El sector de la abogacía está en plena evolución, y no sólo en España, sino a nivel mundial. Creo que en los próximos 5 años el sector pegará tal cambio, que lo hará irreconocible para muchos.
No vamos a sumarnos a la corriente dramática. No es nuestro estilo ponernos negativos frente a la crítica situación de los despachos unipersonales y pequeños, que, ya no sólo por las consecuencias de las nuevas tasas, ni por la falta de visión estratégica están quedando sin cuota de mercado. Vamos a centrarnos en oportunidades, y en nuevas vías de negocios.
¿De qué nuevos negocios estamos hablando?
Por un lado nacieron en el Reino Unido las Alternative Business Structure Law (Estructuras de negocio jurídico alternativo) que ofrecían a directivos no-abogados el acceso a la profesión.
Pero en España, las que se están posicionando son las Legal Process Outsourcing (LPO).
¿Pueden las LPO consolidarse como tercer pilar de proveedor de servicios jurídicos, al lado de los departamentos jurídicos de empresa y de los despachos de abogados?
La tendencia dice que sí. Cada pilar tiene su núcleo de servicios claramente diferenciado y a la vez complementario.
- Los departamentos jurídicos internos tienen profesionales cada vez más preparados y especializados, y ocupan las labores de asesoría y conocimiento interno de las empresas.
- Los despachos de abogados intentarán centrarse en labores específicas de asesoría de alto valor añadido a precios más ajustados.
- Por otro lado, en las LPO nos encontramos con toda la variedad de procesos sistemáticos y recurrentes sin contenido de asesoría.
¿Qué áreas de las LPO son las más demandadas?
Según Irma Cebrián, socia de Abroading, despacho de LPO pionero en España, ‘las áreas más fuertes suelen ser la gestión y revisión contractual recurrente, que muchas veces sufre carencias en los departamentos jurídicos o despachos, ya que muchos de los contratos no llegan a pasar por el departamento. Las áreas de apoyo procesal e investigación legal también vienen con fuerza.'
Por otro lado, su socia en Abroading, Sílvia Perea comenta que ‘nos contratan tanto empresas grandes con departamentos jurídicos fuertes como despachos de abogados medianos. También estamos recibiendo una creciente demanda de despachos pequeños y profesionales freelance, que les permite ofrecer un abanico más completo de servicios a sus clientes'.
Firmas internacionales de Magic Circle como Clifford Chance apuestan cada vez más por la deslocalización. Pasó de tener 4 abogados en la Índia en 2007, a unos 60 a día de hoy. Actualmente tienen allí un Centro de Gestión del Conocimiento donde no se ejerce: sólo se recibe el trabajo externalizado de otras oficinas. El problema de todo ello es que se ha despedido a personal de Londres para sí contratar a nuevos, de bajo coste, en Nueva Delhi.
En pocas palabras: cabe recordar que el sector, a nivel mundial está en proceso de cambio. Nuevos modelos de negocio están entrando con fuerza, y estos, no son incompatibles con los pilares que hasta ahora existían: simplemente son una evolución. La nueva normalidad reclama eficiencia y precios ajustados. Se exige una adaptabilidad camaleónica para adaptarse a los nuevos acontecimientos. La ‘comoditización' de muchos trabajos y la entrada de estos nuevos proveedores de servicios deben llevarnos a enfocar de forma distinta los casos. Es un momento interesantísimo que debemos afrontar, estando con los ojos bien abiertos, buscando siempre los máximos beneficios de estas nuevas oportunidades.
