio cada vez de mayor calidad. Al igual que no se puede imponer el amor a un tercero, tampoco se puede imponer a un profesional que ame su profesión. Muchas veces se acude a la formación continua cuando no queda más remedio, es decir, cuando se impone por ley dicha formación para especializarse en determinada materia y poder así acceder a esa disciplina, cubriendo, de esta forma, el expediente. La obligación les crea la necesidad, pero no se es consciente que la formación continua en sí es necesaria y, por esto, es obligatoria para el jurista. La formación continua no es solo es un derecho, sino también una obligación para el profesional.
Al igual que hay campañas para concienciar en diversos ámbitos, esto es, en materia de violencia de género, de accidentes de tráfico, de tratamientos de residuos, prevenciones sanitarias, de riesgos laborales, etc., debería existir por parte de las instituciones competentes, esto es, Colegios y Asociaciones profesionales, Universidades, desde la Administración pública, etc., campañas orientadas a mentalizar al profesional para continuar formándose.
Es preocupante el incremento de reclamaciones por responsabilidad profesional que se ha venido experimentando en los últimos años. Con este panorama, no sé si en algún momento las propias compañías de seguro comenzarán a exigir, para establecer el importe de la prima a abonar por el profesional asegurado, la acreditación de horas de formación continua en las materias jurídicas en las que se desenvuelve laboralmente. Espero, en su caso, que esto no llegue a ser un factor que contribuya a «concienciar» en la necesidad y en la obligación de formarse continuamente, sino que, como indicaba anteriormente, salga de un ejercicio de autoresponsabilidad del propio profesional.
La formación continua debe autogestionarse como una pasión y solo así se disfrutará de ella. ■