Acaba de terminar el mes de agosto. Con el fin del último de los meses con letra erre, llega la vuelta al cole, la temida rutina: madrugones, atascos, horarios, clientes, juzgado… Atrás quedan la playa, el chiringuito y el ocio. ¿Cómo se debe afrontar el regreso a la oficina? El psicólogo y colaborador de LegalToday Miguel Fernández Galán ofrece algunas pautas:
La vuelta al trabajo a inicios de septiembre supone un momento de adaptación difícil tras el descanso propio de las vacaciones de verano. Durante esta etapa de regreso a la rutina diaria y a las responsabilidades laborales, pueden llegar a experimentarse un abanico de malestares agrupados bajo el término “síndrome postvacacional”. Este síndrome puede caracterizarse por síntomas tales como los siguientes: ansiedad inespecífica, problemas para mantener la concentración, ritmo circadiano desregularizado, tristeza y nostalgia por las vacaciones finalizadas, ausencia de motivación o desinterés por retomar las responsabilidades y agotamiento físico. Cabe destacar que dicho síndrome tiende a desaparecer por sí mismo al cabo de una o dos semanas tras haberse adaptado el organismo nuevamente a los ritmos habituales de trabajo y descanso. En el caso de que estos síntomas se vean prolongados más allá de dicho periodo, podríamos estar hablando de un trastorno adaptativo.
Afortunadamente, existen varias recomendaciones que podemos seguir con tal de superar el malestar propio de estas fechas:
-Puesto que es más que probable que nuestro ritmo circadiano de las vacaciones no coincida con el propio de nuestra rutina diaria, sería necesario intentar acoplar durante los últimos días de vacaciones nuestro ritmo de descanso al horario habitual de nuestro trabajo.
–Interpretar los síntomas del síndrome postvacacional como una reacción pasajera, habitual y típica del proceso de adaptación a una nueva situación exigente y desafiante. Resulta esencial no darle demasiadas vueltas a las sensaciones de malestar a la par que se realizan prácticas saludables como las sugeridas en estas líneas.
-En el caso de que sea posible, retomar las actividades laborales de manera gradual con tal de facilitar la adaptación de la inactividad vacacional a los retos de la rutina diaria.
-Apoyarnos en las energías renovadas gracias a las vacaciones para definir objetivos que nos motiven a desarrollarnos tanto laboral como personalmente. Haciendo esto podremos orientar nuestras energías hacia una meta valiosa que nos sostenga aun cuando nos sintamos decaídos.
–Disfrutar del tiempo de ocio realizando actividades que nos permitan desconectar del trabajo tales como contactar con nuestras amistades, pasar tiempo con nuestra familia, realizar algún deporte que nos agrade o practicar técnicas de relajación.
Referencias:
Díaz Bretones, F. J. (2017). Facing the post-holiday blues.
Gimeno, A. (2015, 30 mayo). Síndrome Postvacacional: el trauma de volver a la rutina. Psicología y Mente. Recuperado de: https://psicologiaymente.com/clinica/sindrome-postvacacional
