Siempre hemos oído hablar de la eterna cuestión espacio temporal que ha traído de cabeza a gallinas y huevos y que ha hecho que media humanidad se pregunte cuál de las dos fue antes.
Pues bien, a pesar de lo que pueda parecer (es decir, vaya estupidez…), estamos ante una cuestión de la máxima importancia y actualidad, ya que entiendo que esta eterna duda o irresoluble cuestión es la que trae por la calle de la amargura a la mayor parte de los miembros de las diversas instituciones de la Unión Europea que están tratando, en la actualidad, el tema del ya famoso y archiconocido "Paquete de Telecomunicaciones".
Y os preguntaréis qué diantres tiene que ver la gallina, los huevos, la U.E e internet. Pues bien, yo os digo que mucho y, además, y poniéndome en mi papel de jurista, os adelanto que ¡¡tengo la solución al tema!!
Si os soy sincero, me trae al pairo si fue antes la gallina o el huevo, ya que ambos, en su debido momento, están muy ricos. Pero si ahondamos un poco en el fondo de la cuestión podemos llegar a conocer la utilidad de dar respuesta a esta, en apariencia, irrelevante cuestión.
En concreto, en el tema que nos planteamos con ocasión de la tramitación del "Paquete de Telecomunicaciones", las gallinas y los huevos toman la forma o apariencia del control judicial y del corte del acceso a internet, de modo que lo que hay que dilucidar es si el control judicial ha de ser anterior o posterior al corte del acceso a internet por parte de los ISP, es decir, de los proveedores de acceso.
Para la resolución de esta cuestión dos son los bandos claramente enfrentados: de un lado, la industria de los contenidos y muchos de los estados miembros de la U.E. (con Francia a la cabeza) y, de otro, los internautas. Mientras los primeros abogan porque el control judicial sea posterior a la decisión administrativa de corte del acceso a internet, los segundos claman contra esa postura y tratan de imponer el control judicial previo.
Tras muchos tiras y aflojas, y tras grandes presiones por parte de los internautas y los correspondientes lobbies de la industria (una forma de hacer política claramente institucionalizada en Bruselas), el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea han votado a favor de la inclusión de una enmienda en el citado Paquete en la que, frente a borradores anteriores que imponían un previo control judicial, se acuerda que cualquier medida que se tome respecto de los usuarios debe respetar sus derechos y libertades fundamentales y debe ser recurrible ante los tribunales.
En su traducción estrictamente legal ello supone que estamos ante una práctica que todos los abogados conocemos, esto es, tras una grata, positiva y grandilocuente declaración (en este caso de respeto de los derechos y libertades fundamentales de los usuarios), nos arrean, a reglón seguida y sin solución de continuidad, un bofetón de la leche.
Por tanto, traducido a Román Paladino: que como esto acabe así les va a poder cortar el acceso cuando quieran y, búsquense ustedes la vida para, mientras dejan de tener internet, poder recurrir esa decisión ante los tribunales.
Como ya dije en anteriores posts, el tema del acceso a los contenidos en la red es una mera cuestión de pesos, y está claro que los derechos fundamentales, precisamente por ese carácter, han de tener un claro y previo control judicial al ser los que, por derecho, valga la redundancia, tienen un mayor peso.
Lo contrario sería un atentado contra uno de los pilares esenciales de cualquier organización que se quiera llamar democrática.
No obstante, aún estamos a tiempo antes de que se vote el texto definito.
