La creación del talento en la carrera profesional jurídica es el título de una de las mesas redondas que tendrán lugar en el I Encuentro Aranzadi Mujeres por Derecho; el futuro que queremos, que está previsto se celebre en Madrid el próximo 21 de octubre, en la que participaré.
Me encanta la asociación de los términos “creación” y “talento”, ya que con frecuencia se suele pensar que los talentos son innatos, una suerte de dones naturales magistrales con los que se nace y que los afortunados que los reciben solo tienen que desarrollarlos sin apenas esfuerzo ni “gasto” de energía adicional, pero esto suele ocurrir de forma bastante excepcional. Personajes extraordinarios con talentos excepcionales, que han dejado su huella en la historia en un campo determinado, como pueda ser el caso del genial músico Wolfgang Amadeus Mozart, con un legado de más de 600 maravillosas obras, no suelen estar entre nuestros vecinos ni abundar en el “día a día”.
No obstante, adicionalmente a estas personas excepcionales con talentos extraordinarios, el resto de los “mortales” nacemos, eso sí, con una predisposición o fortalezas en determinadas áreas, y todos tenemos sin duda en nuestra mano la capacidad infinita de evolucionarlas y potenciarlas, con las suficientes dosis de motivación y trabajo personal, lo que conlleva además un apasionante viaje de autoconocimiento y autorrealización. Soy incluso partidaria de pensar que con las citadas dosis somos capaces hasta de desarrollar talentos para los que ni siquiera contábamos con una predisposición inicial.
Y, en concreto, en cuanto a la carrera profesional jurídica, ¿cómo podemos crear talento? Para responder a esta pregunta creo que es importante incluir también en la ecuación otra cuestión adicional: ¿qué talentos necesitamos tener hoy en día los profesionales que nos dedicamos al campo jurídico?
Tras casi 25 años desarrollando mi carrera profesional en el sector, tanto en un despacho como en el departamento jurídico de una empresa multinacional, he tenido la fortuna de ser testigo de la evolución que se ha producido en el sector en cuanto a la búsqueda y desarrollo del talento, muy relacionada, como no podría ser de otra manera, con los cambios sociales, económicos y tecnológicos vividos especialmente durante los últimos años.
Siempre ha sido relevante que los profesionales del ámbito jurídico contaran con una elevada capacidad de análisis y razonamiento, así como con un gran conocimiento y manejo del acervo jurídico de forma genérica y en la correspondiente área de especialización y, por supuesto, de rigor, capacidades que eran objeto de valoración en la búsqueda de perfiles.
Actualmente, siendo básicas todas las capacidades indicadas anteriormente, especialmente la de análisis y razonamiento, ya no es tan importante tener por ejemplo memorizados determinados conocimientos o antecedentes porque es mucho más fácil tener acceso a los mismos gracias a las herramientas tecnológicas, que cuentan además con todas las garantías de actualización, y se han convertido también en imprescindibles determinados talentos adicionales para poder dar soluciones jurídicas excelentes a los retos que se nos plantean diariamente a los profesionales de este ámbito. Entre dichos talentos o capacidades destacaría inicialmente los siguientes:
- Talentos relacionados con la creatividad e innovación, teniendo en cuenta que nos movemos en un mundo de nuevos negocios y entornos muy cambiantes, en los que hay que prever las posibles soluciones a futuros problemas, en muchas ocasiones aún no abordados ni sobre los que existan precedentes.
- Desarrollo de la intuición, la empatía y la inteligencia emocional, que siempre han sido importantes, y actualmente aún más si cabe, ya que están muy relacionadas con la supervivencia en los entornos cambiantes comentados anteriormente, con el trabajo eficiente y sostenible en equipos muchas veces distanciados físicamente, y con la necesidad de generar un “caldo de cultivo” adecuado para que los perfiles diversos alcancen su máxima potencialidad. En entornos inciertos es también muy importante que entrenemos con ahínco nuestra “valentía”, para ser capaces de tomar decisiones ágiles en la búsqueda de soluciones urgentes o rupturistas.
- Competencias tecnológicas; las tecnologías se han convertido ya en herramientas necesarias para todos. No se trata de tener conocimientos a nivel de, por ejemplo, un desarrollador de sistemas, pero si las necesarias para entender cómo la tecnología puede ayudarnos a conseguir nuestros objetivos, o para asesorar jurídicamente en negocios relacionados con las mismas.
Estos son solo algunos ejemplos de la necesidad que creo tenemos actualmente todos los que nos dedicamos al ámbito jurídico de crear o desarrollar nuevos talentos para poder alcanzar resultados lo más extraordinarios posibles en nuestro trabajo diario. En ocasiones diría que incluso hasta para “sobrevivir” como profesionales, y para poder alcanzarlos creo que no hay mejores herramientas que la práctica, la constancia, la motivación, el estudio, buenos maestros y discípulos, de los que también se aprende siempre y, por supuesto, una energía especial que nos mantenga en el empeño…
Por último, y hasta que sigamos ahondando en este tema en la citada mesa redonda, creo que a la hora de poner nuestros mejores esfuerzos y priorizar en el desarrollo de determinados talentos, y/o ayudar o facilitar a otros compañeros para que también los desarrollen, es también interesante reflexionar si dichos talentos son los que pueden aportar un mayor valor a nuestros equipos, clientes, y/o a la sociedad en general, a los que también nos debemos.
