- Guillermo Ungría moderó la mesa sobre Retos y oportunidades de la Propiedad Industrial e Intelectual: importancia estratégica, gestión, protección y defensa de activos intangibles, en el III Congreso Aranzadi de Abogacía ‘in house’
Los activos intangibles se han convertido en uno de los principales motores de competitividad para las empresas. Marcas, patentes, modelos de utilidad, diseños industriales, derechos de autor, software, o los secretos empresariales representan hoy buena parte del valor de mercado de cualquier organización. Sin embargo, muchas compañías aún gestionan estos activos de manera reactiva o fragmentada, sin integrarlos en su estrategia corporativa desde una perspectiva proactiva.
En este escenario, la Propiedad Industrial e Intelectual (PI) emerge como un elemento clave para impulsar la diferenciación, asegurar retornos a la inversión en innovación y fortalecer la posición en mercados cada vez más saturados e internacionales.
Concretamente, el papel de los abogados in house ha evolucionado mucho en los últimos tiempos, ya no solo resuelven cuestiones de índole legal o de asesoramiento jurídico en general. Hoy, su labor es clave en la toma de decisiones de negocio y en la creación de valor.
En este contexto de cambio acelerado y creciente complejidad regulatoria, la gestión de los activos intangibles exige una visión más estratégica, transversal y proactiva, lo que implica tener en cuenta ciertos riesgos que, tratándolos de manera adecuada, se pueden llegar a convertir en oportunidades.
Vigilancia de marcas
En primer lugar, en términos de imagen y reputación corporativa, resulta fundamental aplicar una correcta vigilancia de marcas, tanto registral (detectar solicitudes de marcas de terceros), como tecnológica (monitoreo de internet).
La marca, uno de los activos intangibles más visibles y sensibles, requiere una vigilancia constante. La proliferación de marketplaces, redes sociales y competidores internacionales facilita registros similares, falsificaciones, usos indebidos en campañas digitales o incluso apropiaciones en territorios clave. De hecho, en la actualidad, el mayor porcentaje de transacciones se produce online y, además, las redes sociales constituyen una fuente inagotable de usos de marcas ajenas, con efectos incluso reputacionales, sin perjuicio de otras utilidades que este monitoreo pueda proporcionar a la propia estrategia empresarial.
Otra de las cuestiones clave a tratar es la correcta coordinación transversal del área de Asesoría Jurídica con otras áreas clave de la empresa (Marketing, Comunicación e I+D+i) de cara a prever riesgos y adoptar medidas para evitarlos o atemperarlos. La Asesoría Jurídica no debe ser una unidad aislada.
En cuanto a la imagen institucional de la empresa, resulta fundamental la labor de supervisión legal de mensajes institucionales, el establecimiento de protocolos de comunicación en determinadas circunstancias, cuestiones relativas a protección de datos y confidencialidad y gestión de riesgos reputacionales.
En lo que al área de marketing respecta, es esencial revisar campañas y materiales promocionales para evitar infracciones normativas o sanciones, coordinando el asesoramiento sobre la protección de marcas, lemas y contenidos creativos e incluso preparando, negociando y suscribiendo contratos con empresas de branding/naming, agencias de publicidad, consultores externos en Propiedad Intelectual, etc.
Si hablamos de I+D+i, la innovación es una fuente generadora de conocimiento; conocimiento que ha de ser preservado a favor de la empresa, no solo por ser propio, sino porque también se convierte en una ventaja competitiva en el mercado. Para ello, es preciso crear, de manera interna, las condiciones para poder disfrutar del conocimiento desarrollado de forma exclusiva.
Formación interna
En tercer lugar, otro de los aspectos fundamentales a tener en cuenta debe ser la participación activa de la Asesoría Jurídica en labores de formación interna, de cara a preservar posibles derechos de exclusiva en los procesos innovadores.
En este sentido, en supuestos de desarrollos novedosos no patentables (no sólo técnicos, sino también organizativos, comerciales, etc.), o que no interesa patentar, el ordenamiento jurídico del secreto empresarial resulta fundamental, por lo que resultan esenciales las labores formativas previas por parte de la Asesoría Jurídica y/o externos. Esto se logra, entre otras acciones, estableciendo protocolos internos adecuados.
Por otro lado, si hablamos de resultados de procesos de innovación, diseño y de distintividad de productos, servicios o imagen de la empresa, el Registro de derechos de Propiedad Industrial constituye la primera y principal alternativa.
Por último, destacar que debe existir una interlocución práctica entre la Asesoría Jurídica y profesionales externos en la materia que aporten:
- Una actualización constante en normativa internacional.
- Una visión estratégica 360º.
- Apoyo en litigios, oposiciones y vigilancia.
- Un criterio para evaluar riesgos y oportunidades desde un enfoque integral.
Esta interlocución permite a las empresas unificar criterios, evitar errores y garantizar que la protección de los activos intangibles evoluciona al mismo ritmo que el negocio.
El “conocimiento” de la empresa (técnico, tecnológico, organizativo, productivo, know-how, experiencias) puede otorgar ventajas competitivas que aporten valor añadido, el cual requiere de una adecuada gestión integral para apreciarlo, preverlo y protegerlo a través de los mecanismos y de la tecnología adecuada.
En conclusión, los abogados in house son auténticos consultores integrales internos de la empresa. Su aportación es vital para la organización de la empresa, prevenir y gestionar riesgos, aportar valor al negocio, en sus distintas áreas, pero especialmente en relación con la temática que nos ocupa, en la protección de los activos intangibles.

