Tras leer en Legal Today un nuevo decálogo para el abogado de hoy, que quiera sobrevivir mañana. Nos lo acercaba Richard Susskind, asesor independiente en materia de tecnología aplicada al derecho de despachos e instituciones, además de columnista de cabeceras tan relevantes como The Times y habitual conferenciante ahí donde hace falta una voz que diga “hacia dónde”.
Los nuevos diez mandamientos son, unos, asequibles, otros, extraños a nosotros, mientras que otros ya los tenemos muy presentes. Pero, al todo o nada…dónde nos quedaríamos, ¿in?, o ¿out?
Dice Richard Susskind a propósito de las claves que se deberían cumplir para no caerse del mercado que la tecnología ha de ser el quicio sobre el que todo gire. Eso de ser modernos, de subirnos al tren de los nuevos modos de comunicación, conocimiento y gestión; de incorporar, en definitiva, métodos automatizados, tenemos asumido que es imprescindible.
Pero, ¿podemos?. Es decir, -más concreto- ¿somos capaces de romper con rutinas que tenemos, por lo que hemos visto y aprendido en nuestros tiernos años de pasantes, grabado a fuego?.
Todas las generalizaciones son falsas, pero acercan un poco a lo que más o menos se vive.
Susskind nos habla de recopilación automática de documentos, y de automatización del volumen de trabajo. De ello hemos hablado varias veces, bajo la cláusula de "Gestión documental". Le contábamos algo que usted ya sabe: o aplica algún sistema de almacenamiento para los documentos, o terminarán por sepultarle -y quizá hacerle perder clientes-.
Ello conecta también con el tema al que Susskind se refiere al hablar de canalizar el volumen de trabajo y la gestión de proyectos. Dice que "los despachos se están hundiendo en altas cargas de trabajo de escaso valor. La automatización del volumen de trabajo puede ayudar a normalizar la financiación de este tipo de trabajo; así se incrementarán márgenes que tradicionalmente han sido estrechados. Los despachos que adopten este cambio, prosperarán". Para ello, tiene que haber intercomunicación entre las personas, con canales estables, y que sean inmunes a las interferencias. Eso a veces en España se complica según se crea. En su despacho, lector, ¿hay un ambiente de trabajo sano? de lo contrario, (y usted lo sabe) muchas operaciones mecánicas se multiplican.
También hace referencia nuestro inspirador a varias opciones de formación o documentación on line.
En cuanto al e-learning, los indicadores dicen que no somos muy forofos . La gente prefiere aprender de una persona, y no de un ciborg. Nos cuesta perder eso de llevar la carpeta a clase. Además, -y ello va a favor de los que prefieren la enseñanza tradicional- cifras muestran que el aprovechamiento del tiempo es mucho más alto en la formación presencial.
La documentación, varía de los despachos grandes a los pequeños. Los grandes tienen su documentalista, ese héroe que todo lo encuentra. En los pequeños, cada uno se busca lo que necesita, que tampoco es mala cosa. Sea como sea, facilita mucho tener protocolos de búsqueda.
Respecto a la orientación legal on line, está implantada, pero con un nivel de calidad no estable. Lo mismo, respecto a las comunidades cerradas. El problema de esto último estriba no tanto en la calidad, como en el recelo que hay entre los abogados a dejarse ver en comunidades virtuales.
Así, a vista de pájaro, y con los matices que usted pueda añadir y datos divergentes de los que disponga, ¿cómo ve el mercado español?, ¿estamos subidos al carro, en la cuneta, o somos mediopensionistas?
