El magistrado del Tribunal Constitucional (TC) Enrique Arnaldo ha ingresado este lunes en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, pronunciando un discurso donde ha destacado la “tolerancia mutua” y el “autocontrol institucional” como claves democráticas, en un contexto en el que ha asegurado que las democracias están sufriendo “embates agresivos”.
«En un mundo que está contemplando embates agresivos para cercenar los cimientos de la democracia, cuya vulnerabilidad, sentimos con dolor, elijo un tema que nos remite al corazón de la democracia representativa: la estabilidad electoral«, ha dicho.
Arnaldo ha explicado que “las elecciones son la savia de la democracia auténtica, la constitucional”, pero solo como “su punto de partida, no la meta”. Y es que, ha subrayado, la democracia también “es institucionalidad inclusiva fundada en la separación de poderes”, concretamente en “el respeto a la independencia del Poder Judicial”.
También, ha continuado, es “el imperio de la ley”; la transparencia y deliberación pública; la proscripción de la desviación del poder y de la actuación arbitraria de los poderes públicos; la alternancia y respeto de los derechos de las minorías; y, en fin, el ejercicio del poder conforme a reglas éticas.
Por todo ello, ha señalado que “la democracia es frágil y vulnerable” y, parafraseando al ex presidente estadounidense Barack Obama, ha sostenido que “corre peligro cuando se da por segura”.
«Por eso, hemos de permanecer gobernantes y gobernados siempre alerta«, ha afirmado, advirtiendo de que las democracias actuales no mueren por golpes militares, sino por un lento deterioro de sus instituciones y del sistema jurídico.
«Cuando las encuestas apuntan al bajo nivel de confianza en la calidad democrática, debemos abandonar el quietismo», ha reivindicado, recalcando que “en la defensa de la democracia no cabe la neutralidad”.
En este contexto, ha instado a seguir la trazabilidad de las instituciones democráticas y de las reglas que las rigen, incluidas las reglas informales indispensables para la supervivencia del régimen democrático: la tolerancia mutua y la contención institucional.
Debe votarse “sin manipulación”
En el plano electoral, ha expuesto que, si el procedimiento genera dudas sobre el censo, el voto por correo o la custodia de las actas, “se pondría en juego la legitimidad misma de las elecciones”.
Ha advertido además de que debe evitarse la ingeniería electoral, pues de la ley electoral depende en gran medida la calidad democrática, aunque los cambios en las reglas deban hacerse con cautela.
Finalmente, ha señalado que hoy la cuestión clave no es quién vota, sino cómo se vota, ya que ello incide directamente en que la voluntad del votante se forme libremente, sin condicionamientos ni manipulación.
