La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó ayer a 47 años de prisión al dirigente de ETA José Javier Arizcuren Ruiz alias 'Kantauri' a 47 años de prisión por la comisión de un delito de atentado, uno de asesinato frustrado y seis delitos de detención ilegal, relacionados con la explosión de un artefacto frente al cuartel de la Guardia Civil de Llodio (Álava) en 1985.
Según considera probado la sentencia, hecha pública hoy, 'Kantauri' participó en esta acción junto a otros miembros del 'comando Araba' y, con objeto de accionar el explosivo al paso de una patrulla, retuvo contra su voluntad en su propia vivienda a los miembros de una familia debido a que desde las ventanas de la casa era posible vigilar los movimientos que se produjesen en las proximidades del cuartel.
La salida de la patrulla objetivo del comando no se produjo finalmente motivo por el cual el propio 'Kantauri' –de acuerdo con los demás– accionó el mando a distancia que activaba el artefacto coincidiendo con el inicio de la marcha de un Land Rover en el que viajaban dos agentes. "No logró su objetivo de causar la muerte, ni siquiera lesiones, gracias al blindaje del vehículo", asegura el fallo.
El tribunal aclara que 'Kantauri' no ha sido juzgado por la comisión de otros delitos, como el de pertenencia a banda armada, debido a que el decreto de extradición de las autoridades francesas por el que el etarra fue trasladado a España en 2001 especificaba que no se concedía el permiso de enjuiciarle en determinados casos.
La Sección Segunda considera que la culpabilidad de 'Kantauri' queda acreditada por el hecho mismo de la explosión, corroborada por los testigos retenidos en la casa. En cuanto a los delitos de detención ilegal la sentencia hace mención al relato de que la familia retenida contra su voluntad ofreció durante el juicio.
El escrito especifica que el tribunal ha condenado a Kantauri por un delito de asesinato terrorista dado que el intento de atentado se llevó a cabo de una forma "tan alevosa" como es la colocación de unos explosivos que si hicieron estallar "a traición". "Si no llegan a causar la muerte es gracias al blindaje del land rover policial", destaca.
Mortal resultado
Los jueces indican que Arizcuren Ruiz "hizo cuanto estuvo en su mano para producir el mortal resultado". Se refieren en su sentencia a la declaración prestada por otro de los miembros del comando Carlos Arruti Azpitarde que se negó a declarar en la vista oral acogiéndose a la línea marcada por el Tribunal Supremo en noviembre de 2007.
Arruti Azpitarde –dice el tribunal- "no ha desmentido dicha declaración ni cuestionado el modo en que fue llevada a cabo" por lo que "no cabe poner en tela de juicio la legalidad y corrección de la misma".
El tribunal respalda su decisión con el resultado de las pruebas de ADN practicadas en la casa desde donde se activó el explosivo. En el informe se dice que aparecieron huellas de Arizcuren Ruiz en dos vasos y una silla y se localizó saliva con el ADN del aterra en colillas de cigarrillos intervenidas en la misma vivienda.
