Seguro que en vuestro trabajo contáis con alguna dirección corporativa de mail con la que comunicaros con vuestros jefes, vuestros clientes, vuestros proveedores… y sí, reconocedlo, también con vuestr@s amig@s con o sin sujeción a la ley física del rozamiento (la química es otra cosa), para Facebook, Tuenti, Twitter… Y de ahí el resurgimiento en la época 2.0 del célebre dicho “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
That´s the cuestion!!
Ahora bien, la cuestión, como sucede siempre, es determinar cuáles son los usos prioritarios de una cuenta de correo corporativa: ¿trabajo o placer?
Ámbito empresarial privado.- Tolerancia bajo control.
Todos sabemos que, en la actualidad, se están implantando progresivamente políticas de control por parte de los empresarios para delimitar el régimen de uso que los empleados pueden hacer tanto del correo electrónico como de otras herramientas tecnológicas, existiendo, salvo casos muy excepcionales, una cierta permisión en el uso de las mismas, siempre que queden a salvo la seguridad física y lógica de los sistemas de información de la organización en cuestión.
Pero el hecho de que se de libertad para ciertos usos no equivale a dar carta blanca al libre albedrío, porque decidme, ¿hay alguien que se niegue a recibir un mail del jefe o de los clientes? Evidentemente no, ya que sería un suicidio, un tirar piedras contra nuestro propio tejado. Tema diferente es el de responderlos de forma diligente y adecuada, ahí ya cada cual con sus problemas.
Administración pública.- Viva la Pepa!
Pues bien, parece ser que la organización empresarial del trabajo poco o nada tiene nada que ver con la organización institucional de, por ejemplo, las Cortes Generales en su más amplio sentido.
Podríamos hacer la prueba al estilo de programas tipo CQC y similares y poner un micro a las puertas de las Cortes para preguntar a los diputados quién es su jefe. La mano pongo en el fuego y a Dios por testigo para sostener que la mayoría de sus Señorías dirían que su jefe es el líder de su grupo parlamentario. Y ante esa respuesta les tendríamos que decir alto y claro que NO, que sus jefes son los ciudadanos a los que representan en Cortes.
Y si nosotros, los ciudadanos, somos sus jefes por que nos vienen con el cuento de que sus jefes están saturando sus cuentas de correo a través de mails en los que se les dice, de forma clara, NO a la Ley Sinde y a la aprobación de la disposición de la Ley de Economía Sostenible.
"Sres. Diputados y Senadores, mal llamados gracias a su actitud Señorías, los mails de los ciudadanos no son SPAM, son legítimas preocupaciones por la existencia de un posible atentado contra las libertades en la red a favor de los lobbies de la industria del entretenimiento.
El juego democrático determinará, llegado el momento y tal y como está montado el tinglado, que se apruebe o no la ya famosa disposición de cierre de webs, pero una cosa está clara: el/la individu@ que en posesión del acta de diputad@ o sendor@ se atreva a catalogar los mensajes de los ciudadanos como spam está atentando contra los más elementales y básicos principios de la democracia y, moralmente al menos, deberá tener la vergüenza torera de entregar su acta al no estar a la altura de las obligaciones de su ocupación."
