El Bitcoin es cada vez más relevante. Su popularidad aumenta, y, junto a ella, la de las divisas virtuales alternativas que han ido surgiendo en los últimos tiempos. A pesar de la caída en picado de su valor a comienzos de 2.014, impulsada en gran parte por los escándalos en que esta divisa se vio envuelta, y especialmente por el caso Mt.Gox, Bitcoin se recupera. Su valor en las últimas semanas experimenta un crecimiento relativamente estable y, aunque no se acerca ni por asomo al boom de hace seis meses, ronda los 650 dólares en la actualidad.
En efecto, parece que las criptodivisas, entre las que se encuentra el Bitcoin, han llegado para quedarse, aunque está por ver cuántas de ellas calan lo suficiente como para sobrevivir.
Este aumento en su notoriedad y arraigo lo evidencia, por un lado, el cada vez mayor número de cajeros automáticos de Bitcoin que se van instalando a lo largo de la geografía mundial. Por otro lado, este aumento en su relevancia se demuestra en el hecho de que incluso las "grandes" están abriendo sus puertas a esta realidad.
Destaca por su inminencia y grado de impacto, aunque no tanto a este lado del Atlántico, el anuncio que estos días hacia Dish Network, proveedor de televisión de pago estadounidense, que en los próximos meses ofrecerá a sus más de 14 millones de clientes la posibilidad de abonar su suscripción mediante Bitcoins.
Aunque posiblemente más relevante es que, sin ir más lejos, esta semana Apple actualizaba su política de desarrollo de apps para dar cabida a aplicaciones que utilicen divisas virtuales. Es decir, entre las reglas que todo desarrollador debe seguir para que su aplicación reciba el beneplácito de Apple y acceda a la App Store se encuentra ahora una mención específica a las monedas virtuales. Ello supone un giro de 180º en sus políticas, puesto que ya hace un año algunos desarrolladores se vieron obligados a eliminar de sus apps la posibilidad de realizar transacciones con Bitcoins, ante la advertencia de Apple de que, en caso contrario, sus apps serían eliminadas.
En concreto, el nuevo punto 11.17 de la mencionada política establece lo siguiente:
"Las apps podrán promover la transmisión de divisas virtuales aprobadas siempre que cumplan todas las leyes aplicables en los territorios en que la app opere".
De ello se desprende, por un lado, que, aun sin especificar qué entiende Apple por divisa virtual aprobada, se abre la puerta a las apps que, de un modo u otro, utilicen Bitcoins (u otra criptodivisa), ya sea ofreciendo acceso al "monedero" del usuario o aceptando esta moneda como medio de pago.
Por otro lado, dicho uso queda en todo caso sujeto a lo que establezca la normativa aplicable. Ahora bien, ¿cuál es esa normativa aplicable?
En las últimas semanas han salido noticias relativas a una posible regulación del Bitcoin, en particular, y las criptodivisas, en general.
En concreto, el Gobierno español ha admitido que está haciendo un seguimiento del uso del Bitcoin, y que se encuentra en conversaciones al respecto, con el fin de determinar cuál sería el marco jurídico aplicable. En cualquier caso, se apunta hacia su consideración como servicio de pago y, en concreto, como medio de pago en efectivo. En este sentido, y tal y como recuerda el Gobierno, la Ley 10/2010, de prevención del blanqueo de capitales, considera que es un medio de pago en efectivo "cualquier otro medio físico, incluidos los electrónicos, concebido para ser utilizado como medio de pago al portador."
Por tanto, las criptomonedas quedarían sujetas a las limitaciones establecidas para este tipo de pagos, entre los que encontramos el relativo al importe máximo por operación, fijado en 2.500 €. Su equivalente en Bitcoins sería, actualmente, algo menos de 4 BTC.
Todo ello no hace sino evidenciar que, así como estamos ante desarrollos tecnológicos que a diario nos sorprenden y cambian nuestra forma de interactuar con todo lo que nos rodea y que, a su vez plantean una serie de interrogantes y entrañan una serie de riesgos, el Bitcoin y las restantes criptomonedas, con sus pros y sus contras, no son extraños a esta era en la que nos encontramos, y son ya una realidad con un grado de aceptación cada vez mayor, que, a su vez, deja al descubierto la necesidad de una regulación de algún tipo, la cual parece encontrarse cada vez más cerca.
