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28/03/2024. 19:25:24

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El abogado en «estado de agotamiento» (El Burnout)

abogado y consultor psicológico

Dentro de los aportes para seguir entendiendo el estrés y así aprender a manejarlo, me propongo esta vez hablar sobre el profesional del derecho, en «estado de agotamiento», o «quemado en el trabajo» o en «estado de burnout».

Estas expresiones suelen ser usadas indistintamente para significar a aquella situación "extrema de estrés" que se caracteriza por tal impacto físico y psicológico, que el abogado o abogada, termina por tener un rotundo agotamiento emocional, despersonalización y disminución en la iniciativa y toma de decisiones del orden laboral, con secuelas en todos los roles que tenga como persona.  Este estrés de gran intensidad, no es algo propio de la actividad laboral, basta que se produzca en un medio ambiente donde el grado de estrés es elevado y estructural, como el que podría darse por ejemplo, en la vida universitaria. Pero si hay que admitir, que el  "burnout" está  muy asociado al trabajo. El campo laboral, parecería ser el más "propicio" para sembrar y cosechar el "estado de agotamiento" que nos ocupa.  En la abogacía abarcaría a cualquiera de sus expresiones laborales profesionales, la de relación de dependencia (privada o estatal) o la del llamado ejercicio liberal de la profesión o ejercicio independiente -o mejor podría llamarla ¨ interdependiente , ya que la libertad originaria me parece es cosa del pasado- .

Ahora bien, ¿cómo se manifiestan estos síntomas del abogado "quemado en el o por el trabajo"?. El agotamiento emocional, significa la ineptitud para reaccionar emotivamente en forma acertada. No hay correlación entre la realidad y la respuesta que por lógica era esperable. Aunque el acontecimiento sea positivo, la respuesta emocional del abogado es negativa o llena de escepticismo. Esto lo he visto mucho en los abogados del estado. Sin duda la estructura estatal, uniforma  y produce un "achatamiento" en el desarrollo profesional – esto puede muchas veces ser por la ausencia de una real carrera administrativa profesional – . Así es que uno se encuentra con legiones de abogados que viven sin entusiasmo, están siempre a la defensiva, no se sienten valorados, ni aún cuando se los felicita por algún dictamen que ha dejado "bien parada" a la administración pública. Cuando esto sucede, la reacción respecto al funcionario jefe, suele ser algo así como: "este me felicita porque hoy tomó la pastilla correcta. Mañana seguro me vuelve a perseguir" Cuando el abogado está con agotamiento emocional, "no vibra" profesionalmente, y además se lo va a ver inflexible, irritable e intolerante. Esto es trasladable al abogado que ejerce libremente su profesión, con sus modalidades. Hoy en día la relación con el cliente no es fácil. Más allá, que es un vínculo profesional en el que se trata "conflicto humano" y esto lo hace delicado; el cliente manda en el vínculo profesional- Legal Today hizo una encuesta que en forma abrumadora dio este resultado- Lo económico nos está determinando y abdicamos del encuadre profesional, con "cierta facilidad". A su vez, la estructura judicial somete  y no  "justamente". El nivel estresante del medio ambiente "aplasta". Las "exigencias del mundo profesional" pueden más que los recursos profesionales que uno tiene para enfrentarlas. El abogado se agota emocionalmente, se empieza a des-profesionalizar.

Así llega el otro síntoma: la despersonalización que se manifiesta en el trabajo. Aquí la personalidad va por un camino y la actividad profesional una senda distinta. Hay una actitud esquizoide en el abogado. Su cuerpo está presente en el lugar del trabajo – oficina pública o privada, las salas de los tribunales- pero su cabeza está "en otra parte". El profesional se mueve por rutinas, es un "zombie" , la autonomía profesional se ha "caído" y estamos frente a un "abogado autómata". Funciona como se suele escuchar "con piloto automático". Se va perdiendo el sentido de la vida profesional, de la vida al fin. Finalmente tenemos un tercer síntoma que corona al burnout y que  deriva de los anteriores, y es la disminución en la iniciativa y en la toma de decisiones. La abogada o el abogado, están condicionados por la estructura laboral con un alto nivel de estrés – exigencias a las cuales debería afrontar – que lo termina agotando psíquicamente, despersonalizando y a renglón seguido le quita creatividad intelectual, poder de iniciativa, seguridad en si mismo o "asertividad". Uno pierde así facultad de decisión. Uno no es uno. Deja que el Otro sea en uno. No siente la abogacía. No puede ejercerla con la plenitud que esta requiere. A veces encuentra la salvación profesional ¨ en los paquetes digitalizados ¨ que le armar demandas o contestaciones a éstas, con poco o nada de esfuerzo.

Pues bien, ¿qué pasa después?; la respuesta no tiene muchas variantes. Si uno llega al burnout, y no hay una acción correctiva oportuna, al estar en un fuerte desequilibrio psicosomático, se encuentra en la antesala de la enfermedad. Recuerde colega, que el estrés es como una cuerda de un instrumento musical, si la tensión es excesiva, comienza por sonar mal y termina por romperse. Deberíamos tomar conciencia "profesional" que hoy tenemos una "tendencia" a mantener el sistema de estrés en activación constante, permanente, por uno y por las estructuras laborales en que estamos inmersos. Así uno no puede gozar de su vida y la profesión – que es algo que merece disfrutarse como toda creación cultural. No hay que pensar en términos de ejercicio profesional versus salud. Mejor es profesión en bienestar y felicidad.

Hasta la próxima colega y vamos a seguir con el tema. Espero su opinión.

  

 

 

 

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