Desde sus inicios, la Unión Europea busca reducir el impacto de nuestra sociedad en el medio ambiente, además de asegurar y promover el respeto de los derechos humanos a nivel global. Las empresas son uno de los principales actores que deben promover una cultura sostenible.
Sin perjuicio de que hay empresas que han implantado o se encuentran en proceso de lograr que sus actividades empresariales sean más sostenibles, a principios del presente año 2022, la Comisión Europea aprobó una propuesta de Directiva sobre diligencia debida en materia de sostenibilidad, con el objetivo de fijar unos criterios mínimos de cumplimiento para fomentar un comportamiento empresarial sostenible a lo largo de las cadenas de suministro globales.
Asimismo, esta norma también ayudará a mantener una competencia justa y leal: ya no se podrán aprovechar los bajos costes de producción en determinados territorios, derivados en gran medida de los incumplimientos y la ausencia de controles en esta materia, para obtener una ventaja competitiva.
La propuesta de Directiva establece una serie de obligaciones concretas, sobre todo para grandes empresas que operan en el ámbito internacional, con la finalidad de detectar, prevenir y mitigar riesgos que puedan afectar al medio ambiente o a los derechos humanos, tanto por actividades propias como por las actividades de sus proveedores y demás partes interesadas.
Todo ello será objeto de análisis en el próximo congreso ESG que se celebra en octubre.
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