La Agencia Española de Protección de Datos considera a día de hoy la IP (Internet Protocol) o dirección de Internet, como un dato personal y que como tal tiene todas las garantías del procedimiento. Establece el Reglamento de LOPD que es dato de carácter personal "Cualquier información numérica, alfabética, gráfica, fotográfica, acústica o de cualquier otro tipo concerniente a personas físicas identificadas o identificables". En buena lógica la IP de un ordenador puede identificar a su usuario, si bien me diréis que dicho ordenador puede ser usado por varias personas. Eso es cierto. Pero os pongo el siguiente símil: la IP es a un ordenador como la matrícula lo es a un coche. Y un coche tiene su propietario, con independencia de que lo usen distintas personas.
Y también me diréis… ¿pero y en los cibercafés, donde usan los ordenadores multitud de personas? Pues bien, hace ya tiempo que se viene exigiendo la identificación a aquellas personas que se conecten en un cibercafé, precisamente para evitar esa impunidad. ¿Y los que se conectan en una red inalámbrica pública? Pues como en su día nos comentó a Avezalia un ciberpolicía, es posible hoy día rastrear la IP desde la que se ha cometido el delito.
Pues bien, y a lo que íbamos, si la policía está haciendo una investigación y quiere pedir a una operadora quien está detrás de una IP, necesitará una autorización judicial para ello. Sin embargo, y que no sirva mis manifestaciones en defensa de ninguna de las partes, en la vida real (por contraposición con la vida virtual o de Internet), la policía lo tiene más fácil, pues con un simple seguimiento puede saber quién está detrás de las paredes de una vivienda, e incluso averiguar qué actividades se hacen en ella. Cosa distinta es que para entrar en dicha vivienda necesite una orden judicial, lo cual es lógico al ser una medida garante del sistema. Pero el saber quién está detrás de una IP no es igual que entrar en una casa, es un paso más dentro de una investigación. Lo contrario supondría que cada vez que un ciberpolicía tenga que hacer una investigación, tenga que pedir una orden judicial para encender el ordenador. Seamos sensatos y démosle a Internet el sitio que tiene en el mundo y no lo consideremos como algo virtual.
