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26/06/2025. 20:40:50
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El asesor de empresas, ese trabajador esencial del que no hay que olvidarse

CEO de CE Consulting

Abogados, asesores, graduados, notarios… ¿seguimos siendo trabajadores esenciales?

Ahora que se cumplen cinco años de aquella pandemia que paralizó el mundo en 2020, conviene hacer una pausa y reflexionar sobre el papel de quienes, en los momentos más críticos, mantuvimos en pie el entramado legal, económico y administrativo de empresas y ciudadanos.

El 29 de marzo de 2020, el Gobierno publicó un Real Decreto que restringía la movilidad para contener la expansión del COVID-19. Entre las excepciones a esas limitaciones, se nos incluyó a los asesores de empresas. Se nos catalogó como trabajadores esenciales. Y no fue por azar.

Fuimos esenciales porque, mientras las persianas de los comercios bajaban y la incertidumbre se instalaba en cada rincón del país, fuimos quienes interpretamos normas que cambiaban a diario, quienes ayudamos a autónomos y empresas a acceder a ayudas que ni ellos mismos sabían que existían, quienes gestionamos ERTEs para proteger empleos y quienes, en definitiva, aportamos certezas cuando todo era confusión.

Pero cinco años después, la pregunta es inevitable: ¿seguimos siendo esenciales?

La respuesta es clara: sí, lo somos y lo seguiremos siendo.

A pesar de que el miedo pasó y las empresas se han ido recuperando, la labor del asesor no debe quedar en la sombra porque nuestro rol va mucho más allá del mero trámite administrativo. Somos el pilar sobre el que muchas pymes, autónomos y emprendedores construyen su estabilidad. Cada día guiamos a quienes confían en nosotros por un laberinto normativo cada vez más complejo, traducimos leyes, prevenimos problemas y damos soluciones.

Ser esenciales no es cuestión de emergencia sanitaria. No es un título que se nos concede en tiempos de crisis y se nos arrebata cuando todo parece en calma. Es la esencia de nuestra profesión.

Sin embargo, el asesor de empresas se enfrenta a diferentes retos. Uno de ellos es “navegar” en un escenario en el que cada vez hay más regulación, pero menos seguridad jurídica porque no hay claridad de la aplicación de ciertas normativas y las empresas necesitan certezas, y los asesores necesitamos herramientas claras para asesorar con garantías. Un ejemplo muy claro es la facturación electrónica que supone un gran cambio en la forma de operar de las empresas. Los asesores nos hemos convertido en una pieza clave para su implementación porque estamos acompañando y guiando a las empresas en todo este proceso que está generando infinidad de dudas. Otro de los desafíos de los asesores es todo lo relacionado con la protección y gestión de los datos porque, aunque la digitalización ha traído mejoras, también ha generado nuevos riesgos y responsabilidades.  

El asesor de empresas no es solo un apoyo en momentos difíciles. Es el eslabón que mantiene en marcha la cadena del tejido empresarial. Y sin ese eslabón, el sistema se resiente.

Es hora de que la Administración entienda que para que las empresas cumplan con sus obligaciones fiscales, laborales y legales, los asesores necesitamos un marco normativo claro, plazos razonables y herramientas eficaces. De lo contrario, seguiremos siendo esenciales, sí, pero trabajando en un entorno que cada vez nos pone más trabas para ejercer nuestra función con garantías.

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