“Modernización de la Justicia”, “informatización de las sedes judiciales”, “interconectividad entre Comunidades Autónomas con competencias transferidas en materia de Justicia”, etc. suena a rapidez, pero también a interactividad. Ya hace tiempo que nos hemos dado cuenta de que en el Derecho no hay bulto que escurrir, y que todos contribuimos a su claridad y a sus defectos. Usted, abogado, ¿tiene en mente sus aportaciones a esta nueva ola de modernización?
Sobre todo el abogado pequeño tiende a infravalorar las potencialidades de la informática en el despacho. Muchas veces, su utilización se limita a la que se le puede dar a una máquina de escribir, pero con un aparato que facilita una escritura más sencilla y más vistosa.
Tras el "boom" de las bases de datos, que muchos abogados se cansaron de usar, o que nunca aprendieron bien a hacerlo, muchos han aparcado el ordenador. Sin embargo, es hora de revivirlas.
Hasta ahora, la oferta de contenidos de las bases de datos legales era enorme, pero adolecía en determinados casos, según afirman los propios abogados, de poca flexibilidad y escasa originalidad. Es decir, ¿por qué comprar una base de datos más completa, si con una pequeña y Google se va saliendo adelante?.
A base de razonamientos de este cariz, lamentablemente, la calidad de las demandas, sobre todo en lo civil y mercantil, ha ido cayendo. Ello se une a un período en que la litigiosidad se ha elevado mucho, e introducir un pleito en las ruedas dentadas de un juzgado es, a veces, una lotería. Con este contexto, sería optimo para el abogado ya sea de un despacho individual, familiar, mediano o grande contar con un instrumento informático tan ágil como fiable.
¿Tiene usted alguna idea?
