Se ha conocido por diversos medios de comunicación una resolución dictada a principios de mayo de 2025 por una juez de Badajoz, que transforma unas diligencias previas en procedimiento abreviado tras una minuciosa instrucción respaldada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, brinda una ocasión idónea para analizar la relevancia del auto de transformación en procedimiento abreviado como figura equivalente al auto de procesamiento. Esta resolución, lejos de ser un trámite secundario, encarna el principio de congruencia procesal, garantizando que las acusaciones formuladas se fundamenten en indicios razonables y que el investigado conozca con precisión los hechos imputados para preparar una defensa efectiva. El auto de transformación, al igual que el procesamiento en el procedimiento ordinario, constituye un pilar de la equidad procesal, delimitando el objeto de la acusación y protegiendo los derechos del imputado.
El auto de transformación en procedimiento abreviado, como se observa en el caso de Badajoz, se dicta tras una investigación exhaustiva que incluye declaraciones de testigos y pruebas documentales, como correos electrónicos comprometedores. Estos elementos, calificados por la juez como “la punta del iceberg”, revelan actos preparatorios que, por su naturaleza reservada, son comunes en delitos como la prevaricación administrativa y el tráfico de influencias. La resolución destaca la dependencia de pruebas indiciarias, dado que este tipo de ilícitos suele carecer de evidencia directa. Este acto judicial, análogo al auto de procesamiento, exige del juez un escrutinio riguroso para asegurar que solo los hechos con indicios suficientes avancen hacia la siguiente fase del proceso.
La regla de congruencia procesal es el eje del auto de transformación. Este principio establece que los hechos y delitos imputados en la acusación deben corresponderse con aquellos investigados y especificados en la resolución judicial. El auto de transformación actúa como un filtro, similar al procesamiento en el procedimiento ordinario, asegurando que la acusación no se extienda más allá de lo investigado. Según el artículo 650.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, las calificaciones provisionales no pueden incluir hechos no contemplados en la investigación o en el auto de transformación. Esto protege al investigado de imputaciones imprevistas, salvaguardando su derecho a la defensa. En el caso de Badajoz, la transformación en procedimiento abreviado refleja este compromiso, pues la juez ha delimitado las acusaciones con base en las pruebas recabadas, preparando el terreno para una acusación precisa.
La equivalencia entre el auto de transformación y el auto de procesamiento no es solo formal, sino profundamente funcional. Ambas resoluciones buscan concretar el objeto del proceso penal, afinando progresivamente los hechos que serán enjuiciados. La jurisprudencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, como se reseña en la Sentencia del Tribunal Supremo (Sala II) 78/2016 de 10 de febrero, subraya que estas resoluciones deben especificar no solo quién es el acusado, sino también qué actos se le imputan y por qué son delictivos. Esta claridad es crucial para evitar acusaciones arbitrarias y garantizar una defensa sólida. No obstante, la Sala Segunda ha reconocido cierta flexibilidad en la aplicación de la congruencia procesal. Las Sentencias del Tribunal Supremo (Sala II) de 12 de junio de 1990, 20 de mayo de 1991, 30 de junio de 1992, 25/2005 de 25 de enero y 1070/2004, de 24 de septiembre, han admitido que las acusaciones incluyan delitos no mencionados explícitamente en el auto de transformación o procesamiento, siempre que el investigado conociera dichas imputaciones desde el inicio y no se genere indefensión. Esta flexibilidad, aunque práctica, requiere una supervisión judicial estricta para evitar excesos del Ministerio Fiscal y de las acusaciones particular y, en su caso, popular.
Ciertamente, la regla de congruencia procesal, materializada en el auto de transformación en procedimiento abreviado, se entrelaza con la naturaleza progresiva del proceso penal. Los hechos sujetos a enjuiciamiento no son estáticos, sino que evolucionan a través de diversas etapas, desde la investigación inicial hasta las acusaciones provisionales y definitivas. El auto de transformación, al igual que el procesamiento, representa un paso temprano pero decisivo en esta evolución, estableciendo los límites de las acusaciones posteriores. La Sentencia del Tribunal Supremo (Sala II) 78/2016 precisa que, aunque el auto de transformación no exige una correspondencia factual exacta con las acusaciones, debe haber una correlación mínima con los hechos nucleares descritos en la resolución judicial. Este equilibrio permite que el proceso sea dinámico pero disciplinado, adaptándose a los avances de la investigación sin vulnerar los derechos del acusado.
El caso de Badajoz, ahora en la fase de procedimiento abreviado, ilustra la interacción entre flexibilidad y rigor en la aplicación de la congruencia procesal. El auto de transformación ha definido el ámbito de las acusaciones, asegurando que solo los hechos respaldados por pruebas razonables, como correos electrónicos y testimonios, avancen hacia el juicio. El juez desempeña un papel crucial como garante de la equidad procesal, evitando que las acusaciones introduzcan hechos ajenos al relato configurado durante la instrucción que puedan perjudicar la defensa.
El auto de transformación en procedimiento abreviado, al igual que el auto de procesamiento, trasciende la categoría de simple formalidad procesal para erigirse en un instrumento robusto de control judicial. Garantiza que el proceso penal se ajuste al principio de congruencia procesal, equilibrando la potestad punitiva del Estado con el derecho del acusado a un juicio justo. La jurisprudencia, como resalta en particular la Sentencia del Tribunal Supremo (Sala II) 25/2005, de 25 de enero, subraya que las desviaciones de los hechos descritos en el auto de transformación son admisibles solo si no comprometen la capacidad de la defensa para responder eficazmente. Este enfoque matizado refleja la complejidad del proceso penal, donde el juez debe conciliar la persecución legítima de los delitos con la prevención de abusos procesales.
En resumidas cuentas, el auto de transformación en procedimiento abreviado se erige como un mecanismo esencial para garantizar la congruencia procesal en el proceso penal. Su equivalencia con el auto de procesamiento radica en su compromiso compartido de delimitar el objeto de la acusación, proteger al investigado de imputaciones arbitrarias y preparar el terreno para un juicio equitativo. A medida que las diligencias previas van avanzando en numerosos asuntos penales, el auto de transformación seguirá siendo un testimonio del papel del poder judicial en la defensa de la justicia procesal, asegurando que las acusaciones se fundamenten en pruebas sólidas y que los derechos del acusado permanezcan inviolables.
