El valor de la flexibilidad

La flexibilidad tiene una gran dificultad, porque requiere tener una capacidad de reacción que impide acomodarse. En general, los cambios nos hacen salir de nuestra área de comodidad y de nuestro universo conocido. En el fondo todos buscamos estabilidad, y muchas veces perdemos flexibilidad y capacidad de reacción por acomodarnos. Hay varias áreas en las que la flexibilidad nos puede ayudar a sobrevivir y a superar esta crisis:

1. Flexibilidad en las relaciones con los colaboradores. Los flujos de trabajo oscilan mucho en esta época, y una excesiva rigidez en las fórmulas de colaboración puede hacernos pasar un mal rato. Ante excesos de trabajo puntuales, unos acuerdos de colaboración entre despachos pueden resultar muy útiles.
2. Flexibilidad en las retribuciones. Ahora más que nunca, el salario debe tener un componente de retribución variable, aunque habrá que prestar mucha atención a la forma de establecerlo para que no desmotive a los colaboradores. 
3. Flexibilidad en las áreas de práctica. Es posible que haya que cambiar ligeramente  de rumbo en el área de práctica que desarrollamos en el despacho. Los cambios en sectores, origen de los clientes y relaciones comerciales son continuos en esta época. Las apuestas por áreas de práctica que impliquen una especialización muy alta pueden tener unas barreras de salida excesivamente elevadas.
4. Estructura de costes flexible. Tenemos que evitar que un excesivo lastre en nuestra estructura de costes nos lleve a tomar decisiones equivocadas. Son tiempos en los que hay que perder el miedo a pagar por usar, especialmente en el software. 

Hasta aquí la teoría, porque en general todos somos mucho menos flexibles de lo que creemos. Pero ahora debemos hacer un esfuerzo que puede tener una gran recompensa.

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