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30/04/2024. 02:17:00

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La fuerza transformadora del asociacionismo de mujeres abogadas

Carmen Sánchez Vidanes. Abogada. Área de la Mujer de la Asociación Libre de Abogadas y Abogados (ALA)

Para quienes nos dedicamos a la abogacía de forma autónoma o en pequeños despachos, el ejercicio de la misma es especialmente difícil por la soledad que supone enfrentarte a los problemas profesionales del día a día, y la responsabilidad de tomar decisiones que afectan a la vida de las personas.   

Formar parte de un colectivo con similares problemas en el ejercicio profesional, te hace ver los mismos de forma menos solitaria y, sobre todo, ayuda a buscar soluciones y reforzar las decisiones que han de tomarse a diario, intercambiar conocimientos y experiencias, así como a reivindicar aquello que nos parece justo, no solo para nosotras como profesionales, sino especialmente para los y las clientes. Si además se comparte con el referido colectivo valores como la defensa de derechos humanos y fundamentales, la protección de quienes son más vulnerables en la sociedad y la solidaridad, el asociacionismo no produce más que satisfacciones.      

La Asociación Libre de Abogadas y Abogados (ALA), a la que pertenezco desde su fundación en 1989, está integrada por abogadas y abogados ejercientes de la Comunidad de Madrid; en 1996 se creó en su seno el Área de la Mujer de la que formamos parte todas las abogadas de la asociación, y de la que tuve el honor de ser la primera coordinadora.

Desde ese mismo año, y ante la falta de protección jurídica, en el Área pusimos en funcionamiento un programa de asistencia y defensa en juicios de faltas a mujeres víctimas de malos tratos. Ha de tenerse en cuenta que en esas fechas, anterior a la reforma del Código Penal de 1999, no era preceptiva la intervención letrada en juicios de faltas y la inmensa mayoría de las denuncias de mujeres por malos tratos se tramitaban por ese procedimiento. Nuestro programa era totalmente gratuito para las mujeres, a las que ni siquiera se les exigía demostrar insuficiencia de recursos, y era prestado de forma altruista por abogadas y abogados de nuestra asociación previamente formadas en esta materia. Durante años, la práctica totalidad de los servicios sociales y centros de la mujer de la Comunidad de Madrid nos derivaron a las mujeres que acudían a ellos en solicitud de ayuda, por cuanto no existía ningún otro recurso de estas características.

Estadísticamente se constató que el hecho de que las mujeres denunciantes asistieran a los juicios con abogada/o acusadora no solo animaba a que no retirasen denuncias, que era posible y muy frecuente, sino que los porcentajes de condenas resultantes eran muy altos respecto a los juicios que se celebraban sin acusación letrada.

Al cabo de unos años, ante la alarma social derivada del insoportable número de víctimas de violencia de género, se fueron introduciendo reformas legislativas tendentes a la protección de las víctimas y agravamiento de penas, y pasaron a ser delito comportamientos que hasta entonces eran meras faltas, lo que condujo a que se creara en el ICAM el turno oficio de violencia de género, que había sido una reivindicación de nuestra asociación durante años; a dicho turno accedimos directamente quienes formábamos parte del programa de ALA, reconociendo el Colegio nuestra experiencia, sensibilización y formación en la materia.

El desarrollo de este programa de defensa a mujeres víctimas dio lugar a que en el seno de la asociación, las abogadas de ALA construyéramos un espacio permanente de trabajo enfocado a la defensa de los derechos de las mujeres, también útil para reflexionar sobre nuestra propia posición como profesionales del derecho y agentes de cambio social, etc. Dentro de esta última faceta se encuadra la intervención en congresos de mujeres abogadas, la impartición de cursos y jornadas de formación en violencia contra las mujeres, y la participación en la elaboración del Primer Plan de Igualdad del Colegio de la Abogacía de Madrid. Y en esas estamos después de casi 30 años. Con la incorporación de abogadas jóvenes que han ido aportando y enriquecimiento el discurso, desde nuestro ejercicio de la abogacía, seguimos implicadas en la lucha contra la desigualdad y discriminación, en el fomento del estudio y análisis de legislación que afecta a los derechos de las mujeres, impulsando propuestas de cambio de aquellas normas jurídicas que atenten contra sus derechos, abogamos por la eliminación real de las desigualdades que impiden a las mujeres desarrollar una vida plena libre de violencia y en fin, procurando desde nuestra parcela aportar los medios de los que disponemos para conseguir una sociedad más igualitaria en derechos y oportunidades.    

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