La igualdad de las mujeres en el acceso al sector jurídico es un hecho en la actualidad. Es más, hoy en día, según los últimos estudios, el 53% de las personas colegiadas ya son mujeres. La cifra no hace más que reflejar que es un sector en el que el acceso, las oportunidades y la capacidad de desarrollo profesional son una realidad.
Todo ello para darnos una perspectiva de desarrollo profesional en igualdad de condiciones que los hombres juristas; nunca debemos olvidarnos de que cada persona, sea cual sea su género, tiene unas habilidades a desarrollar dentro del sector que sea.
Creo que la igualdad real tiene su base en el acceso a la educación, haber podido crecer sin limitaciones o condicionantes vinculados con nuestro género. En mi carrera profesional nunca me he sentido discriminada por mi condición de mujer, muchas veces he vivido lo contrario, he sido empoderada por compañeros hombres que ahora son mis socios, he creado equilibrio, he desarrollado unas habilidades propias a la hora de enfocar o conciliar los asuntos.
Posiblemente existen todavía hoy realidades en las que las mujeres sufren esa discriminación por esa falta de igualdad de oportunidades, y entre todos (mujeres y hombres) debemos luchar por corregirlas, pero tengo claro que una injusticia se compensa con otra…
En nuestro día a día, el sector jurídico debe desarrollar una cultura de equipo donde todos podamos sentirnos parte integrante de un despacho, en el que, con independencia de las cuotas de género, cada uno pueda aportar sus habilidades, sensibilidades y talentos.
Todo cuenta; los conocimientos técnicos y jurídicos, la empatía con el cliente, las habilidades psicológicas para tratar o enfocar los conflictos humanos que siempre intentamos solucionar, la visión de negocio, la relación comercial, ..etc.., es importante que los equipos estén integrados por hombres y mujeres, pero no solo por el hecho de acreditar la igualdad, las cuotas, de cara a la galería, sino porque cuando cada uno desarrollará “su” talento, el equipo humano podrá crecer y mejorar fomentando el aprendizaje y la igualdad de logros.
La igualdad económica es un hecho en el sector, y el equipo crece exponencialmente.
Sin duda debemos estar agradecidas a las pioneras (y pioneros, que alguno habrá) que nos fueron abriendo camino para que la igualdad en el sector jurídico sea una realidad en la actualidad.
Para acabar, debemos seguir esforzándonos en conseguir que la igualdad de condiciones facilite la conciliación familiar de ambos géneros, el acceso a cargos de responsabilidad y que sea decisión personal de cada uno cuál es su elección
de vida y carrera profesional.
