Todos hemos notado que nuestra productividad, en términos de rendimiento, no es lineal. Cada persona tiene momentos en su horario laboral en los que las tareas resultan más valiosas, las ideas fluyen con mayor naturalidad y los objetivos se logran casi naturalmente. Es normal que cuando las cosas van sobre rieles, se pierda la noción del tiempo. En esos periodos encontramos el mayor disfrute de nuestro trabajo.
Los surfistas ejemplifican bien este fenómeno: sentados sobre las tablas esperan a que llegue una buena ola para lanzarse sobre ella y realizar el objetivo que los ha llevado a la playa (que no es otro que el disfrute de las sensaciones del viento, la velocidad, el equilibrio, etc.). Cuando trabajamos, sobre todo en labores creativas e intelectuales, estamos esperando esa ola, pero mientras llega, ¿qué hacemos?…
Las personas que logran conocerse bien, entienden que solo el treinta por ciento del tiempo somos realmente creativos, pero el trabajo en un despacho tiene muchas otras facetas, menos fascinantes si se quiere, pero igualmente importantes. Llamadas telefónicas, reuniones, viajes y muchas otras cosas también hacen parte de la labor encomendada. Una de las claves de la eficiencia de un abogado consiste en acompasar estas dos facetas, lo que se logra con un buen planning de trabajo. No hay recetas para esto, es un asunto que se debe hacer a la medida de cada cual teniendo en cuenta variables como la profesión, la carga de trabajo, la familia, la cultura, etc.
Analice usted mismo una semana de su trabajo y haga anotaciones de lo que hizo, cuándo lo hizo y la valoración de cada actividad. También haga una lista de los objetivos que tiene a corto, mediano y largo plazo. Después revise las notas y empiece a ubicar las tareas prioritarias en los espacios de tiempo en los cuales usted se siente mejor, espere su ola…, dedique los mejores momentos del día a las tareas que de verdad hacen la diferencia. Aproveche el tiempo de "menor calidad" para hacer trabajos rutinarios.
Esta forma de abordar el manejo del tiempo depende, en gran medida, de la capacidad personal de autocrítica de cada persona. Nadie puede saber lo animado o frustrado que está usted en cada momento. También es importante que sea metódico, una buena rutina de trabajo es esencial para que todo el planteamiento funcione. Es evidente que nadie tiene un pleno control de los agentes externos, pero intentar controlar su entorno y adaptarlo a su forma de ser, le da soluciones que antes no tenía.
