Con esta crisis que todos estamos sufriendo he podido aprender varias cosas y he podido catalogar a las personas en varios grupos atendiendo a su actitud ante la misma:
- "El hunde ánimos".- Está claro que la desgracia vende más que las alegrías, por ello hay muchos individuos que no sólo se conforman con hablar de lo mal que está todo, sino que vaticinan que lo peor está por llegar. No son más que los portavoces de una de las más famosas leyes de Murphy: todo lo que va mal es susceptible de empeorar.
- "El optimista genético".- Surgido de las más prestigiosas escuelas de negocios, adora el riesgo y ve en la crisis la semilla de su futuro éxito. Como buen optimista enarbola el principio según el cual toda crisis es una gran oportunidad. No se puede ser una empresario o emprendedor de pro sino se ha superado alguna crisis o alguna desgracia.
- "El depredador carroñero".- Como su nombre indica, se trata de un depredador cada día más habitual y que, al acecho de la desgracia ajena, se regocija esperando sacar partido.
- "El visionario".- Es mi especie predilecta. No sólo es un optimista genérico, es algo más… Ve donde otros sólo miran, revoluciona el mercado con nuevos productos y servicios sobre los cuales sólo una idea se nos viene a nuestra cabeza: "cómo no se me habrá ocurrido a mi"…
Evidentemente, son personas dotadas de un gen de los que muchos carecen: el gen "jeta", es decir, tienen jeta como ellos solos. No obstante, dicha jeta, como el estrés, puede tener un lado positivo y otro negativo.
Siempre se ha dicho que las personas que tienen éxito en la vida y en los negocios han de ser valientes, decididos, osados, con desparpajo… Cualidades todas ellas que, objetivamente, pueden dar resultados muy positivos.
No obstante, como todo en esta vida, dicho gen al que hemos apellidado "jeta" también tiene su lado oscuro, y eso es lo que se está moviendo últimamente en la red, en concreto en el ámbito de la ciberdelincuencia que, de modo similar a lo que está sucediendo en el mundo del software, está virando desde una industria concebida sobre el eje del producto a un mercado centrado en el sector servicios.
En efecto, si hasta hace bien poco era (y es) relativamente fácil encontrar en la red herramientas para ejercer el (in)noble arte del hacking, actualmente, es posible la contratación de auténticos profesionales que, por un módico estipendio, ofrecen sus cualificados servicios a todos aquellos interesados en actividades ilícitas en la red que, sin embargo, desconocen los procedimientos técnicos para su consecución.
Hay que reconocer que se trata de un nuevo e inexplotado nicho de mercado que algunos avispados han decidido explotar, al hilo del tan traído y manido fenómeno del cloud computing, ya que, actualmente, todas las aplicaciones son susceptibles de estar en la nueve, siendo posible externalizar su mantenimiento.
Por tanto, ya sabéis: si estáis pensando en pasaros al lado oscuro de la fuerza tenéis todas las herramientas y a todos los operarios a vuestro alcance. Que el lado oscuro sea con vosotros…
P.D.- Hay que reconocer que el ser humano cuando le da al "coco" es genial. Lo que sucede es que, por lo general, son este tipo de prácticas ilícitas e ilegales las que se producen como resultado.
