Ya inmersa dentro del argot empresarial de nuestro país, contar con una certificación de calidad, se hace casi indispensable para algunos sectores que tienen que avalar de una manera u otra, las buenas prácticas de la organización de cara a su relación con terceros.
Entre estas certificaciones, hay una que se ha generalizado en todos los sectores: la ISO 9001. Una certificación que garantiza, para las empresas que lo poseen, con independencia de su tamaño y sector, el cumplimiento de unos estándares de calidad de cara a satisfacer las necesidades de sus clientes. Una norma que es utilizada a nivel mundial por más de 1.130.000 empresas de 187 países distintos, y que en el caso de España, es el sexto país del mundo y cuarto de Europa en certificados ISO 9001, con cerca de 43.000 empresas certificadas.
Estos datos no sólo muestran lo extendido de esta norma, sino de la necesidad de contar con ella para la certificación de la calidad de los bienes y servicios ofrecidos por la empresa, ya que en muchos casos, llega a ser necesario para participar en determinados concursos o dar cobertura a determinados clientes. Pero esta norma, y por ende esta forma de gestión, tan extendida en sectores manufactureros o de bienes de equipo, no está tan generalizada en otros ámbitos profesionales, entre ellos, sin lugar a duda el sector legal/jurídico.
Un conjunto de despachos y empresas que por tradición histórica no han tenido la necesidad de validar, y por ende certificar, la manera en la que prestaban sus servicios. Bien porque no tenían necesidad, bien porque los clientes no lo demandaban, o sencillamente porque no valoraban a su competencia. Hasta la fecha son pocos, muy pocos, los despachos que han optado por diferenciar de esta manera tan imparcial la forma en la que prestan su asesoramiento legal.
Pero los tiempos cambian, y empujados por la consciencia de que no es suficiente con tener una percepción interna de que se presta un servicio de calidad, sino que es necesario que el cliente lo perciba como tal, ha habido algunos despachos que se han aventurado en esta difícil tarea de certificarse no sólo para decir que son buenos, sino para tener pruebas externas de que lo son.
Entre éstos pocos despachos está la firma Círculo Legal, en su oficina de Madrid, que por noveno año consecutivo, han certificado, mediante la renovación de esta certificación ISO 9001, la manera que tienen de trabajar en el despacho.
En palabras de Carmen González, socia de Círculo Legal: "Nuestra firma ha sido pionera en la implementación de este sistema, concienciados por la necesidad de tratar al cliente como se merece e intentar prestarle un servicio óptimo, transparente y a la altura de sus expectativas".
Así mismo la abogada afirma: "Uno de los principales objetivos que nos marcamos en el despacho a la hora de implantar esta norma, fue la de generar la suficiente confianza al cliente, poniendo de manifiesto que en Círculo Legal contábamos con procesos de trabajo perfectamente parametrizados, tanto a nivel interno como externo, y sin olvidar que nada de esto se consigue, si no somos capaces de involucrar a todo el personal del despacho en el desarrollo de los procesos y en el dominio de los manuales".
Nuevas formas de gestión se introducen en las firmas legales, nuevos procedimientos para garantizar el buen hacer del despacho mediante la introducción de mejoras continuas y la evaluación del comportamiento de la organización.
