La crisis económica, y, por qué negarlo, las personas que se aprovechan de la crisis para cometer ciertos excesos, está aupando al top ten legal a una especialidad que antes se consideraba, en cierto modo, secundaria; y es la laboral. La cantidad de Expedientes de Regulación de Empleo, modificaciones societarias que llevan aparejados cambios en las plantillas, adaptaciones de horarios y vinculaciones, pasos de trabajador por cuenta ajena a por cuenta propia fingida, etc. hacen del laboralista un actor principal en el escenario de los abogados.
Domingo Arizmendi Barnes, Decano del Colegio de Abogados de Guipúzcoa y Abogado Laboralista no duda en bautizar, en el número de abril de la revista del CGAE, al Derecho que se trabaja en este año, "Derecho de la Crisis".
La fuerza de la crisis económica, que en sus inicios golpeó con fuerza al sector de la construcción, más tarde al inmobiliario; y como fruto de ello a todo lo financiero, ha terminado por infectar a la prestación de servicios profesionales en nuestro país, y muy especialmente en lo que a los abogados se refiere.
La destrucción de empleo en masa que se ha experimentado en primer lugar en Estados Unidos y Reino Unido ya ha llegado a España. Los analistas económicos no dudan en pronosticar un ejercicio económico muy complicado en el presente año, que únicamente repuntaría en el 2010. De todos modos, y esto es al margen de valoraciones políticas, la economía española tendrá una recuperación más lenta aún que la que emprenderá algún día Europa; a causa de determinados factores diferenciadores.
En Legal Today hemos apuntado estos días al valor añadido que a un profesional le da la versatilidad, pero hoy iremos un paso más adelante: conviene abrir las puertas a lo laboral. Los abogados laboralistas, un día considerados "parientes pobres" de la profesión, hoy son las niñas bonitas. Tal y como afirma Arizmendi Barnes, "concursos de acreedores, expedientes de regulación de empleo en todas sus modalidades, modificaciones de condiciones de trabajo, están a la orden del día; y hacen valorar de forma especial a la habitualmente menospreciada área del Derecho del Trabajo, por otra parte de tan difícil y dura ejecución".
Arizmendi insiste en algo que se está descartando en el plano político, es la necesidad, bajo su punto de vista, de reformar en profundidad el actual marco jurídico del mundo del trabajo. Matiza que la Regulación de empleo especialmente necesitan una mayor flexibilidad y precisión. Considera, además, imprescindible "un criterio unificado referente a los despidos individuales y colectivos a favor de una mayor seguridad jurídica".
