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16/10/2025. 17:51:39
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Antonio Garrigues, colegiado de honor del ICAM: «Su trayectoria ennoblece a toda una profesión»

ICAM
  • En el marco de su ceremonia anual de jura de nuevos letrados, la abogacía madrileña concede su más alta distinción a Garrigues Walker como figura clave en la transformación del ejercicio profesional en España

Por su acreditada contribución en favor de la abogacía institucional y una trayectoria profesional tan extensa como influyente, el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid ha distinguido como Colegiado de Honor a Antonio Garrigues Walker. La concesión de este alto reconocimiento colegial ha tenido lugar este jueves en el Palacio de Cibeles, en el marco de la ceremonia de jura de los cerca de 300 nuevos letrados y letradas que se incorporan formalmente a la profesión.

En representación de la Junta de Gobierno del ICAM, el diputado José Ramón Couso ha sido el encargado de pronunciar la laudatio, en la que destaca la dimensión ética, intelectual y humanista del homenajeado: “Hay trayectorias que no solo honran a una persona, sino que ennoblecen a toda una profesión”, afirmó al inicio de su intervención, definiendo al homenajeado ante todo como “un hombre del Renacimiento”.

Porque la vida profesional de Antonio Garrigues ha encarnado siempre un diálogo permanente entre Derecho y cultura, técnica y sensibilidad. “Hay vidas que demuestran que el Derecho no es una ciencia árida, sino una forma de humanismo”, señaló Couso, en alusión también a su faceta como autor teatral y ensayista. Un perfil polifacético, cultivado a lo largo de más de medio siglo de carrera, que ha convertido a este jurista en una de las caras más representativas de la abogacía española contemporánea.

El diputado del ICAM reivindicó a Garrigues como “un hombre integral, señero en abanderar la concordia, la libertad y la justicia allí por donde los vectores de la vida le han ido llevando”, y como figura clave en la transformación del ejercicio profesional en España. “Ha sido pionero en concebir una abogacía pensando en grande, vertebrando un sistema fruto de influencias angloamericanas que, en ese momento, eran desconocidas en España, trasplantándolo a nuestro país”. Para Couso, “el tiempo, y el mercado, han desvelado que su visión era acertada”, fruto de su capacidad para tender puentes entre modelos jurídicos y su defensa de la coexistencia entre distintas formas de ejercer la abogacía.

El Derecho como lenguaje de concordia

A lo largo de su discurso, el diputado del ICAM puso el acento en el compromiso del homenajeado con una idea de Derecho inseparable de su función social. “La abogacía tiene una responsabilidad especial de salvaguarda de la sociedad, y el Derecho debe ser ante todo un instrumento de defensa de quienes son más vulnerables”, afirmó, en referencia a uno de los ejes que han vertebrado la trayectoria profesional de Garrigues: la necesidad de que el conocimiento jurídico esté al servicio de la dignidad humana.

Garrigues, concluyó Couso, ha hecho del Derecho una herramienta de diálogo, entendimiento y progreso social. “Su nombre ha estado unido a las grandes transformaciones del Derecho contemporáneo y, sobre todo, al Derecho entendido como lenguaje de concordia”.

Figura clave en la consolidación del sistema democrático español, Antonio Garrigues ha contribuido de forma decisiva a la apertura internacional del Derecho en nuestro país y a la modernización del ejercicio profesional. Bajo su liderazgo, el despacho Garrigues se transformó en una de las firmas jurídicas más influyentes de Europa, impulsando el arbitraje, el asesoramiento transnacional y la formación de nuevas generaciones de abogados. Más allá del ámbito estrictamente profesional, ha presidido organizaciones como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), la Fundación Garrigues o el Capítulo Español del Club de Roma, y ha defendido activamente los derechos humanos, la ética en el desarrollo tecnológico y el acceso a la justicia en contextos de vulnerabilidad. En la actualidad, ocupa también la presidencia honorífica del patronato de la Fundación ICAM Cortina.

Una profesión vital para la sociedad

Tras la entrega del reconocimiento, el homenajeado tomó la palabra y, con su característico sentido del humor, comenzó evocando a Unamuno: “La mayoría de la gente que recibe un reconocimiento suele decir que no lo merece. No es ese mi caso. Creo que me lo merezco. Llevo sesenta y seis años en el Colegio”. Recordó a los decanos y compañeros que ha conocido en ese tiempo, “todos ellos con una generosidad y una alegría maravillosa”, y se dirigió a los cerca de 300 jóvenes que se incorporaban formalmente a la profesión para recordarles que “la abogacía es una profesión liberal realmente maravillosa”.

En su mensaje, Antonio Garrigues reivindicó también el papel de la profesión en la construcción de una sociedad justa: “Todavía tenemos que hacer un esfuerzo muy claro para que la gente se dé cuenta de que la abogacía es vital para la sociedad, y que sin la abogacía, la sociedad y la convivencia serían muy difíciles”.

Curiosidad, profesionalidad y compromiso

La vicedecana del ICAM, Isabel Winkels, fue la encargada de abrir el acto solemne con un discurso dirigido a quienes se incorporan formalmente a la abogacía. “Este acto marca un antes y un después. Desde hoy, cada palabra, cada firma y cada silencio tendrá consecuencias reales en la vida de las personas a las que representéis”, afirmó. En su discurso inaugural, Winkels animó a los flamantes colegiados y colegiadas a asumir la responsabilidad de su nuevo rol con honestidad, compromiso y vocación de servicio: “No sois impostores… Nadie os pide infalibilidad; os pedimos profesionalidad”, añadió.

Durante su intervención, articulada en torno a tres ejes —ética, servicio y aprendizaje—, Winkels defendió una concepción de la abogacía centrada en la persona y comprometida con la protección de los derechos fundamentales. “La excelencia es una costumbre, no un momento. Se construye cada día con esfuerzo, curiosidad y honestidad”, señaló. Reivindicó también la curiosidad intelectual como valor profesional, alertando contra los riesgos de la complacencia: “La curiosidad no es un adorno: es una brújula. Es la que os permitirá entender mejor a quien tenéis delante, interpretar con mayor precisión una norma, encontrar la solución que nadie ve”.

Para concluir, la vicedecana mencionó los tres compromisos que “dan sentido a este oficio”: el compromiso con la ética —“El Código Deontológico no es un manual de sanciones: es el mapa que protege vuestra independencia, vuestra libertad de criterio y la confianza de la ciudadanía”—; el compromiso con el servicio —“Detrás de cada expediente hay una persona. Nuestro trabajo no es ganar a toda costa; es hacer justicia defendiendo con lealtad, rigor técnico y humanidad”—; y el compromiso con el aprendizaje —“La ley cambia, la tecnología cambia, la sociedad cambia. Que nunca os pille la soberbia de creer que ya sabéis suficiente. Que os acompañe siempre la disciplina de querer saber un poco más que ayer”.

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